Bienvenido seas viernes


Bienvenido seas viernes, mi día favorito de la semana aunque también el día en que mi cuerpo, mi reloj biológico sabe que es viernes porque siempre estoy rendida al final de la jornada semanal, pero me encanta el viernes porque después de las 5:00 p.m. empiezan 48 horas llenas de muchas actividades dentro del orden personal y social. Y llega otro viernes más, el último viernes de Setiembre, y aunque estuve toda la semana afectada por el dolor ese tan punzante e incomodo que se padece por la inflamación del nervio ciático, pude llegar, cojeando, arrastrando los pies, quejándome, pero aquí estoy, aunque en la cara se refleja el dolor.

Todos estos días pasados he sentido necesidad de escribir pero no podía sentarme con tranquilidad ha hacerlo, me era imposible y doloroso, pero hoy tengo que escribir porque si no estallo. Hoy me pongo a analizar la necesidad tan grande que tengo de escribir, de expresar todo eso que sale de esos caminos muchas veces callados y solitarios, con la esperanza de que alguien me lea y se identifique un poco conmigo. No es lo único que necesito, son tantas las necesidades que tengo, que tanto “necesito”. Por ejemplo hoy necesito oír risas, sobre todo las risas de las personas que amo. Necesito oír sus voces, sentir sus presencias, reflejarme en el brillo de sus miradas. Necesito los abrazos esos que te dan una fortaleza colosal, las palabras tiernas y sinceras de mis ancianos y de mis pequeñitos. Necesito estar mirando mi costa miraflorina y llenándome del aroma de los anticuchos y picarones de mi negrita chinchana. Necesito sentarme en la arena muy cerquita de la orilla para que la espuma blanca cubra mis pies. Y como siempre mis Ángeles me mandan sus mensajes por intermedio de otras personas para satisfacer esas necesidades. Hoy muy temprano se me acerco una empleada joven, una muchacha de cara bonita y me dijo unas palabras que me hicieron sentir muy bonito, no quiero pecar de vanidosa ni de arrogante, pero tengo que compartir lo que me dijo: “Hace días que quiero decirle que la he estado observando, es usted la señora mas elegante del aeropuerto, siempre bien coordinada, siempre tan arregladita” y yo que con este sobrepeso me siento tan poco elegante le contesto: “Hoy estoy vestida como Orca la ballena grande, de negro y blanco” y le agradezco sus palabras. Sigo caminando y personas de diferentes grupos étnicos, nacionalidades y edades todas me sonríen, todas, con sonrisas amplias, con energía blanca. Son mis Ángeles que saben que hoy necesito esas manifestaciones.

Es viernes 25 de Septiembre de 2009 y me siento emocionada de pensar en mi próximo viaje a Perú, estoy ansiosa por esos espacios de alegrías, de re-encuentro, no solamente con otras personas y otras cosas, es que siempre siento que cuando regreso a Lima me encuentro conmigo misma, es la sensación de sentirme “en casa”. Tengo ganas de abrazar a mi hermano favorito, de que me cuente tantas cosas, de que mi presencia lo haga mejorarse.

Comments