Mi hermano adorado es drogadicto



Adiciones y Revisiones a lo que va de mi segundo libro (borrador)


Esta novela es una obra de ficcion y producto de lo que llevo por dentro, si escribo es porque siento una necesidad enorme de escribir. Los nombres, personajes, lugares e incidentes o son productos de mi imaginacion, o son usados de forma ficticia. Cualquier parecido con personas vivas o muertas,eventos o escenarios son puramente casuales.

LOS SAPOS NO SABEN LEER...
Mi hermano adorado es drogadicto

Enero de 1968 nace en Miraflores un bebé prematuro. Llega al mundo un caluroso domingo de verano, solo pesa 1 kilo y 100 gramos y no tiene pestañas ni uñas, es tan diminuto que sólo ocupa el espacio de mis dos manos que aún no han terminado de cumplir los 14 años. Mi madre está contenta de que ya no tiene esa barriga que siempre ha detestado. Nunca la hizo feliz engordarse y perder su figura. Mi madre tiene sólo 33 años y ya tiene cinco hijos. Quería quedarse en el número cuatro, pero por descuido volvió a quedar embarazada y esta vez no pudo hacer nada. Entre el cuarto y el quinto hijo se hizo tres abortos sin que mi padre se enterara o se diera cuenta. Se los hizo con una amiga que después se convertiría en su peor enemiga y quien la amenazaría para contarles a todos que ella era una asesina, una desalmada, que mataba a sus bebes antes de los tres meses porque seguramente no eran los hijos de mi padre sino de alguno de sus amantes de turno, o simplemente porque ya no quería traer más hijos al mundo. Es Enero de 1968 y mis padres son jóvenes, irresponsables, inmaduros, infieles, tienen un matrimonio completamente disfuncional, no se quieren, se casaron demasiado jóvenes porque un día se dejaron llevar por el deseo en un Ford del 47 y allí fue donde me concibieron, si yo soy el producto de un condón roto y una noche de pasión cuando dos jóvenes uno de 18 y la otra de 16 jugaban a ser adultos y vencidos por la lujuria y lo prohibido pasó lo que pasa siempre cuando se unen dos en uno. Ahora casi 15 años después viven siempre peleando, no tienen nada en común, ella es una extranjera en un país que detesta, siempre se queja que uno de estos días se va a marchar, que está harta de los cholos que la miran con malicia y le dicen porquerías cuando camina por las calles, detesta la tierra, el polvo, la mugre y la suciedad de Surquillo que queda cerca de Miraflores, harta de la pobreza y la ignorancia, de las envidias y los chismes, de la hipocresía local, mis padres siempre separados, cada uno por su lado. No tienen nada en común, es decir lo único que tienen son cinco hijos que están al cuidado de las empleadas.

Mal proveedor, mi padre se gasta el dinero en juguetes, en mujeres, hay desperdicio, desorden, desamor. Eso es lo que está pasando en casa cuando nace Manuel (Manny). Mi madre me lo entrega con pocas horas de nacido, me dice: “Es tuyo, yo no lo quiero” es muy frágil y pequeñito” Manuelito me mira con esos ojitos color miel y yo siento que es mío, es mi hermanito nacido en Enero a pocos días antes de mi cumpleaños. Desde ese día estamos unidos por lazos invisibles. Es mi hermanito adorado y emocionalmente es mi primer hijo, su presencia me trae mucha felicidad, es mi muñeco de carne y hueso, tiene alma y tiene un corazón que late. Me necesita. Yo lo necesito a él. Los dos nos necesitamos y seremos inseparables.

