Capitulo I y II de la historia de un drogadicto


Manny crece rápidamente, a los tres meses ya tiene mejor aspecto y no parece que fuera un bebito prematuro. Tiene sus pestañas largas y espesas y unos ojos grandes color caramelo, es un querubín de pelo rubio y antes de cumplir el ano lo más característico en su aspecto va a ser una cabellera llena de rulos y su sonrisa permanente, porque es un niño activo, alerta, alegre, de una inteligencia superior. A los pocos meses descubrimos que sera un aventurero, que no le tendrá nunca miedo a las alturas. Se coloca de barriga en el primer escalón de las escaleras que son como veinte peldaños y se desliza con la rapidez de una bala. La gente que lo mira desparramarse por las escaleras lanzan gritos de estupor y asustados dicen” “cuidado que se cae la criatura” y nosotros, ya acostumbrados, decimos con orgullo y una tranquilidad inquietante y anormal “no pasa nada, el es todo un atleta, y sabe lo que esta haciendo” seguirá deslizándose por las escaleras múltiples veces al día hasta que aprende a caminar un poco antes de los 12 meses.

Se vuelve mi chicle, mi consentido, mi sombra desde pequeñito. Por aquellos días tengo mi primer enamorado, quien lo llama “mi secretario”. Así pasan los primeros 4 anitos en que Manny y yo estamos siempre juntos. Me gusta tejerle chompitas y le compro su primer par de botas de vaqueros, las que no se quiere quitar y a veces duerme con sus botas. En las noches, cuando regreso del cine o de alguna actividad social, me lo encuentro dormido en mi cama, a veces me espera sentadito hasta que yo regreso. Me dice “te he calentado la cama hermana para que no sientas las sabanas frías”. Después lo cargo y lo acuesto en su camita. Es un ritual que se produce todas las noches hasta el último día de mi vida de soltera.

Los días anteriores a mi boda y en mis fiestas de despedida de soltera, siempre esta a mi lado mi mascota, mi consentido. El disfruta de todos los preparativos, es como si la fiesta fuera para el. Llega el día de la boda y es uno de mis pajes, mis dos hermanitos parecen dos angelitos, uno tiene 3 y el otro, Manny, esta por cumplir los 5. Disfrutan mucho de la boda y de la recepción.

Después me voy de luna de miel para Europa por quince días y me regreso con peluches y juguetes para mis dos hermanitos, pero sobre todo para mi consentido. Llego feliz con mi sonrisa de recién casada para encontrarme con el pequeño Manny con la cara larga y cuando le abro los brazos para comérmelo a besos y para decirle que lo he extrañado como a nadie, me quita el cuerpo y mirándome con rabia y una frialdad que me deja congelada me dice con voz de hombre grande y en tono enojado: “No me dirijas la palabra, me has abandonado”, me he cansado de esperarte todas las noches en tu cama…

Le explico que las novias cuando se casan se van de viaje de luna de miel y todos los pormenores, pero no comprende porque me case y al hacerlo ya no vivo más en casa. Es su primer golpe fuerte. Su primer trauma, su hermana lo ha abandonado.

Mi hermanito Manny me dejó de hablar por casi 12 meses. Un día después de muchos esfuerzos, regalos, atentados para hacerlo hablar, por fin lo volví a conquistar y volvimos a ser inseparables. De todos mis hermanos, somos en total seis, el y yo somos los mas unidos, siempre fue así, desde el primer día.



II

Cuando Manny tiene casi 7 anitos, nace mi primer hijo. Es Manny quien se queda en el hospital acompañándome, no puedo olvidar la ternura con que sus ojos me miraban, como con sus manitas me tapaba con la frazada del hospital porque era un día de crudo invierno, como se metía en la mitad de la madrugada a la cocina y me conseguía una gelatina de fresa, porque cuando estaba embarazada siempre tenia antojo de gelatinas. Fue Manny quien me ayudo a bañar a mi primer hijo por primera vez, quien me ayudaba a darle el biberón y hasta a cambiarle los panales. Manny siempre conmigo, cuidándome, siendo mi mejor amigo, mi compañero, mi hermano favorito.

