Escribir no es siempre fácil



Vestida de verde porque hoy es 17 de Marzo – Día de San Patricio - gran santo para los irlandeses. Muchos celebran este día, sobre todo las cervecerías, motivos, pretextos, mercadeo, un buen día para seguir bebiendo. Y aquí estoy de nuevo, en vísperas de mi próximo viaje a Lima, tratando de mantener al día mi BLOG. Muchas veces no se que es lo que voy a escribir, solo se que dejo correr mis dedos por el teclado y los pensamientos empiezan a salir de su cueva y las letras a formar estas palabras que quedan plasmadas. Escribir no es siempre fácil, sobre todo hoy en día en que cuando te pones a hacer investigaciones te encuentras que ya se ha escrito sobre todo o casi todo, además hay que tener valentía y audacia para decir ciertas cosas, dejar que nuestros silencios giman, griten, se enloquezcan, dejar de temer a los criticones, exponernos a ser señalados por nuestro modo de ser y de sentir. Yo soy muy conservadora en muchas cosas, una pobre romántica piensan mis hijos, algunas me tildan de ser demasiado analítica y profunda. Directa, franca. Escribo y me doy cuenta de que hoy, en general, son muy pocos los que leen, y aquellos que si leen buscan el tipo de lectura sensacionalista, los chismes, el tiqui tiqui, perdónenme pero hay mucha literatura que no sirve, porquería. Entonces en mi cabecita que no descansa nunca, porque la verdad es que hasta dormida sigo escribiendo, escuchando voces (y no soy esquizofrénica, ni estoy tostada ni loca) cuando me siento ante esta computadora me doy cuenta de que escribir es parte de mi vida, de mi misión, de que tengo que seguir levantando la voz aunque a cada rato los sapos malos y envidiosos me escupan y se burlen de mis palabras y de mi presencia física, de mi presencia espiritual, de mi voz, de mi sentir de lo que poco a poco voy motivando en algunas personas. Hay muchas personas que me saludan y me apoyan, hay otras muchas que no me saludan y que van hablando mentiras y ensuciando la luz cristalina del sendero de mis luciérnagas angelicales. De repente siento un calorcito que me cubre toda, una caricia invisible reconfortante y me doy cuenta de que no debo de tener miedo de seguir escribiendo los pedacitos de mis días, escribiendo de todo un poco, porque en todo hay belleza y porque hay que aprender sobre como preservar y mantener la salud y darle metas y proyectos a nuestros días con nuestro trabajo y esfuerzo constante y olvidar todas esas asperezas, dejarlas seguir su camino, sin que nos desgarren la piel ni nos amarguen la vida, no permitir que nada ni nadie nos robe la esperanza, ni turbe nuestra buena vibra.

Fernando López Peralta escribió en mi primer libro que yo sorprendía por la candidez y la inocencia de mis palabras, y es que cierta inocencia es importantísima para seguir escribiendo. Me refiero a esa inocencia que es el compromiso que tengo con la confianza sin límites en los seres humanos, confiar en que podrán, y podremos, estar a la altura de las pruebas y obstáculos de nuestras existencias. Para mi y muchos la literatura cumple un rol no solamente terapéutico, de catarsis, de entrega, de búsqueda, de encontrarle un sentido a todas las cosas y los momentos de nuestras vidas, para mi es seguir creciendo, mejorando, madurando, conociéndome, envejeciendo, comiéndome despacio y suavecito los caramelos de la bolsa del tiempo de mi vida. Y conocerlos, liberar cada letra de ese abecedario infinito que tenemos en las profundidades de nuestras almas. Encontrarle un sentido a nuestras vidas.

Cierro los ojos y me veo caminando por San Francisco, París, Barcelona, Buenos Aires, Lima, Santa Fe. Por qué esas imágenes siempre regresan, me invaden, se apoderan de mí? Entonces siento que estoy nadando en la oscuridad de imágenes, de recuerdos, de vivencias que dejaron impregnadas las paredes de mi alma, y los olores inundan mis sentidos, tengo que haber sido un perro en alguna de mis vidas pasadas, un sabueso cazador en Inglaterra, fui cantante de opera en otra vida, y alguna vez fui un gran vendedor de mantas, chasqui en la época de Atahualpa y Pizarro y monja de clausura en el siglo XVI. Y en los setenta cuando estoy en París a los 16 me conozco la ciudad como si fuera una parisina mas, y en los 80 cuando camino por las calles de Santa Fe me siento como en casa, en Buenos Aires reconozco los rostros de las gentes, sus voces, sus hogares, sus pasos. Soy un alma vieja, tengo miles y miles de lunas y todos esos recuerdos regresan cuando duermo, si es que logro conciliar el sueno. No se si estoy dormida o si acaso estoy despierta.

Callejas polvorientas, riachuelos, orillas con espuma blanca, caballos galopando, esquinas lujuriosas, viejos cementerios, iglesias coloniales, mujeres de la vida, gente pobre, teatros, disfraces, mascaras, hambre, sed, adictos, borrachos, desempleados, miedo, dolor, homosexuales, gente insegura, guerras, injusticias, muerte, enfermedad, gente sufrida, vida.

Escribir en castellano pensando en ingles, o hablar en ingles pensando en castellano, tener mucha facilidad para hablar el frances y el italiano, poder imitar muchos acentos, hablar como Argentina, como Inglesa, como Andaluza, como Limeña, sentir como esa combinación de todo lo que soy, de lo fui, de lo que esta por venir. Vivir. Escribir. Vivir.

Escribir poco y decir mucho. Escribir mucho y no decir nada.

Comments

  1. Todos podemos juntar letras y formar palabras, eescribir es un don que pocos disfrutan tanto como tú,son pocos los que escriben, son muchos los que imitan a los escritores, muchos más de los que realmente necesitamos, piratas de palabras abundan, talentos como el tuyo muy pocos.

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  2. El escribir no se si es una misión, pero si, de eso no me cabe ninguna duda, es una necesidad. Muchos, como vos, en las noches hilamos las palabras para la urdimbre de nuestros textos. Los cuales pueden ser dísímiles pero con el común denominador de ser escritos impulsados por esa secreta compulsión que nos empuja a hacerlo. Hoy lamentablemente el mercado editorial está manejado por unos pocos pulpos, y la literatura se asimiló con el éxito de ventas y poco más. Pero el arte profundo de las letras sigue ardiendo en muchos espíritus. Sigue escribiendo, que además de hacerlo bien, es vivir, es soñar, es compartir. Abrazo.

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