Lejos del bullicio de la ciudad
Quiero encontrar un lugar en donde pueda escaparme del bullicio de la ciudad. Un lugar que tenga la cura y el poder de desintoxicación de todos esos “males reales” adjuntos y que pertenecen a las ciudades grandes del planeta: la ambición, la vanidad, la búsqueda infinita y venenosa del éxito y del dinero, la lujuria, las adicciones, la locura, la disfuncionalidad de las familias. La continua, perenne, pegajosa y contagiosa presencia de seres obsesionados con el poder, la celebridad y el primer plano, llamando la atención como si la vida en medio de esa densa y urbana multitud contagiara una enfermedad peor que un cáncer o el sida por ser incurables, una enfermedad que de desear penetrar en forma invisible pero avasalladora por encima de todo, y hacerse “un nombre” como el de muchos notorios que sabemos y conocemos quienes son y que no tengo necesidad de mencionar para existir en medio de una masa de millones y millones de hombres sufriendo de las enfermedades terribles de este siglo, de aquellas que atacan y consumen no solo el cuerpo, sino la mente, el alma, el espíritu, el corazón. Seres que quieren llamar la atención y de sobresalir sin importarles nada ni nadie.
Quiero encontrar un lugar en donde pueda escaparme del bullicio de la ciudad. Un lugar que tenga la cura y el poder de desintoxicación de todos esos “males reales” adjuntos y que pertenecen a las ciudades grandes del planeta: la ambición, la vanidad, la búsqueda infinita y venenosa del éxito y del dinero, la lujuria, las adicciones, la locura, la disfuncionalidad de las familias. La continua, perenne, pegajosa y contagiosa presencia de seres obsesionados con el poder, la celebridad y el primer plano, llamando la atención como si la vida en medio de esa densa y urbana multitud contagiara una enfermedad peor que un cáncer o el sida por ser incurables, una enfermedad que de desear penetrar en forma invisible pero avasalladora por encima de todo, y hacerse “un nombre” como el de muchos notorios que sabemos y conocemos quienes son y que no tengo necesidad de mencionar para existir en medio de una masa de millones y millones de hombres sufriendo de las enfermedades terribles de este siglo, de aquellas que atacan y consumen no solo el cuerpo, sino la mente, el alma, el espíritu, el corazón. Seres que quieren llamar la atención y de sobresalir sin importarles nada ni nadie.
Existen “los otros” ¡No! esta vez no me refiero a mis seres invisibles, a los que mantengo vivos dentro de mi esencia, me refiero a los otros, a los artistas, a los creadores o creativos, a los poetas y escritores, a aquellos que piensan y por pensar y sentir y analizar y comprender han pagado un precio tan alto y de ninguna manera justo por la libertad de expresión, la libertad de palabra, por esa independencia que tienen que conquistar saltando altas murallas y padeciendo humillaciones, hambre, dolor, indiferencia y confrontaciones porque hay tantas maneras diferentes de ver lo que es la vida y lo que hacemos los seres humanos con y dentro de ella, y heme aquí, una vez mas, analizando los valores del artista, del bohemio, del espíritu que nos mueve y conmueve, de este don que tiene que venir del Lugar Supremo, del Santo Cielo, porque todo lo que tenga que ver con el producto del alma nos viene desde esa frecuencia de energía de luz, ¿o es que acaso no fueron los Ángeles los que inspiraron el Ave Maria de Schubert? o los que ayudaron a Miguel Ángel a esculpir la Piedad con esa perfección que solamente pudo haber sido guiada por la Mano de Dios, ¿y quien susurra a los inventores y les da las herramientas para que podamos crear, inventar, producir, hacer todo lo que hacemos con todas las partículas y moléculas de nuestros cuerpos que solamente son la carrocería exterior, la carne, el verbo?
Y yo, si, tonta yo, humilde yo, principianta aprendiz y buscadora de la luz, aquí me tienen en esta maratón de letras que forman cientos de palabras, aquí aprendiendo día a día a recibir y a comprender la complejidad de los acomplejados. Somos los artistas y escritores mentes activas, los que tenemos el privilegio de hacer un trabajo que amamos, aunque el precio que pagamos es muy elevado, y aquí me tienen en una de mis batallas nocturnas rebelándome porque quiero huir a un lugar lejos del bullicio de la ciudad y de sus oscuros villanos.
Quiero esconderme y buscar protección (si me refiero a las alas de mis Ángeles) porque ya soy parte del grupo de los escritores de y para las minorías, de los investigadores de la literatura del alma y de los temas profundos de la vida y de otras frecuencias. Y hay muchos que me dicen que porque escribo de Dios, de Ángeles y de luciérnagas encendidas, que porque hay tanta nostalgia y tristeza en mis palabras. No me dejo persuadir, yo dejo que mis Ángeles me dicten al oído y me dejo llevar por los susurros del viento, por lo que me dicen en sueños, yo no tengo la culpa si hay un público que no está listo para apreciar y recibir, para leer y entender. Es un síntoma de gran inseguridad interior el ser hostil e indiferente a todo aquello que nos resulta diferente, nuevo, desconocido, que no es parte de una rutina diaria o no nos es familiar, no se porque las personas tienen tanto miedo de explorar su alma, de vivir en paz con su conciencia, de no tenerle miedo a las voces internas, de buscar lo que es verdadero y que siempre es invisible a los ojos, pero que se siente en todos los poros de la piel.