Cuando Manny solo tenia un poco menos de 10 anitos, un día después de la Navidad nos enteramos que nuestra madre, había abandonado a nuestro infiel padre. A mi no me sorprendió tanto como al resto de la familia, quizá porque estaba preparada, porque me había pasado oyendo los pleitos y las amenazas de mi madre que durante todo el tiempo que viví con ellos en casa se había pasado con la cantaleta de: “Uno de estos días me voy para siempre de esta ciudad de m….” lo decía a veces en Ingles y otras en su español mal hablado, porque mi madre nunca perdió el acento de americana cuando hablaba el castellano.

A Manny el abandono de nuestra madre lo dejó muy marcado. Se volvió triste y cada día más travieso. Se pasaba el día en la calle, faltaba al colegio y era de una precocidad sexual avanzada, algo que tiempo después descubriría. Mi padre se empezó a consolar con cuanta mujer se le atravesaba por el camino, a veces con tres por día, las llevaba a todas al departamento que tenia y mis hermanos observaban la conducta inmoral de su padre que con el cuento y pretexto de que estaba buscando una esposa y futura madre para sus hijos “abandonados” se acostaba con cuanta mujer podía, eran flacas, gordas, morenas, trigueñas, con plata, sin plata, feas, bonita, pobres, ricas, chicas buenas, chicas malas, de buena reputación, de muy mala reputación, psicólogas, profesoras, modelos, enfermeras, vecinas, primas, recepcionistas, secretarias, empleadas domésticas, aeromozas, viudas, mujeres casadas, que sé yo; por allí desfilaron muchas, pero muchas, perdimos la cuenta pero calculamos que pueden haber sido unas quinientas. Ese “circo” de mujeres con poca moral y sin vergüenza tiene que haber dejado huellas profundas en mis hermanos, en mi dejó una marca que me hizo un daño terrible en mi vida y sobre todo en mi concepto y aberración por los hombres mujeriegos. Tiempo después me daría cuenta que podría aguantar pobreza, maltrato verbal, y hasta vivir casada con un alcohólico y drogadicto, lo que nunca hubiera podido tolerar era tener un hombre mujeriego o infiel como pareja, por eso fracasaría mi primer matrimonio, porque sin querer termine casándome con mi padre y con mi madre (emocionalmente escogí una persona que tenia mucho de los defectos y cualidades de ambos). Errores de la juventud y de la inexperiencia.

Pero bueno, como seguía diciendo, mi padre se volvió un “pipiléptico” así que yo tomé riendas en el asunto y decidí sacar a mis tres hermanos de ese ambiente tóxico e inmoral y me volví “la madre de repuesto”, una función que hoy en día no puedo todavía comprender, quizá fue porque me di cuenta que alguien tenia que salvar a esos pollitos de morir ahogados y porque no había nadie más que viniera a su rescate. Así fue por un par de años. Dos años después de que mi madre abandonara a mi padre y se encargara de pagar por la anulación de ese matrimonio para casarse con un hombre mucho mayor que ella, con buena posición y sin hijos, ella me dijo que quería convencer a su nuevo esposo para que le permitiera traerse a sus tres hijos menores de Lima, pero el italiano de nombre Federico Agustino le había dicho que él se había casado con ella pero no con su pasado, ni con sus hijos y que NUNCA permitiría que estos hijos vivieran con ellos en la misma casa, bajo el mismo techo. Mi madre había cambiado al mujeriego, infiel, inmaduro de mi padre por un hombre extremadamente egoísta, controlador, protector, un padre sin hijos, con dinero pero tacaño y avaro, la iba a tener viviendo el resto de su vida en una jaula de oro, pero presa y sin acceso a sus hijos. Que precio tan grande pagaría mi madre por haber abandonado a sus hijos. Nunca pude comprender porque lo había hecho así, entendía muy bien sus motivos de dejar a mi padre, pero nunca podré entender porque se fue dejando a sus tres pequeñitos, o mejor dicho, a sus seis hijos porque el divorcio de nuestros padres nos afecto a cada uno muchísimo, todos nosotros quedamos marcados para siempre. Fueron días difíciles, duros, dolorosos, traumáticos. Mi madre, cuando joven, no supo luchar por sus hijos y yo caí en su chantaje emocional, decidí que me los llevaría conmigo a vivir cerca de su casa, fuera del Perú, así mi madre podría tener a sus hijos cerca y mis hermanos podrían tener de nuevo a su madre. Cuando yo decidí adoptar a mis hermanos, lo hice con la idea de que vivirían conmigo de lunes a viernes y que de viernes a domingo en la noche y fiestas y feriados estarían siempre con nuestra madre. No fue así, Nunca fue así.

