Tengo que cargar conmigo una libreta para apuntar mis pensamientos e ideas porque muchas veces se me presentan las imágenes en la mitad de la noche o cuando estoy manejando o hasta comprando la comida. Es entonces que me doy cuenta de que, durante el día, como en un televisor pasan películas por mi mente de todo lo que algún día voy a escribir. Es tanto lo que llevo por dentro. Estoy repleta de ideas como roperos llenos cerrados por puertas, listas para que alguien abra esas puertas y todas puedan salir apuradas buscando como colocarse en alguna de las páginas de los libros que contienen los pedacitos de mi vida. Cuando tengo tiempo, últimamente carezco de ese lujo, es cuando me lleno de energía y paz y podría decir que llego a conquistar un estado casi de felicidad paradisíaca, es cuando me siento como una de las hijas predilectas de mi Padre Celestial y agradezco haber sido creada a su imagen y semejanza. Entonces me siento delante de este monitor y empiezo a escribir sin descanso.
Hoy amanecí agotada para darme cuenta de que llevo días y noches siempre ocupada, estirando cada minuto, exprimiendo hasta la última gota de cada segundo de esta lucha que estoy llevando contra el tiempo. Mi lista de pendientes es larga, mis proyectos, mis obligaciones, mis sueños, mis metas, mi misión. Es 12 de Noviembre del 2009 y estamos casi en las puertas de las celebraciones de fin de ano, el día de acción de gracias, fiesta tan grande en los Estados Unidos, la Navidad con todo su colorido y alboroto. Tengo que ponerme a revisar la traducción de mi libro y hacerle los cambios y correcciones, tengo que concentrarme en ese proyecto y terminarlo para que Luz de Almas Viejas pueda ser leída en Ingles.
De regreso de mi ultimo viaje a Lima en donde me sentí por momentos como si estuviera trabajando para el Servicio Secreto o como si por momentos fuera protagonista de una película de acción, no me puedo quejar mi vida es siempre muy interesante, muchas veces siento que demasiado. La visita a Lima esta vez fue muy fuerte, intensa, emotiva, llena de acontecimientos y sorpresas, reencuentros y despedidas. Llore a mares, llore a cada rato, me entro lo que llamo “la llorona” pero no fueron lagrimas amargas ni lagrimas de rabia y dolor, fueron lagrimas tristes y de frustración cada vez que pasaba por las barriadas de mi adorada Lima, cada vez que veía a mis peruanos pobres con sus casitas de techos de cartón y pisos de tierra, la otra cara de Lima, la que se ve cuando sales de sus distritos de lujo.
Conocí a muchas personas encantadoras de las cuales recibí mucha energía blanca. Estuve muchas veces en lo que yo llamo el espacio ideal, ese lugar sin nombre pero que tu alma identifica y tu ser reconoce, puede ser en plena montaña, cerca del rió, en las orillas de una playa. Hoy, que hace un día luminoso y claro, haré una caminata imaginaria por la montaña.
Tuve el privilegio y el honor de conocer al padre de una gran amiga, Maria Cristina, el Dr. German una excelente persona fue un regalo enviado desde el cielo, un psiquiatra inteligente, experto y gran conocedor de las enfermedades de la mente y del alma que con su dulzura, humanidad y sentido del humor supo sacar respuestas y aclararme muchas cosas con respecto al estado actual de mi hermano que se esta recuperando en un centro para adicciones. El Dr. German me sorprendió por la fuerza de su lenguaje y sus conocimientos, entre otras cosas, le estoy muy agradecida.
Mi cuerpo hoy me pide descanso pero mi mente exige a mis diez dedos que se pongan a tocar su sinfonía en el teclado, me doy cuenta que hace mucho tiempo no se lo que es pasarme un día entero en casa, sin salir a la calle, mi rutina es siempre la de trabajar todos los días, salir de mi casa a las 6:00 A.M. todavía no ha salido el sol y cuando regreso en la noche ya se ha escondido, de lunes a viernes mi vida es dentro de este aeropuerto que tiene treinta mil empleados y ver cientos de personas casi todas apuradas o agotadas dependiendo de si están saliendo de viaje o regresando de uno. Mis momentos de ocio o tranquilidad son fugaces, posiblemente y sin querer los evito, quien sabe si siempre me mantengo tan ocupada para no pensar demasiado, para no analizar, para no deprimirme? Empiezo el día buscando mi lado luminoso.
Por allí encontré una frase de un libro de Pierre Michon (que cita a Flaubert) y lo explica así, data del 1852 y dice:
He aquí una de las razones por las que amo el arte, padecemos de todo, hacemos de todo, somos a la vez el rey y el pueblo, activo y pasivo, víctima y sacerdote...
Somos la prosa de Dios y su destrucción la perfección y su derrumbamiento....
Seguiré en mi oficina trabajando en mis proyectos y auditorias, me gano la vida haciendo reportes de contabilidad y administrando mucho dinero de otras personas o corporaciones, pero a la hora de mi refrigerio, generalmente de 1:00 PM a 2:00 PM alguna de mis amigas me viene a recoger a la Terminal y salimos a dar un paseo corto mirando los colores espectaculares del otoño en Miami que siempre son los colores del Verano. Aquí no hay cerros ni grupos de flores amarillas o naranjas, ni explosiones de rojo y dorado, ni las montañas como en Denver, ni la nieve, ni el frió de New York, pero me imagino una luz suave, vertical sobre la cima de los cerros, tan diferente de mis cerros pelados y rocosos de Chosica y Chaclacayo por donde me paseaba cuando era chica en busca de mis luciérnagas y jugando en las faldas de los cerros con mi perrito Toffee, mi espíritu de conquistadora y mi animo de aventurera, trepando por los cerros como una cabrita salvaje, cubriendo mi pantalón color caqui de tierra, una mochila en los hombros, imaginando que era una Indiana Jones y que iba a encontrar tesoros, o que quizás detrás de esa montana encontraría un pueblo perdido, una aldea con gente feliz.
Al abrir los ojos esta mañana me levanto de la cama y pienso: tengo que dar las gracias a Dios por todas las mañanas y amaneceres de mi vida, porque tengo trabajo, salud, mi familia, mis amigos, tantas bendiciones, tengo que empezar el día llenándome de energía blanca y salir a la calle con una sonrisa que ilumine a todas las personas oscuras, esperar menos de los demás y dar más de mí misma. Es una rutina que me he impuesto.
Es muy temprano, cerca de las 5:00 A.M., mi esposo todavía duerme. Estoy cansada pero es un cansancio bueno y se que pronto voy a recuperar ese estado en que me siento que nada me duele y que anoche dormí ocho horas. Tengo que hacer una lista e ir borrando uno a uno mis pendientes. Es la lista de un día. Hoy es el primer dia del resto de mi vida. Hoy será un día maravilloso. Hace un poco de frío, pero yo estoy feliz porque estoy viva.
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