Durante el corto embarazo de casi siete meses, la hija mayor ha tenido que tolerar el mal carácter de su vanidosa madre, sus rabietas sin sentido, sus frustraciones, sus depresiones y las palabras hirientes y llenas de odio que han brotado de sus labios como boqueras, como lava encendida. Dice cosas horribles que nadie puede creer oír, frases como “porque no se muere este feto” y hace cosas como para tener una pérdida o aborto. No quiere estar embarazada. Llora mucho, reniega, duerme casi todo el tiempo, toma mucho café y fuma constantemente. Nunca está bien, no sabe ser feliz, nunca está conforme con nada. Es pleitista, arrogante, egoísta, vanidosa, siempre con esa actitud de soberbia de que se lo merece todo. Antes, unos pocos años antes era diferente, porque había dinero, mucho dinero, pero ahora la fuente de todas las comodidades se fue para nunca más volver. Mi abuela a muerto y el matrimonio de mis padres fue al entierro para quedarse entre las tumbas de los muertos. Solangel recuerda a su madre embarazada, muchas veces fumando y hasta borracha que delante de su adolescente hija ha hablado sin pensar demasiadas cosas, maldiciendo a su marido inmaduro, irresponsable e infiel, harta de no poder controlarlo, harta de no ser aceptada en el ambiente familiar y social de los pitucos, diciendo palabras que se quedaran grabadas en su memoria atormentada de tan solo catorce veranos. Solangel es la victima, una niña que se hizo grande antes de tiempo porque le encomendaron responsabilidades que no le pertenecían. Es madre de su nuevo hermanito. Tiene solo 14 años y parece de 19, es puro corazón como su abuela y no sabe que ya tiene el peso, la carga de una responsabilidad muy grande en su vida.

Manny crece rápidamente, a los tres meses ya tiene mejor aspecto y no parece que fuera un bebito prematuro. Tiene sus pestañas largas y espesas y unos ojos grandes color caramelo, es un querubín de pelo rubio y antes de cumplir el ano lo más característico en su aspecto va a ser una cabellera llena de rulos y su sonrisa permanente, porque es un niño activo, alerta, alegre, de una inteligencia superior. A los pocos meses descubrimos que Serra un aventurero, que no le tendrá nunca miedo a las alturas. Se coloca de barriga en el primer escalón de las escaleras que son como veinte peldaños y se desliza con la rapidez de una bala. La gente que lo mira desparramarse por las escaleras lanzan gritos de estupor y asustados dicen” “cuidado que se cae la criatura” y nosotros, ya acostumbrados, decimos con orgullo y una tranquilidad inquietante y anormal “no pasa nada, el es todo un atleta, y sabe lo que esta haciendo” seguirá deslizándose por las escaleras múltiples veces al día hasta que aprende a caminar un poco antes de los 12 meses.

Se vuelve mi chicle, mi consentido, mi sombra desde pequeñito. Por aquellos días tengo mi primer enamorado, quien lo llama “mi secretario”. Así pasan los primeros 4 anitos en que Manny y yo estamos siempre juntos. Me gusta tejerle chompitas y le compro su primer par de botas de vaqueros, las que no se quiere quitar y a veces duerme con sus botas. En las noches, cuando regreso del cine o de alguna actividad social, me lo encuentro dormido en mi cama, a veces me espera sentadito hasta que yo regreso. Me dice “te he calentado la cama hermana para que no sientas las sabanas frías”. Después lo cargo y lo acuesto en su camita. Es un ritual que se produce todas las noches hasta el último día de mi vida de soltera.

Los días anteriores a mi boda y en mis fiestas de despedida de soltera, siempre esta a mi lado mi mascota, mi consentido. El disfruta de todos los preparativos, es como si la fiesta fuera para el. Llega el día de la boda y es uno de mis pajes, mis dos hermanitos parecen dos angelitos, uno tiene 3 y el otro, Manny, esta por cumplir los 5. Disfrutan mucho de la boda y de la recepción.

Después me voy de luna de miel para Europa por quince días y me regreso con peluches y juguetes para mis dos hermanitos, pero sobre todo para mi consentido. Llego feliz con mi sonrisa de recién casada para encontrarme con el pequeño Manny con la cara larga y cuando le abro los brazos para comérmelo a besos y para decirle que lo he extrañado como a nadie, me quita el cuerpo y mirándome con rabia y una frialdad que me deja congelada me dice con voz de hombre grande y en tono enojado: “No me dirijas la palabra, me has abandonado”, me he cansado de esperarte todas las noches en tu cama…

Le explico que las novias cuando se casan se van de viaje de luna de miel y todos los pormenores, pero no comprende porque me case y al hacerlo ya no vivo más en casa. Es su primer golpe fuerte. Su primer trauma, su hermana lo ha abandonado.