Me fui por las ramas, como siempre. Hoy es viernes y quiero irme lejos de la ciudad, quiero meterme en una cueva y refugiarme en el silencio del campo. Gozar de la compañía de mi soledad. La luz de mis amadas luciérnagas alumbrarán mi sendero y un camino de flores blancas adornará el camino de mis horas de descanso, paz, armonía y tranquilidad, lejos del bullicio de la ciudad, lejos de los notorios y de las malas noticias.
Y yo, si, tonta yo, humilde yo, principianta aprendiz y buscadora de la luz, aquí me tienen en esta maratón de letras que forman cientos de palabras, aquí aprendiendo día a día a recibir y a comprender la complejidad de los acomplejados. Somos los artistas y escritores mentes activas, los que tenemos el privilegio de hacer un trabajo que amamos, aunque el precio que pagamos es muy elevado, y aquí me tienen en una de mis batallas nocturnas rebelándome porque quiero huir a un lugar lejos del bullicio de la ciudad y de sus oscuros villanos.
Quiero esconderme y buscar protección (si me refiero a las alas de mis Ángeles) porque ya soy parte del grupo de los escritores de y para las minorías, de los investigadores de la literatura del alma y de los temas profundos de la vida y de otras frecuencias. Y hay muchos que me dicen que porque escribo de Dios, de Ángeles y de luciérnagas encendidas, que porque hay tanta nostalgia y tristeza en mis palabras. No me dejo persuadir, yo dejo que mis Ángeles me dicten al oído y me dejo llevar por los susurros del viento, por lo que me dicen en sueños, yo no tengo la culpa si hay un público que no está listo para apreciar y recibir, para leer y entender. Es un síntoma de gran inseguridad interior el ser hostil e indiferente a todo aquello que nos resulta diferente, nuevo, desconocido, que no es parte de una rutina diaria o no nos es familiar, no se porque las personas tienen tanto miedo de explorar su alma, de vivir en paz con su conciencia, de no tenerle miedo a las voces internas, de buscar lo que es verdadero y que siempre es invisible a los ojos, pero que se siente en todos los poros de la piel.
Me fui por las ramas, como siempre. Hoy es viernes y quiero irme lejos de la ciudad, quiero meterme en una cueva y refugiarme en el silencio del campo. Gozar de la compañía de mi soledad. La luz de mis amadas luciérnagas alumbrarán mi sendero y un camino de flores blancas adornará el camino de mis horas de descanso, paz, armonía y tranquilidad, lejos del bullicio de la ciudad, lejos de los notorios y de las malas noticias.
El puente del Jueves Santo, cogí mi coche y me fui a acampar solo a un lugar que conocía desde mi juventud. Bajo unos frondosos árboles en la orilla del río Majaceite, monté mi tienda de campaña y saqué mis artes de pesca, disponiéndome a pasar allí unos días de tranquilidad, lejos del bullicio de la ciudad.
ReplyDeleteUn amigo...
2 comentarios:
ReplyDeleteamor que soy dijo...
mari ángeles, escribe de dios tanto como desees, quien te diga que no lo hagas no es más que un necio, tú escribe lo que te sale a ti
22 de agosto de 2009 0:45
Bitácora del Gran Lobo Gris dijo...
Veo celdas con rejas, hospitales sin camas
Sabios con atómicas, analfabetos con ayuda de cámara,
viudas con marido, casos sin casa,
niños crueles, perras apedreadas,
traición de un amigo, la destrucción de un alma
¡No puedo más!...Me levanto y dicen:
-Ahí va Gloria la vaga.
-Ahí va la loca de los versos, dicen.
La que nunca hace nada.
Gloria F.
Por alusiones, sus letras me recordaron éstas y siempre hay "otros" maravillosos afortunadamante.( incluida vaucé)
Aullidos afecivos
He colocado comentarios de mis lectores de La Gaceta Nocturna, este del Gran Lobo Gris me gusta muchisimo.
ReplyDeleteMe encanto tu articulo y quiero decirte que te entiendo y te comprendo.Y, como bien lo dices somos la minoria, los incomprendidos y de quienes los demas hablan y critican porque no somos como "ellos". Por que buscamos cosas y personas mas profundas que alimenten nuestras almas, (que es la que siempre nos va a acompañar)y de quienes aprendamos positivismo y espiritualidad que es la que te brinda felicidad, la verdadera, por cierto, porque "la otra", la que la mayoria busca(tener carros ultimo modelo, casa con piscina, ropa de moda, mucho dinero en el banco, joyas, viajes, etc...)es momentanea y cuando emprendamos el viaje final, el cual todos lo vamos a realizar, unos primeros y otros despues,esas cosas que pensabamos que era nuestra "felicidad", se quedara aqui en la tierra.
ReplyDeletePor otro lado, que haya gente que nos critica, es bueno, porque significa que NO pasamos por esta vida sin pena ni gloria. Triste aquel que pasa desapercibido.
Es tan facil SER FELIZ, porque Nuestro Señor nos trajo a esta vida para eso, para que SEAMOS FELICES pero, nosotros, tristes mortales perdemos el tiempo buscando la "felicidad" en cosas materiales y superfluas, sin enterarnos que la felicidad que tanto anhelamos esta en nosotros mismos y en las cosas mas simples.
Seguiria hablando pero es hora tambien de alimentar el cuerpo y aun no he preparado el almuerzo, asi es que en otro momento continuamos.
Te quiero mucho y aunque no nos veamos, sabes que te tengo siempre en mi corazon y en mis oraciones.
Que Dios te Bendiga
Charo