El retorno




Hace diez días que regrese de mi último viaje a Lima. Han quedado grabados en mi memoria mis largos paseos por el malecón de Miraflores en donde orgullosa miraba a mi hermano Michael llevando valientes pasajeros en su parapente. En esos días la isla San Lorenzo se veía cerca y mas nítida que nunca, era como si pudiera empezar a nadar y llegar con pocas brazadas, se veía cerca pero se que en realidad esta lejos en el Callao. Que lujo y que privilegio tener el enorme mar peruano tan cerca y de gratis. Estuve varias veces en San Bartolo en donde hay un club de ultraligeros que mi padre visita muy a menudo, visite a mi hermano a quien siempre he querido tanto como a mis hijos porque emocionalmente fue mi primer bebe y porque siempre he tenido una relación muy especial con el, como si fuéramos almas viejas, se me encogía el alma cada vez que tenia que despedirme y al menos me consolaba pensando que cuando camina por la playa goza de una vista preciosa y empecé a recordar los veranos de 1970 cuando adolescente veraneaba entre Santa Maria y San Bartolo en las playas del Sur de mi adorada Lima, por aquel entonces estaban de moda los carritos areneros que por poco le cobran la vida a mi padre.

Cuando regresaba de las visitas a mi hermano en la peligrosa carretera con una tristeza tan larga como la canción de Piero, despidiendo el atardecer pasando por Villa y por otras partes del Sur en donde se ve el otro lado de la moneda, la pobreza, el hambre, la miseria, pero así y todo Lima con todos sus defectos me sigue hechizando, es tan diferente el ritmo de los tambores, tan distinta a mi rutina diaria en Miami. Regreso de almorzar una ensalada de frutas y tuve que arreglarlas con azúcar porque aquí la fruta no sabe a nada. Me muero por comerme unos mangos, añoro un pedazo de papaya en las mañanas y que antojos los que siento por devorarme una chirimoya y los que me conocen saben bien que nadie disfruta la comida tanto como esta servidora. Alcachofas, alfajores de miel, camotillos, me comí unos chifles en Puro Perú que me supieron a gloria, unos ceviches del paraíso náutico, unos chicharrones de calamares fresquitos y crocantes… mejor me callo porque si sigo así voy a entrar en una depresión culinaria.

Ahora se porque me siento cara-caída, creo que hasta mis Ángeles tienen sus alitas gachas porque les encanta viajar conmigo a Lima. Hoy me digo y reafirmo que cada viaje a Lima me deja mas enamorada. Ciudad que me ha visto crecer, enamorarme, decepcionarme, reír, bailar, comer, madurar, llorar, envejecer, vivir, sobrevivir, irme para siempre retornar. Esta ultima visita a Lima fue muy especial, conocí a personas maravillosas, recibí abrazos, muchos abrazos que me elevaron muy alto.


Hay que ganas de comerme una empanada especial de carne en la San Antonio, atendida por mi mozo favorito que siempre me engríe y me hace sentir tan querida.

Se va terminando el año 2009, empecé a escribir en este BLOG un 31 de Diciembre del 2008 despidiéndolo. Tengo que preparar mi despedida al 2009, mi hoja de balances, ensanchando la visión del mundo, si hemos podido transformar algunas experiencias dolorosas en bienes espirituales... si hemos ganado en el plano íntimo, si hemos comprendido que poseer bienes materiales es simplemente una forma de subsistencia pero que no nos recupera de nada ni nos protege de nada, sobre todo de la miseria interior. A mi esposo no le gusta Diciembre, no quiere poner adornos de Navidad porque su hermana Marcia se murió en estas fechas, en cambio a mi Diciembre me atrae, me da calor, a pesar que fue en Diciembre cuando perdí a mi abuela, pero son mas fuertes los recuerdos felices que los días grises.


Cada día que paso me voy alejando del mundo material, ya no me interesan las mismas cosas que antes, no comparto los mismos valores, sueño con una sociedad distinta, una que tenga conciencia, que sepa rezar, que tenga verdaderos valores, que sueñe con poseer menos en el plano material, que ayude a los pobres, que de de comer al hambriento, y que conste que no soy una persona religiosa y que tampoco soy comunista, que no soy ni demócrata ni republicana, y que trato de oír y aprender sobre política pero todavía me siento incomoda ante este tipo de personas.

No se porque me siento con esa sensación de monólogo constante, no se quien me lee, me paso buscando comentarios, y gracias a Dios que de vez en cuando Fernando López Peralta me escribe alguno y el Gran Lobo Gris desde Europa y Gloria Angélica (Mozzy mi amiga adorada), no se quien me lee pero se que necesito llegar.

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