Mi hermanito Manny me dejó de hablar por casi 12 meses. Un día después de muchos esfuerzos, regalos, atentados para hacerlo hablar, por fin lo volví a conquistar y volvimos a ser inseparables. De todos mis hermanos, somos en total seis, él y yo somos los más unidos, siempre fue así, desde el primer día.


II

Cuando Manny tiene casi 7 anitos, nace mi primer hijo. Es Manny quien se queda en el hospital acompañándome, no puedo olvidar la ternura con que sus ojos me miraban, sus múltiples cuidados, como que había tomado el rol de enfermero porque se había dado cuenta de que nadie era tan apegado a mi como el, recuerdo como con sus manitas me tapaba con la frazada del hospital porque era un día de crudo invierno, como se metía en la mitad de la madrugada a la cocina y me conseguía una gelatina de fresa, porque cuando estaba embarazada siempre tenia antojo de gelatinas. Fue Manny quien me ayudó a bañar a mi primer hijo por primera vez, quien me ayudaba a preparar y darle el biberón y hasta a cambiarle los pañales de tela que eran hervidos con jabón de barra, todo un laborioso proceso. Manny siempre conmigo, cuidándome, siendo mi angelito, mi mejor amigo, mi compañero, mi hermano predilecto.

Cuando Manny solo tenia un poco menos de 10 aňitos, un día exactamente después de la Navidad nos enteramos que nuestra madre, todavía una mujer joven que no había cumplido los 40, había abandonado a nuestro infiel padre, mi padre se dio cuenta porque faltaban algunas cosas importantes en la casa. Mi madre había usado el pretexto de que se iba de viaje a una playa del Sur de Lima a pasar unos días con unas amigas que habían llegado del extranjero. A mi no me sorprendió tanto como al resto de la familia, mi madre había tenido un comportamiento diferente en los últimos meses y ya estaba preparando su fuga final. Quizá para mi no fue tan sorpresiva y fuerte la noticia de la “desaparición” de mi madre, yo ya estaba preparada, me había pasado desde mi infancia oyendo los pleitos y las amenazas de mi madre que durante todo el tiempo que viví con ellos en casa se había pasado repitiendo en cada pleito y a gritos la cantaleta de: “Uno de estos días me voy para siempre de esta ciudad de m….” lo decía a veces en Ingles y otras en su español mal hablado, porque mi madre nunca perdió el acento de americana cuando hablaba el castellano. Mi madre estaba enferma de los nervios, deprimida, delgada, fumaba dos cajetillas de cigarrillos importados todos los días, tomaba café desde el amanecer hasta el anochecer, no se alimentaba porque cuidaba su figura. Era una bella mujer, lucia a los 40 anos muy bonita, nadie podría pensar ni imaginar que había parido seis hijos, en lo único que se le podía notar un poco que ya tenia los 40 eran en sus pronunciadas ojeras que tan pronto pudo sometió a una operación de cirugía plástica. Mi madre era una mujer vanidosa, en verano lucia una piel tostada por el sol y un cuerpo escultural al que sometía a una caminata diaria de varios kilómetros y a ejercicios matutinos cada mañana al despertar, no tenia energías para los quehaceres domésticos, pero para conservar su figura en talla 4 siempre hizo lo máximo. Diuréticos, laxantes, bicicleta, ejercicios, dietas de hambre, cirugías plásticas. Simple y llanamente no quería envejecer.

