Diciembre del 2008



Tengo que escribir un artículo sobre la Navidad. Es la época, y me toca. Pero tengo que encontrar una idea nueva, diferente, distinta. Por lo general, la idea de Navidad va asociada a otras más ajadas, más usadas, y que ya no sirven. Abandono mi esritorio y trato de pensar. No me puedo concentrar con tantas interrupciones. Hoy el aeropuerto esta de locos, hay muchos vuelos cancelados porque en los otros estados todo esta cubierto por la nieve. Esta noche es Noche Buena y manana es Navidad. Hay miles de pasajeros...
¿Pero es que acaso no se ha escrito ya todo sobre Navidad? Vienen a mi memoria viejos libros, recuerdo viejas tarjetas de las que siempre decimos que son nuevas... ¡Cuántas cosas viejas recuerdo! No es ese el camino, por ahí no puede ir mi artículo sobre la Navidad.Intento distraerme, pensar cómo pasarán la Navidad personas distintas; personas que no tengan nada en común, que no se hayan visto nunca, personas que aunque hablaran el mismo idioma no lograran nunca comprenderse. Llevamos dos mil años pensando en los mismos protagonistas..., ya está bien, hay que buscar nuevos actores.Por ejemplo, Marisa, aunque a sus clientes siempre les dice que se llama Juanita. Ni la conozco ni sé si existe, pero seguro que existe. Malvive en cualquier callecita, oscura seguramente, con mal olor. Ella, Juanita, huele a perfume barato, parecido. Un día su señor padre la puso de patitas en la calle. No importa la razón, la echó. Para subsistir Juanita vende lo que tiene. Y lo vende bien. Bueno, bonito y barato. Es 24 de Diciembre y Juanita bebe en cualquier mugriento bar. Está desesperada, no llora para que no se le corra el maquillaje que hoy parece mas el de un triste payaso. Juanita clava sus uñas acrilicas en el vaso de vodka. El vaso de repente se rompe, explota. Juanita empieza a sangrar. Llora desconsoladamente. Detesta la Navidad. Dicen que en Belén nevaba la noche del 24, por lo menos hacía frío. ¿Y la Navidad en África? En Calcuta donde ya no vive la Madre Teresa por ejemplo. Hay gentes famélicas, niños panzones, hombres que limpian su fusil. Salen, entran, corren, roban, disparan, matan. Pero no han puesto el Nacimiento, ni veo por ningún lado a los tres Reyes Magos. ¡Ah!, es que no son cristianos, para ellos el 24 es un día más, un buen día para morir si la causa es buena. Y mueren, se mueren sin conocer al Nino Dios. Mientras agrego un adornito mas al árbol, no puedo evitar que entre tanto la imaginación me transporte hasta Juanita. Ya dejo de sangrar. Está en casa. Se mira al espejo. Se quita la ropa y se pone una bata de casa. Vive bien. Vive bonito, tiene una cama comoda. En Somalia ha caído un niño más. En Etiopia otro escarba la tierra buscando lo que sea para comer. Juanita gana buen dinero, tiene buena clientela. Vive en un penthouse en una zona residencial. Juanita debe ser feliz, pero está llorando. A lo peor sólo necesita que alguien se le acerque ofreciéndole amor, en lugar de exigírselo. A lo peor. Lo que daria por un abrazo calido, desinteresado, sincero. Obligo a mi imaginación, decididamente la historia de Juanita no tiene nada que ver con este artículo que quiero escribir que hable de la Navidad. Quizá lo de Calcuta, Etiopia, Iraq o Somalia, pero no creo. Demasiada muerte y destrucción, y ésta es una fecha de turrón y felicidad, de amor y de reuniones familiares, de anuncios de productos bonitos y de aguas de colonia con ricos aromas, fechas de celebracion, de pavo y de chocolate caliente y de paneton de marca italiana con la familia reunida ante la television o ante la computadora.¡Y yo que quiero darmela de escritora! Sólo necesito una idea que me permita hablar de la Navidad sin caer en los tópicos tristes de la realidad del mundo, del pecado del mundo. De ese pecado por el cual vino el Redentor a salvarnos. Me parece que Juanita caera en una depresion muy fuerte y terminará por suicidarse.Tengo que encontrar una historia creíble, de nuestros días, de nuestro mundo moderno, del 2008, de nuestra sociedad. Me acuerdo de alguna historia de cuando era jovencita, tal vez me sirva y pueda contarla, no sé.Juanita se sienta frente al espejo. Fernando y Gloria Angelica mis amigos van a pasar las fiestas con su familia. Vendrán las niñas con sus esposos y sus hijos y los sobrinos. Juanita se sube la manga. En otra parte de la ciudad un traficante de drogas acaba de ganarse un paquete de dolares. Eso va a permitir engordar un poco más su cuenta corriente. Sus cuentas corrientes. Juanita duda. Pero antes de la cena el traficante va a arreglar un último asunto, venga, le dice al otro socio, me paga usted los docientos mil dolares y quedamos tranquilos. El traficante, el otro le dice que no puede, que por favor, que si unas semanas más, que si patatín, que la economia esta muy mala, Juanita se decide, que si patatán... Que si, que no. Mire, ya le he dado demasiado tiempo, arrégleselas como pueda, lo necesito antes de fin de mes, si no... ya sabes, y hace el gesto de que le a a cortar la cabeza. El traficante va por la botella de licor. Juanita tiembla. En Iraq y otras partes del mundo luchan. El traficante empieza a beber. Juanita se inyecta. En Iraq disparan. El vendedor de drogas sirve. Juanita se vuelve a inyectar. Iraq estalla. El vendedor de drogas levanta la copa. Juanita tira la jeringuilla. En Iraq mueren. El traficante se para, se pone de pie, se marcha. Juanita cae al suelo. En Iraq muchas madres lloran...No, me doy por vencida. Creo que hoy no escribiré ningún artículo sobre la Navidad. Trataba de escribir saliéndome de las viejas ideas, pero no he encontrado más que ideas absurdas, sin relación alguna con las fechas tan jubilosas que conmemora la cristiandad toda.

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Me tengo que ir... son casi las 2 PM


Marisabel

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