Recordando a mi primo David


Extraído del diario de mi tía María Antonieta Fernández
Octubre 2 de 1996

Día trágico, hoy 2 de Octubre de 1996 terrible accidente de aviación, un vuelo fatídico, una tragedia que enluta a toda la familia Fernández. En lo mejor de su vida ¡David! uno de nuestros sobrinos preferidos, voló al cielo pero para ello el avión de Aeroperú del cual es el copiloto cae en las profundidades del mar. Pobre su viuda y pobres sus hijos aún tan pequeños y pasando por esta inmensa pena. Pobres mi Eduardo y Aidee en su profundo dolor. Yo se que mi muchacho amoroso de tan solo 40 aňos alcanzó la vida eterna. No sigo contándote más diario mío de este acontecimiento tan duro y que aumenta el número de almas a las que encomiendo a Dios todos los días en mis oraciones. ¡Que Dios lo tenga su Gloria!

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Hace trece aňos un 2 de Octubre se fue de esta vida mi querido primo David Fernández. En el libro que estoy escribiendo le dedico unas páginas. No solo era mi primo sino que siempre fue un gran amigo que supo aconsejarme y apoyarme en momentos difíciles. Éramos casi casi de la misma edad, el un poquito menor que yo. Fue David quien me llevo al aeropuerto el día que me fui de Lima en 1978, hace ya + de tres décadas. Recuerdo que lo vi en la boda de mi hermano Michael en 1994 y un par de veces más e Lima cuando fue a visitarme en casa de mis "tías Gatas" en esos días de Setiembre del 1994, tengo unas fotos de el con sus dos hijos Micaela y David que ahora ya deben de ser adultos. Recuerdo lo contentas que se ponían mis tías cuando llegaba el único hijo varón de mi tío Eduardo. Era muy querido, guapo y divertido. Guardo bellos recuerdos de quien fue también el sobrino favorito de mi padre, el otro piloto comercial de la familia. Mientras escribo estas pocas palabras siento un nudo en la garganta y las lágrimas que corren por mis mejillas como todos los aniversarios de su partida en esta fecha. ¡No te hemos olvidado David! Vives en el huerto de mi alma junto a mi abuelita Carmen Rosa, a mi tia Antonieta, a mi mama Julia, y a tantas otras personas que se marcharon. Vives David querido porque nos dejaste la esencia de tu presencia.

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