A Manny el abandono de nuestra madre lo dejó muy marcado. Se volvió triste y al mismo tiempo rebelde siendo cada día más travieso, desobediente, sacando malas notas en el colegio. Se pasaba el día en la calle, faltaba a escondidas al colegio y era de una precocidad sexual avanzada, algo que tiempo después se descubriría. Mientras tanto mi padre se empezó a consolar con cuanta mujer se le atravesaba por el camino, a veces con tres por día, las llevaba a todas al departamento que tenia y mis hermanos observaban la conducta inmoral de su padre que con el cuento y pretexto de que estaba buscando una esposa y futura madre para sus hijos “abandonados” se acostaba con cuanta mujer podía, eran flacas, gordas, morenas, trigueñas, con plata, sin plata, feas, bonita, pobres, ricas, chicas buenas, chicas malas, de buena reputación, de muy mala reputación, psicólogas, profesoras, modelos, enfermeras, vecinas, primas, recepcionistas, secretarias, empleadas domésticas, aeromozas, viudas, mujeres casadas, que sé yo; por allí desfilaron muchas, pero muchas, perdimos la cuenta pero calculamos que pueden haber sido unas quinientas. Ese “circo” de mujeres con poca moral y sin vergüenza tiene que haber dejado huellas profundas en mis hermanos, en mi dejó una marca que me hizo un daño terrible en mi vida y sobre todo en mi concepto y aberración por los hombres mujeriegos. Tiempo después me daría cuenta que podría aguantar pobreza, maltrato verbal, y hasta vivir casada con un alcohólico y drogadicto, lo que nunca hubiera podido tolerar era tener un hombre mujeriego o infiel como pareja, por eso fracasaría mi primer matrimonio, porque sin querer termine casándome con mi padre y con mi madre (emocionalmente escogí una persona que tenia mucho de los defectos y cualidades de ambos). Errores de la juventud y de la inexperiencia, errores que cometemos los hijos de hogares disfuncionales.

Pero bueno, como seguía diciendo, mi padre se volvió un “adicto sexual o pipiléptico” así que yo tomé riendas en el asunto y decidí sacar a mis tres hermanos de ese ambiente tóxico e inmoral y me volví “la madre de repuesto”, una función que hoy en día no puedo todavía comprender ni asimilar, quizá fue porque me di cuenta que alguien tenia que salvar a esos pollitos de morir ahogados y porque no había nadie más que viniera a su rescate. Fue algo que hice inconcientemente, guiada por mis sentimientos, sin pensar en las consecuencias y que estaba cargando un peso emocional muy fuerte. Así fue por un par de años. Dos años después de que mi madre abandonara a mi padre y se encargara de pagar por la anulación de ese matrimonio para casarse con un hombre mucho mayor que ella, con buena posición y sin hijos, ella me dijo que quería convencer a su nuevo esposo para que le permitiera traerse a sus tres hijos menores de Lima, pero el italiano de nombre Paulo Federico Agostino le había dicho que él se había casado con ella pero no con su pasado, ni con sus hijos y que NUNCA permitiría que estos hijos vivieran con ellos en la misma casa, bajo el mismo techo, ni que mi madre gastara su dinero en ellos. Mi madre había cambiado al mujeriego, infiel, inmaduro de mi padre por un hombre extremadamente egoísta, controlador, protector, un padre sin hijos, con dinero pero tacaño y avaro, la iba a tener viviendo el resto de su vida en una jaula de oro, presa y sin acceso a sus hijos. Que precio tan grande pagaría mi madre por haber abandonado a sus hijos. Nunca pude comprender porque lo había hecho así, entendía muy bien sus motivos de dejar a mi padre como mujer, pero como madre nunca podré entender porque se fue dejando a sus tres pequeñitos, o mejor dicho, a sus seis hijos porque el divorcio de nuestros padres nos afectó a cada uno muchísimo, todos nosotros quedamos marcados para siempre.

Fueron días difíciles, duros, dolorosos, traumáticos. Mi madre, cuando joven, no supo luchar por sus hijos y yo caí en su chantaje emocional, decidí que me los llevaría conmigo a vivir cerca de su casa, fuera del Perú, así mi madre podría tener a sus hijos cerca y mis hermanos podrían tener de nuevo a su madre. Cuando yo decidí adoptar a mis hermanos, lo hice con la idea de que vivirían conmigo de lunes a viernes y que de viernes a domingo en la noche y fiestas y feriados estarían siempre con nuestra madre. No fue así, Nunca fue así.

