El síndrome del mal de lunes


El síndrome del mal de lunes

Mi té con limón está bien caliente. Me encanta el humo, siempre me gustó quemarme la lengua con las bebidas calientes. Hace frío, algo muy raro para esta ciudad siempre calurosa y húmeda. Me gusta el frío, debe de ser porque soy criatura invernal, seguramente porque nací una mañana de nieve.
Hoy es lunes, todos mis compañeros de trabajo sufren del síndrome agudo del primer día de regreso al trabajo, tienen caras de “no quiero estar aquí”, otros llegan con la resaca del fin de semana (hay una que se emborracha cada fin de semana y los lunes tiene una pinta, la pobre que no hay productos de belleza que la auxilien y la salven de lucir fatal). Yo siempre llego preparada para enfrentarme con valentía a las caras largas y las actitudes pesadas y mi espíritu alegre les revienta a la mayoría de las personas que sufren del “síndrome del mal de lunes”, para remate estamos a cuatro días del día de pago quincenal y todos se quejan de andar sin un solo centavo en el bolso. Que malo es eso. Hoy me han pedido prestado dinero varias personas. Últimamente me está sucediendo mucho, debe de ser que tengo cara de Banco o de Prestamista, dice mi esposo que es que tengo cara de buena gente, pero hoy el teléfono sonó varias veces y antes de que me pidieran prestado, empecé mi saludo contestando a la usual pregunta: “¿Como estás? ¿Como fue tu fin de semana? Respondiendo: Tuve un fin de semana tranquilo, ayer domingo me la pasé todo el día en piyama escribiendo en mi BLOG, y hoy arranco la semana con veinticinco centavos en la cartera, mas bien yo te iba a llamar a ti a pedirte prestado unos veinte dólares para la gasolina… Silencio del otro lado de la línea…. Bueno querida te dejo, la verdad pensaba que de repente me podrias prestar unos cincuenta dólares… un ratito después otra amistad con la misma petición, después las largas distancias de otros países pidiéndome aún mas…. La verdad que la cosa se ha puesto mala. Y yo aquí rebuscándome los reales, haciendo milagros, estirando los billetes, comiendo mas frijoles negros que de costumbre, dicen que es que tengo cara de millonaria porque dicen que luzco como relajada, siempre alegre, feliz, como con cara de: “cuéntame todos tus problemas, porque yo nací para oírte, soy buena gente” otra de mis amigas, la de toda la vida me dice que lo que pasa es que soy demasiado blanda y que me creo todos los cuentos que me hacen y que lo que tengo es cara de idiota.

A las 10:00 AM una de las jefas se levanta a prepararse otro café y comenta con preocupación y en un tono dramático que acaba de hablar con su hermana mayor a la que solo le faltaban dos aňos para el retiro (jubilación) y que se quedó hoy lunes sin trabajo, que manera de empezar la semana. El sábado en la peluquería la mujer que me arregla el cabello cada semana también me hizo un comentario de que tenia que ajustar sus gastos porque su esposo, de profesión ingeniero estaba sin trabajo desde hacia varios meses. Si no son noticias de desempleo y apuros económicos entonces son los aviones que se caen, los trenes que chocan, los camiones que se caen en los precipicios, un hombre borracho que choca a toda la velocidad un día domingo a las 5:00 AM y mata a tres pequeños dejando a una pareja sin hijos y a todo Miami de luto, que Hugo Chávez, que Evo Morales, que Fidel, Correa, que la Fernández, que Obama, un sobrino joven se hizo adicto a las drogas y una prima por fin salio del closet y que a pesar de lucir mas varonil que mis hermanos, todos los tíos viejos de la familia no se dan por enterados, porque viven en negación, que bah! Ellos simplemente no quieren aceptar que también en nuestra familia hay lesbianas, drogadictos y mariquitas, y menos un día lunes. Anoche apuñalaron a una vecina para robarle cinco dólares. Mi marido ya no me deja salir sola de compras porque teme que se aprovechen de que estoy pasada de peso y no pueda correr.
Y yo en el aeropuerto viviendo los dramas típicos de los viajeros, sus apuros, sus nervios aun más acentuados los días lunes, las despedidas, siempre tristes, las bienvenidas siempre emocionantes y felices. Las maletas, las cajas, los bultos, el sobrepeso, los besos, los abrazos, los globos, las flores y algunas veces algún romántico, latino por supuesto, que recibe a su amada cantándole una canción de bienvenida con una guitarra y un ramo de rosas rojas, un osito enorme de felpa y muchos globos que dicen cuanto la quieren.

Tengo que ir al servicio porque tengo la vejiga superactiva además tomar té hace que la naturaleza haga su llamado. Me miro al espejo (espero no tener cara de lunes). Me lavo las manos con el jabón líquido que no huele a nada. Detesto los servicios públicos, sobre todo cuando los tienes que compartir con miles y miles de pasajeros que vienen cargados de gérmenes, bacterias y variados virus de diferentes nacionalidades.

Regreso a mi escritorio en donde me esperan una cantidad de papeles todos con carácter de urgencia que me miran porque todos quieren ser favorecidos. Es lunes, pero yo no sufro del síndrome como los demás, yo adoro los lunes, y los martes, y los miércoles, y todos los días de mi vida, para mi es otro día maravilloso, otro día de vida, "another day in paradise", otro día en donde puedo respirar, sudar, reír, llorar, cantar, contar chistes, hablar con muchas personas, apurarme, correr por los pasillos, ir a llevar el correo al buzón, pintarme los labios, meterme en el trafico de la hora pico y poner una estación de radio con canciones de los setenta mientras converso con mi esposo todo lo que hice durante las horas de trabajo, es lunes y todavía estoy viva, tengo hambre, tengo sueno, tengo ilusión de vivir, tengo planes para mi futuro, proyectos, anhelos, futuros viajes, tengo ganas de leer todos los libros que me están esperando en mi librero, tengo que seguir escribiendo mi segundo libro y el tercero, seguir disfrutando de ver crecer a mis nietos, de los triunfos de mis hijos, compartir con mis amigos y entender que todos somos diferentes pero que dentro de esas diferencias, hay un grupo inmenso en el planeta que sufre del “síndrome del mal de lunes”.

Marisabel

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