A Cesar Vallejo - Escrito en 1967 a los 14 aňos
Aunque como tú dejé Lima
Para pasar hambre como tú…
Y como tú puse presión en mi mentón
Con el brazo doblado, pensando…sintiendo…
De altos lagos hondos y pantanos de lodo sin salida,
¡Oh! Cesar rey de prosa, poetas y sufridos…
Vallejo sabio conocedor del dolor humano
Como el mejor de tus poemas profundos
Como el más rico de los pobres intelectuales.
Tus palabras, tu estilo, tu modo,
tu tristeza, tu Trilce,
Tu Paris, tu hambre,
tu política, tu mirada sombría,
Los rasgos de tu letra elegante y segura
Tus depresiones que comprendo como las mías
Tus preocupaciones, tu alma solitaria,
Tu compañera fiel hasta el final, la pluma,
Tu vida siempre en invierno,
Tu rica Biblia literaria,
Cesar… encontré en tus palabras
En mis primeros pasos de la secundaria de Lima
En ti Cesar al maestro,
Al poeta perseguido, incomprendido.
Al hombre que no pude conocer, a mi amado bohemio,
Al que le hubiera regalado muchas noches de elocuente español,
En una calle oscura de la vieja alameda de los descalzos,
Cuando todavía usaban caballeros de antaño,
La bufanda, el gorro y el bastón,
Varones elegantes de principios de siglo…
Aunque han pasado los aňos,
Y se han llorado muchas guerras,
Has dejado mi triste y sabio Vallejo
Huellas tan profundas en tus versos
Que hasta los niños de tu cáliz
Y los lápices que se quedaron en la “c”
Se despertaron y en mi mente revivieron
Como soldaditos de plomo marchando a la lucha
vestidos con uniformes franceses.
Déjame Cesar admirarte,
leerte, saborearte,
Vallejo agradecerte,
amarte, venerarte,
Por haber hecho de mí,
Un ser leyente,
un ser viviente,
un sobreviviente,
Todo un ser,
toda una mujer.
Aunque como tú dejé Lima
Para pasar hambre como tú…
Y como tú puse presión en mi mentón
Con el brazo doblado, pensando…sintiendo…
De altos lagos hondos y pantanos de lodo sin salida,
¡Oh! Cesar rey de prosa, poetas y sufridos…
Vallejo sabio conocedor del dolor humano
Como el mejor de tus poemas profundos
Como el más rico de los pobres intelectuales.
Tus palabras, tu estilo, tu modo,
tu tristeza, tu Trilce,
Tu Paris, tu hambre,
tu política, tu mirada sombría,
Los rasgos de tu letra elegante y segura
Tus depresiones que comprendo como las mías
Tus preocupaciones, tu alma solitaria,
Tu compañera fiel hasta el final, la pluma,
Tu vida siempre en invierno,
Tu rica Biblia literaria,
Cesar… encontré en tus palabras
En mis primeros pasos de la secundaria de Lima
En ti Cesar al maestro,
Al poeta perseguido, incomprendido.
Al hombre que no pude conocer, a mi amado bohemio,
Al que le hubiera regalado muchas noches de elocuente español,
En una calle oscura de la vieja alameda de los descalzos,
Cuando todavía usaban caballeros de antaño,
La bufanda, el gorro y el bastón,
Varones elegantes de principios de siglo…
Aunque han pasado los aňos,
Y se han llorado muchas guerras,
Has dejado mi triste y sabio Vallejo
Huellas tan profundas en tus versos
Que hasta los niños de tu cáliz
Y los lápices que se quedaron en la “c”
Se despertaron y en mi mente revivieron
Como soldaditos de plomo marchando a la lucha
vestidos con uniformes franceses.
Déjame Cesar admirarte,
leerte, saborearte,
Vallejo agradecerte,
amarte, venerarte,
Por haber hecho de mí,
Un ser leyente,
un ser viviente,
un sobreviviente,
Todo un ser,
toda una mujer.
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