Por cosas de la vida, un día mi primer esposo, me pidió el divorcio aburrido posiblemente de todos mis problemas familiares, de mi devoción y dedicación a mis hermanos, y viendo que después de dos embarazos había engordado mucho, un día me dijo que ya estaba harto de niños y pañales, que mi padre era un enfermo sexual y mi madre una loca irresponsable que había abandonado a sus hijos y que ya no quería seguir casado conmigo porque me había puesto muy gorda y que además se había dado cuenta de que yo no era la mujer de su vida, de que repente iba a salir tan disfuncional como mis padres, y al final me dijo que nunca me había amado y que ahora amaba a otra que era menos tonta y menos buena, me salió con que no quería estar casado con la Madre Teresa y con alguna excusa entupida de que yo era demasiado buena persona para el, cualquier pretexto para justificar su infidelidad, después me dijo que como yo era joven e inteligente iba a poder rehacer mi vida pronto con alguien a quien le gustaran las mujeres con piernas gordas y personalidad extrovertida, ya que yo hablaba demasiado y gritaba mucho. Tiempo atrás su frase favorita era: “Nunca cambies, me gusta como eres, nunca cambies” – quien entiende a los hombres. Por casi 9 anos entre el noviazgo y lo que duro mi primer matrimonio había escuchado de ese lobo disfrazado de cordero miles de mentiras. Así fue que me quede sin marido, sin el padre de mis hijos y antes sin madre, sin mi madre y la madre de mis hermanos que estaban creciendo desamparados.

Cuando llego el día de la madre, a los cinco meses de que mi madre se había ido del Perú, mis hermanitos lloraron mucho. No entendían porque mi mama se había ido y no veía las horas de viajar a Fort Lauderdale en la Florida para visitarla. Mi madre les había escrito diciendo que pronto mandaría los pasajes para que viajáramos a Disney World. El viaje a Orlando se haría pero seria mucho tiempo después cuando yo decidiría mudarnos a los Estados Unidos para que todos estuviéramos cerca de nuestra mama.


Estoy contando todo esto porque es importante saber, comprender, analizar por que cuatro décadas después Manny terminaría auto-castigándose, auto-destruyéndose por no haber salido adelante, porque se había caído varias veces en la vida y ahora último ya no podía volver a pararse para seguir adelante, había perdido la ilusión de vivir, de amar, de trabajar, se quería morir y se había regresado a Lima para morirse consumido por las drogas y la falta de alimentación, para convertirse en un drogadicto, avergonzar a nuestros padres y hermanos y otros familiares, para terminar viviendo en los parques, en las cantinas, en los callejones de mal olor y de mala vida, sin hogar, sin posesiones materiales, sin nada por que y por quien vivir. Para llegar a tocar fondo que es como me lo encontré hace pocos días cuando estaba de visita en Lima en un viaje de negocios, para darme con esta sorpresa ya que yo creía que el vivía en casa de una novia peluquera que se había conseguido en la Navidad, me había enviado un email diciéndome que vivía en las afueras de Lima con una mujer muy buena pero muy pobre, y yo pensaba que de repente esa mujer le daría el amor y el apoyo que el necesitaba para volver a ser feliz, pero me había engañado y lo que me encontré fue un esqueleto, a mi hermanito que parecía enfermo de sida o del peor tipo de cáncer, no recuerdo haber sentido un golpe tan fuerte en mi vida, sentí como que me arrancaban las entrañas, después no pude contener el llanto y la tristeza larga que me empezó a consumir desde ese momento para terminar llorando y sintiendo un dolor tan profundo que solo puedo mitigar escribiendo y contando su historia.


III

Entre los 10 y los 18 anos Manny estuvo dando tumbos entre la casa de su hermana, la casa de su padre y su madrastra a quien detestaba hasta que cuando llego a los 18 anos ya se quedo permanentemente viviendo en los Estados Unidos.

A los pocos meses de quedarse su padre “solo” y de no tener a la hija mayor que era un escudo y una gran ayuda, en su soledad y desespero decidió que empezaría el ano nuevo casándose. Les propuso matrimonio a doce mujeres, de las doce solo una acepto. La que había aceptado era una mujer veinte anos menor que mi padre y con quien yo había tenido un encuentro desagradable un día que los pesque saliendo del departamento de mi padre. Estaba yo embarazada de mi segundo hijo y me dio rabia ver como una mujer joven de mi misma edad salía con un hombre veinte anos mayor y que todavía no estaba divorciado de mi madre. Lo que me molestaba era ver como mi padre tenia tantas amiguitas de turno y de todas esta fue la que puse en su lugar: “deberías de buscarte uno de tu edad”, “no tienes vergüenza de andar con hombres viejos y casados? Eres una puta. Si la insulte y para colmos y mi mala suerte, con esa misma persona fue que mi padre se estaría casando en Miami a los pocos meses de mi mudanza. Yo había llegado a los Estados Unidos tan solo unos meses antes de la fecha en que mi padre había decidido venir a casarse con la que seria su segunda esposa.

