Domingo siete


Tengo dias con un dolor de cabeza que no me suelta, es como un enamorado pegajoso y meloso que no te deja respirar. El dolor no me deja dormir y me he pasado la noche dando vueltas en la cama y caminando por mi casa a oscuras. Es domingo y no he salido de casa, y es mejor que no salga a ninguna parte. Entonces prendo mi computadora y me encuentro con los mensajes de mis amigos, uno muy importante de mi hijo mayor, mi marido no sabe como alegrarme el dia y me prepara una rica cena, es domingo siete y un domingo siete de enero llego a mi vida lo que mas quiero en el mundo, mi hermano Manny, aquel pequenito que cuando chiquito iluminaba mi camino con sus travesuras y su presencia. No se como explicar el amor que siempre nos unio, desde el primer dia, no es mi hijo pero siempre lo ame como si lo fuera. Despues fui madre y siento que no hay amor mas grande ni mas sublime que el de una madre, y aunque mis hijos siempre han sentido celos del amor y la proteccion que le he dado a mi hermano-hijo, no puedo evitar sentirme como me siento. Por querer, proteger y ayudar a mi hermano he pagado un precio muy alto. Mis hijos se han ido alejando y con su silencio y su indiferencia me han dado esos golpes que solo se sienten en lo mas profundo del alma y que te hacen sangrar por dentro, es cuando me doy cuenta que todos estos doce meses he sufrido de constantes dolores de cabeza, de una agrietada tristeza que va marcando lineas en mi rostro y que sienten mis flores y la huerta de mi espiritu aquebrantado. Hoy necesito la bulla de mis nietos, un abrazo que huela a dulce de golosina, la voz suave y armoniosa de mi abuela Carmen Rosa y sus manos acariciando mi rostro otro domingo de mi vida cuando solo tenia siete y estaba recibiendo por primera vez al cuerpo de Cristo.

Pronto otro domingo como hoy pero en la tarde estare subiendo al avion que me llevara hasta mi tierra adorada, ire en busca de mi dolor, ire cargada de ilusiones y de esperanza para sacarlo de aquella prision en donde tuvo que permanecer para curarse. Faltan solo semanas y estoy nerviosa, ansiosa, temerosa.

Hoy quisiera entender a los sapos de mi huerta, si tan solo supieran leer entre lineas, si comprendieran que ese dicho que dice "el tiempo es oro" no se refiere al dinero o a las cosas materiales, que la vida es corta muy corta y que la felicidad viene en cuotas de cuartos de hora, y aveces muchas veces solo dura segundos... si segundos como la felicidad que senti cuando un domingo siete vi por primera vez a un recien nacido que era tan diminuto que cabia en una cajita de zapatos de bebe, como otro domingo cuando mi abuela se metio en la fila de mis companeras vestidas de blanco en nuestra Primera Comunion, mi abuelita buscandome para darme su bendicion, para dejar su marca infinita... Carmen Rosa, Julio Cesar, Mama Julia, Gustavito, Romulo Miguel, Miguel Angel, Dario, Coen, Melissa, Herlinda, Romulo Enrique, Barbara, Guido, Maurice, Michael, Claudio, Alfredo, Nicolas, Roberto, Domingo, Carlos, Rocio, Evita, Maria Antonieta, Pablo, Gloria Angelica, Marion, Ernesto, Elenita, Betty, Aurelia, Adita, Socorro, Fernando, Marilyn, Rose Marie, Teresita, Carola, Eva, Emma, Ana Raquel, German, Maria Cristina, Jeannete, Belkys, Ramon Antonio, Angel, Gustavo Pascual, todos han sembrado en mi alma sus semillas y hoy domingo siete los veo uno a uno desfilar en la pantalla de mis recuerdos.

Regreso a mi rutina, tengo que lavar la ropa, secarla, doblarla, ir a lavar la loza,tender la cama, disfrutar de mis jarrones llenos de rosas, prepararme para la semana, ocupar mi mente para no pensar, ocupar mis manos para distraerme y dejar de sentir este dolor de cabeza.

Es domingo siete y hoy en la tele en un rato es la Noche del OSCAR, ojala que se lo gane la Teta Asustada, seria lindo para el Peru, ojala que se lo den a quienes se lo merecen por ser grandes actores. Ojala que se me pase este bendito dolor de cabeza y esta tristeza larga como el invierno del 2010.

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