Por cosas de la vida, un día mi esposo, aburrido posiblemente de todos mis problemas familiares, de mi devoción y dedicación a mis hermanos, y viendo que después de dos embarazos había engordado mucho, un día inesperado y a mi mayor sorpresa me dijo que ya estaba harto de niños y pañales, que mi padre era un enfermo sexual y mi madre una loca irresponsable que había abandonado a sus hijos y que ya no quería seguir casado conmigo porque me había puesto muy gorda y que además se había dado cuenta de que yo no era la mujer de su vida, de que repente iba a salir tan disfuncional como mis padres, y al final me dijo que nunca me había amado y que ahora amaba a otra que era menos tonta y menos buena, y que era flaca como un palo de escoba, sin nada por delante ni nada por detras, pero parece que a el le gustaban las mujeres de tipo anorexico.. me salió con que no quería estar casado con la Madre Teresa y que como yo era joven e inteligente iba a poder rehacer mi vida pronto con alguien a quien le gustaran las mujeres con piernas gordas y personalidad extrovertida, ya que yo hablaba demasiado y gritaba mucho, ademas era inteligente y no me dejaba dominar. El queria alguien como su madre, y yo era todo lo opuesto. Tiempo atrás su frase favorita era: “Nunca cambies, me gusta como eres, nunca cambies” – quien entiende a los hombres.

Estoy contando todo esto porque es importante saber, comprender, analizar porque cuatro décadas después Manny terminaría auto-castigándose, auto-destruyéndose por no haber salido adelante, porque se había caído varias veces en la vida, habia perdido trabajos, habia chocado carros, habia estado al borde de la muerte en varias ocasiones, lo habian abandonado por no tener dinero y no tener una diploma de abogado o de ejecutivo, a pesar de poseer una inteligencia privilegiada y unas manos telentosas, y ahora ultimo ya no podía volver a pararse para seguir adelante, había perdido la ilusión de vivir, de amar, de trabajar, se quería morir y se había regresado a Lima para morirse consumido por las drogas y la falta de alimentación, para convertirse en un drogadicto, avergonzar a nuestros padres, queria hacerles sentir todo eso que el habia sentido por cuatro decadas, esa rabia, esa frustracion, ese miedo, ese dolor de ser abandonado, de no sentirse amado ni protegido por sus padres, para terminar viviendo en los parques, en las cantinas, en los callejones de mal olor y de mala vida, sin hogar, sin posesiones materiales, sin nada por quien y para quien vivir. Para llegar a tocar fondo que es como me lo encontré hace pocos días cuando estaba de visita en Lima en un viaje de negocios, para terminar llorando y sintiendo un dolor tan profundo que solo puedo mitigar escribiendo y contando su historia.

Comments

  1. La razón te acompaña, son los golpes de la vida y el pasado mismo el que te forma o te destruye, somos el resultado de lo vivido, de lo perdido, de lo encontrado, sigue adelante, cuenta, crea y entenderemos a este personaje y este dilema que tantas familias vivimos de una u otra forma...

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