Mi padre se casó en Enero en una oficina de Coral Gables en donde tomaban fotos, hacían traducciones y el judío que era el dueño también era Notario Publico y entre sus servicios estaban el de celebrar bodas civiles, yo no tuve mas remedio que ser una de los dos testigos obligatorios para la boda con otro piloto que acepto participar en la ceremonia menos pintoresca a la que he asistido. La novia se compro un vestido blanco en K-Mart que no le costo ni 30 dólares y no tenia flores ni en el pelo ni su ramito para las manos, así que salí corriendo a buscárselas, ella se quejaba de tener dolor de estomago y estaba con diarrea, en cambio mi padre estaba feliz, ilusionado como un chiquillo, de los dos parecía el mas enamorado, si es que se puede decir que lo estaba; era mas su desesperación por tener una compañera y una estabilidad en su vida, ya que me pienso que estaba cansado de su vida de playboy en los últimos tres anos desde el día en que mi madre lo había dejado.

La nueva esposa de mi padre le llevaba en altura como dos cabezas. Era una mujer esbelta y altísima, mi padre tenía solo cuarenta y cinco y ella los veinticinco. Mi padre era de corta estatura, y ahora al lado de esta mujer lucia aun más pequeño. Pero a ninguno de los dos les importo nunca la diferencia de edad ni de tamaño. Para ella estar casada con un profesional de buena entrada mensual era lo mas importante, estaba asegurando su techo y su comida, y al mismo tiempo estaba resolviendo la vivienda para su viuda madre y su hermano de 16 anos.

Al casarse mi padre con su segunda esposa estaba adquiriendo además de una suegra con residencia permanente en su casa, un cunadito que seria un dolor de cabeza por mucho tiempo y dos empleadas domesticas que venían como parte del nuevo arreglo matrimonial.

Nueve meses después nacería la octava hija de mi padre. Antes había nacido otra hija que había tenido fuera del matrimonio y a quien su nueva esposa nunca acogería con buenos ojos. Un par de anos después nacería la novena hija de mi padre, para ese entonces yo tenia 30 anos, y Manny tenia 16.

Cuando yo iba a Lima de visita o Manny venia de visita a los Estados Unidos en las temporadas en que Manny tuvo que vivir en Lima en el nuevo hogar de mi padre, Manny y mis otros hermanos me daban las quejas del maltrato y las injusticias de la pareja de mi padre. Entre las cosas que siempre comentaban eran que ella era muy dictadora, que les clavaba los tenedores cuando no querían comer algunas comidas que no eran del agrado de mis hermanitos. Cosas como que las niñas mimadas comían lomito y a ellos les daban hígado, que ellas comían todo escogido y selecto y a ellos les daban arroz con frijoles o ajiacos y comida de pobres. Todo lo guardaba con llave y mis hermanos a veces rompían los candados porque tenían rabia del egoísmo de la madrastra con la que pasaron los anos peleando. Claro cuando estaba mi padre presente las cosas cambiaban, y ella era siempre la victima a la que sus hijos no respetaban ni querían. Mi padre hasta el día de hoy se deja llevar de todo lo que ella diga. Vive en esta casa con su esposa y sus hijas que ya están ambas mayores pero que siguen viviendo en casa como si fueran menores de 18. Las niñas mimadas del segundo matrimonio. Mi padre tiene 9 hijos pero como no los ve, creo que se olvida de que los hijos son hijos toda la vida, no importa la edad ni las distancias.

Comments

  1. Me ha gustado, tienes un estilo crudo y directo y frio pero al mismo tiempo sensitivo y emocional

    ReplyDelete
  2. Me gustó aunque en realidad hizo falta enfásis en la parte en que describe la drogadicción de Manny, apenas me estaba emocionando cuando terminó.

    ReplyDelete

Post a Comment