El hijo diferente

Para los sapos no saber leer...

Luna, la hermana de Sol tiene tres hijos de tres matrimonios. El tercero lo tiene antes del cambio de edad, a los cuarenta y dos, sabe que su hijo sufre del sindrome de dowm pero decide tenerlo porque nunca se haria un aborto.

Sol sufre porque le duele todo lo que le sucede a su hermana que siempre ha sido muy especial. Luna, fue violada muy jovencita por un pariente cercano, un tio que se pasaba la vida manoseando a todas las sobrinitas. Luna por este trauma y otros se convierte en una mujer de una extremada delgadez, sufre de anorexia, y es bipolar. Cuando se deprime bebe vino. Cuando nace Arturito la familia sufre otra estocada, sus corazones sangran, no se explican tanta desgracia, sienten que es un castigo de Dios.

Para Sol no le es difícil comprender lo que Luna llevaba por dentro, ella ha estado en su mismo lugar, Sol tiene un hijo retardado. Desfilaron ante sus ojos los mismos sentimientos, los mismos miedos. Luna y su esposo han tenido un niño con SINDROME DE DOWN, un "mongólico". ¡Qué fea palabra! Suena y desgarra. Duele. Y en la vorágine han olvidado algo muy importante: han tenido un hijo, un bebé, una persona que los necesita, y que hasta ahora no entiende muy bien el por qué de esas caras decepcionadas. Por qué el llanto de su mamá y la desesperación de su papá y los hermanitos que no aceptan o entienden muy bien lo que se viene. Al principio esconden al hermanito, se mudan lejos.

Sol no entiende a su hermana. Si hasta hace muy poco todo era "casi" perfecto piensa Luna que vive de mentira en mentira porque no acepta nunca que tiene problemas, vive cubriendo sus problemas. Corre cinco millas diarias, es la atleta que cabalga por la playa, nada millas en el mar, come solo vegetales y frutas, no fuma, no bebe, se cuida como una modelo profesional, tiene dos hijas preciosas y ahora su Arturito que no es igual, su hijo anormal. Todavía no logra comprender por qué le sucedió esto a ella, una tragedia que hizo que su mundo de afectos se desmoronara.

Sol le escribe a su hermana: Luna primero quiero que sepas que te quiero y que te admiro y que eres mi hermanita adorada. Tengo que decirte todo esto, no puedo callarlo. Arturito duerme en su camita. Van a ser ustedes los que tendrán que reconocer en él a su hijo. Eres hermanita su madre, entiende Luna que como madre eres insustituible, es tu hijo, tomalo entre tus brazos, llenalo de caricias y besos, dile que lo quieres, arrullalo, vas a lograr calmarlo y contener su angustia. Los dos tienen que aprender juntos. Ustedes dos, madre e hijo, no hay otro amor igual.

Ese bebé "menos que perfecto" que han tenido es de los dos, es de todos en la familia. Y ¿a quién se va a parecer sino a nosotros? Seremos todos nosotros los encargados de presentarlo al mundo, hagamos algo bien hecho. Lo sé, no será tarea fácil, pero no por esto imposible, rompamos las barreras de la verguenza, no tenemos de que avergonzarnos. Arturito es nuestro Arturito.

¿Cómo lo mirarán entonces los otros? Con los mismos ojos con que lo miren ustedes. Si lo aceptan los otros lo aceptaran. Porque son ustedes su todo y su primer mundo. Oye bien, lo son todo para él en este momento y para siempre. Es una gran reponsabilidad, una prueba muy grande, pero entiende que todo lo que sucede en nuestras vidas es por algo. Si ven en Arturito un ser con futuro, si lo educan en el convencimiento de que es una persona con posibilidades de desarrollo, digna de ser feliz, capaz de querer y ser querido, de vivir la vida y de pasar por ella y no de que ella le pase, le darán la oportunidad de convertirse en un ser humano completo, digno, libre y por sobre todo feliz. Aprenderán que su relación con él o con cualquiera no pasa por su coeficiente intelectual, ni por sus ojos chinitos y rasgados, o sus manos o su cara, sino fundamentalmente por una relación de amor y a partir de ahí todo se puede. Sabrán que aunque sus logros se harán esperar, igualmente llegan y los colmará de felicidad su primera sonrisa, sus primeras palabras, sus primeros pasos... Y llegará el día en que se verán reflejados en su hijo y se sentirán orgullosos de tenerlo. Y comprenderán que el mundo no se acaba, no se detiene ni se derrumba a partir de su nacimiento, sino todo lo contrario, el mundo recién empieza, porque siempre es renacer, hoy y todos los días, a partir de él y con él; ¡todo es posible!.

Hay cosas peores. El amor de una madre lo supera todo, miralo con los ojos del alma y pidele a Dios que te de fuerzas, es todo lo que debes de pedirle.


Arturito tiene casi 40, su madre tiene 82. Habla tartamudeando y se nota que es un hombre con su problema de retardo, pero al verlo es un hombre alegre, siempre sonriendo, baila, pinta, cocina, prepara los mejores tallarines, se involucra en las olimpiadas de las personas minusvalidas. Ha escrito un libro sobre su vida. Arturito es uno de mis heroes.