Mary Elizabeth Fernández-Vásquez me ha merecido una admiración reverencial. En ésta su obra-debut destaca la descripción de las relaciones humanas, en el haber de éste libro incluye bien estructurados flashbacks muy ágiles que retroceden varias décadas manteniéndonos el interés por los acontecimientos.
Su capacidad para dar forma a un pasado emocional interesándonos en vivir cada historia. Busca la reconstrucción del ambiente pasado con la mayor exactitud posible, personajes atractivos, valores intemporales como el amor, lealtad, amistad, honor, que acercan los personajes a nosotros los lectores en un intento de reconocernos dentro de la vivacidad y colorido de algún acontecimiento relevante. Describe la infancia, adolescencia y familia de una joven en lucha con sus mundos hasta la madurez, le atribuye una profundidad en aspectos o situaciones que aportan al personaje grandes dosis de singularidad y positiva individualidad.
De la casona de la familia en Chosica, deviene un mundo mágico, capullo donde nacen grandes historias y vidas de plenitud pero antagónicamente llenas de sacrificios, pérdidas y penas; describe con lucidez la fragilidad de la vida, el despojamiento y penuria de sus experiencias; una escritura enganchada a la realidad.
Aquí el mensaje principal -una vida entregada a la familia- destaca la adaptación, palabra clave en la vida de la Abuela Caridad que constituye la almendra de la familia, mujer encantadora y avanzada para su tiempo, le anima, le cuenta y le ayuda sin saberlo para que escriba sobre casi todos – y algunos más – de los personajes que configuran estas historias.
Hay algunos que se pierden, que son engañados, que entran en conflicto con el entorno y que finalmente se resignan a la vida y en otros casos, salen triunfantes cambiando drásticamente sus destinos y rumbos.
Hay algunos que se pierden, que son engañados, que entran en conflicto con el entorno y que finalmente se resignan a la vida y en otros casos, salen triunfantes cambiando drásticamente sus destinos y rumbos.
MEFV, asume el riesgo valientemente, y con prosa ágil, llena de múltiples registros, descubre el arte de contarnos y acercarnos gustosamente a personajes tan humanos y tan vivos como los abuelos, las tías, los esposos, los hijos, los parientes, los amigos, los amores y los desamores.
Describe y nos deleita con María Ángeles, una joven madre, víctima del engaño, el abuso, la incomunicación y las soledades domésticas, espejo de tantas mujeres de ayer y de hoy por sus actitudes, sus pensamientos, y su lucha por una vida mejor, tal vez por ser la narradora, la testigo, y, sobre todo la enamorada de la vida, la mujer que busca, como todas, hallar respuestas a su propia existencia, triunfante ante la adversidad.
Todas estas vidas, tan distintas y tan cercanas, con sus conflictos, con sus pasiones, con su felicidad y sus éxitos nos hacen sentir una ternura especial por estos seres humanos de ficción que resultan ser menos distintos y más próximos a lo que somos o a lo que queremos ser.
Creo que las señales no podrían ser más claras, nos propone una auténtica evasión hacia el optimismo y el equilibrio.
Creo que las señales no podrían ser más claras, nos propone una auténtica evasión hacia el optimismo y el equilibrio.
Éste será el primer libro de una larga secuela de obras que se transformarán de ilusión a realidad.
Y no me resisto a la tentación de acabar con unos de esos versos que sin duda, tienen presente esa única libertad, la libertad de ser uno mismo en todo lo que hacemos y creer apasionadamente en lo que somos: “…. y apretando con fuerza mis manos me susurró al oído : Soy tu amiga, no estás sola; soy tu ángel, tu luciérnaga”.
Y no me resisto a la tentación de acabar con unos de esos versos que sin duda, tienen presente esa única libertad, la libertad de ser uno mismo en todo lo que hacemos y creer apasionadamente en lo que somos: “…. y apretando con fuerza mis manos me susurró al oído : Soy tu amiga, no estás sola; soy tu ángel, tu luciérnaga”.
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