Buscando a Dios

Busqué a Dios


Busqué a Dios entre las flores
en las sonrisas de los niños
en los abrazos de una madre
En la compasión del hombre
en la ternura de una abuela
metí mis dedos en sus llagas
cubriéndome de su santo manto
miré al cielo en mi quebranto
Infinito como la inmortalidad
Carne, piel, olfato, tacto,
Frío, calor, placer, dolor,
mi juventud desperdiciada.
Tristes tardes de Mayo.

Busqué a Dios en las olas
En los vientos huracanados
En los días de lluvia
En las tardes solitarias
En mi vientre fecundo que crecía
En mis años de larga agonía
Día a día entre miedos
Entre lobos y corderos.
En las altas montañas
En los volcanes rugientes
Hueco negro, profundo, vacío...

Busqué a Dios entre los pobres
En el hambre de justicia
En la sed de las verdades
En las cuevas húmedas de invierno
En el aullido de los perros
En las prisiones deprimentes
En las guerras asesinas
En la agonía de los enfermos.

Busqué debajo de la cama
Dentro del ropero
Debajo de la mesa
En las alacenas
En los colegios
En los hospitales
En los libreros de la biblioteca
En los estadios nacionales.


Busqué a Dios desde pequeña
En las oraciones nocturnas
Repitiendo el Ave Maria
El Padre Nuestro y el Creo en Dios
En las tardes piadosas con mi abuela
En las tareas aplicadas de la escuela
En las promesas de amor de un traidor.


Busqué a Dios en todas partes
Porque sabía que podía encontrarlo
Lo encontré un poco tarde
(Más vale tarde que nunca)
Clavado y ensangrentado
Con rostro de triste y sufrido calvario
Lagrimas de fuego en sus mejillas
Con su Madre santa Maria gimiendo
Con las otras dos Marías,

Busqué y buscando
Encontré a Dios Padre en los cielos
En el sol, en la luna y las estrellas
En la inmensidad de nuestras vidas
En la inmortalidad de nuestras almas
En todas partes
donde siempre lo encuentras,
A su hijo amado en la carne de mi carne
En todos mis seres amados,
Al Espíritu Santo con todos sus Ángeles.
Porque el que busca a Dios,
A Dios encuentra.


Marisabel
Miami, 3 de Junio 2010