Tienen que leerlo. Todo lo que publica y lo que escribe ya sea cuentos, poemas o sus comentarios son de primera calidad. Estoy hablando de Fernando Lopez Peralta, mi amigo escritor, corrector de estilo, poeta, inteligente, bohemio, sensible, audaz, opinionado, directo, y ahora actor en progreso (pronto se estrena su primera participacion teatral).
Entren a leer a Fernando en su BLOG y conviertanse en sus seguidores:
Se los recomiendo asi como todos los demas BLOG que pueden encontrar en mi perfil, todos son excelentes y de escritores muy buenos, la mayoria no son famosos, pero son como Fernando talentosos y tienen mucho que decir.
Entren a:
http://www.literato-pty.blogspot.com/
La foto es de Oscar Wilde que es mi escritor favorito y uno de los favoritos de Fernando (me parece que ambos escritores nacieron el mismo dia, bajo el signo de Libra).
La noche era espesa, abrazada hasta su más oscura esquina por el ruido de la lluvia y la brisa fría de aquel primer día de diciembre. Llegó hasta su cama con pasos lentos; allí, entre sábanas cálidas y almohadas blandas se encontrarían finalmente. Todo inició cuando la suerte de un error los puso a ambos en el lugar indicado, desde entonces los gestos y palabras de afecto fueron marcando el camino que les condujo al deseo.
ReplyDeleteÉl, con el alma cansada, pero con la esperanza viva, se despojó del pudor y la ropa. Desnudo, se perdió entre las sábanas, aliviándose del frío que le erizaba la piel de su pecho pálido, frágil y sensible, refugio de un agitado corazón. El primer beso fue breve y delicado, a penas un roce.
Él, con el ansia guardada y la voluntad rendida, con su verde y clara mirada sobre aquel cuerpo prometido. Viril y posesivo, pero también sensible y complaciente. Allí estaba, era suyo.
Sus caricias no tenían prisa, fueron escapando una por una de entre sus manos, intercambiando direcciones sobre los cuerpos. Sin barreras, sin dudas, sin miedos. Beso a beso, boca a boca se fueron bebiendo las horas. Cuerpo a cuerpo gastando el reloj, sexo a sexo olvidándolo todo. Era fuerte, era intenso. Era prohibido -perverso- pero era hermoso.
El peso de su cuerpo, el calor de su aliento, el ritmo de su respiración y sus latidos, el perfume de su sudor. Aquella espalda brillando bajo la tenue luz, su cabello negro, negro y crespo como las nubes oscuras de la noche lluviosa. Aguardó con los ojos cerrados el instante de recibirlo con profunda pasión. Iniciaron juntos una estéril danza erótica. Arriba, abajo; de pie o de costado, se entregaron sin medida, hasta el cansancio. El placer era agotador, el agotamiento traía dolor, pero el amor duele y ellos amaban el placer de sus labios mordidos, los gemidos ahogados, las uñas encajadas, dos pieles estrujadas y manos entrecruzadas. Varón erecto y desafiante. No hubo besos ni caricias suficientes para calmar la necesidad, culminaron mil veces la batalla para iniciar una tregua de sueños y duermevela antes de volver a los fragores de la pasión. La noche fue muriendo y la lluvia quedándose muda, el sol conquistó la mañana y arropó con su luz aquel cuerpo exhausto. Abrió los ojos, miró a su lado y recordó cada instante de entrega. Una silueta tomó forma nuevamente hasta hacerse una presencia casi palpable: sus cabellos rubios, los ojos claros, el torso fuerte y aterciopelado. Un sueño, experiencia erótica para sortear los días que aún marcan la distancia, el momento de consumar la aventura.