La calumnia destruye la carrera misionera de Estrella
Estrella la hermana de Sol y de Luna es una mujer dedicada a las misiones cristianas, es una Pastora, vive lejos de su familia desde hace mucho tiempo dedicada a difundir la palabra de Dios fuera del país; es una mujer honesta y responsable, amante de servir a los necesitados, haciendo de eso su responsabilidad básica en su vida personal de misionera y buscadora de almas, se dedica a salvarlas y a practicar las bienaventuranzas, sobre todo aquella que es la de dar de comer al hambriento. Es la mayor de sus nueve hermanos y tiene 35 años lejos de su tierra natal, no tiene hijos, no tiene marido, no es monja porque siente que no es necesario ser monja para servir a Dios, el hombre que fue el amor de su vida nunca quiso concretar un futuro con ella. Es una mujer de mente sana y alejada de los pecados de la carne. Muy diferente a sus hermanos.
Estrella siente presencias celestiales en su vida y defiende el derecho a la vida y a la libertad, en el marco de nuestras leyes y las leyes de Dios. Las personas que la conocen la quieren porque se ha ganado el respeto en el medio educativo, asociaciones civiles y ante la sociedad.
Recientemente, ciertos medios de comunicación han dado espacio a denuncias calumniosas sobre su personalidad conflictiva y hasta la involucran y acusan de cubrir delitos sexuales que algunos ex miembros de su comunidad dicen haber sido víctimas.
Todas las personas que por sus propias convicciones se separan de una organización social o religiosa, aseguran que las razones de su retiro por absurdas que sean son justificables, sin embargo, cuando su salida está orientada en el resentimiento, reclaman venganza, y entonces para disculparse, difaman, mienten, denigran e inventan falsos argumentos para lograr imagen de víctimas. Hay avaricia de por medio y ya sabemos lo que hacen algunas personas por dinero.
Es muy lamentable que en nuestro medio social “todo acusado es culpable hasta que no demuestre lo contrario”. Este aforismo califica al presunto como culpable a priori y a los acusadores como mártires. Generalmente las calumnias obedecen a patrones de conducta ya establecidos socialmente; si se trata de un funcionario público, se le califica como corrupto, al político como demagogo, al líder religioso como abusador sexual. En su situación actual, las calumnias de las que Estrella ha sido objeto han adquirido trascendencia sensacionalista, porque las acusaciones son propiciadas en el marco religioso y hay una natural predisposición morbosa de curiosidad malsana; como si todo misionero evangélico, por el sólo hecho de serlo, fuera un pecado y en éste llevara la penitencia.
Estrella se defiende diciendo: "Los abusos sexuales son actos denigrantes que lesionan gravemente no sólo a las víctimas sino a la dignidad humana, LOS CONDENO Y REPRUEBO ENÉRGICAMENTE. Esas prácticas deben castigarse con toda la fuerza y el peso de la ley".
Los actos bochornosos que irresponsablemente me atribuyen son inaceptables e indignantes, derivados de mentes sucias y perversas que recurren al protagonismo, atreviéndose en sus desviaciones morales hasta describir los "detalles" para que las calumnias impacten, sorprendan y desconcierten aún más. Sensacionalismo, mentira, basura es lo que vende la prensa.
Los delitos de orden común, lo son en cuanto hay evidencias, pero estas acusaciones de supuestos actos cometidos, carecen de pruebas, son argumentos repugnantes que desprestigian a quien los expresa en ese lenguaje vulgar del bajo mundo, de burdel, abominable y execrable, no por los términos mismos, sino que usados como pirotecnia verbal, orientan a la condena pública. Una estrella que brilla y que muchos no soportan su fulgor.
Para defenderse de la rabia de la calumnia, se requiere estar infectado de la misma, porque nadie en sano juicio enfrenta al perro rabioso para desafiarlo, porque sabe que el virus no se extermina en ningún caso.
Si la mejor defensa es el ataque, en este caso, me resisto a aplicar esa estrategia, porque la calumnia se alimenta de rencor y odio, se sabe cuándo se inicia, pero se desconocen sus límites, porque degenera en una espiral interminable que llega a lo protervo y lo depravado, formas corrosivas que nacen solamente en mentes degeneradas, en almas oscuraS. Ante esta guerra sucia, el enfrentamiento no es recurso de solución, mi mejor argumento de defensa son las acciones de mi vida, expuestas abiertamente ante mi familia y los misioneros y amigos cercanos colaboradores, que hubieran sido los primeros en impugnar cualquier bajeza; ellos son testigos idóneos y los más implacables jueces. Ante todos ellos y la opinión pública, con humildad afirmo, soy humana y tengo defectos y equivocaciones pero tengo paz y ningún acto inmoral de que avergonzarme.
El acusador sabe que calumniar para acusar es enlodar, y el acusado sabe que defenderse es someterse; es aceptar implícitamente ese juego ominoso de perversión que goza de intriga y termina en el acoso.
Ni cobardía, ni debilidad en mi determinación a callar o guardar silencio, es evitar forcejeos verbales a los que me niego y me resisto porque es caer en un círculo vicioso en el que mis detractores encontrarán siempre un pretexto perverso para tergiversar lo honesto. En el transcurso de los últimos meses, desde que se inició este hostigamiento en la ofensiva del descrédito, no ha sido aportada prueba alguna, ninguna evidencia, nada se ha constatado, lo que comprueba que calumniar es una trampa de descomposición moral.
Defiendo con pasión la verdad de la doctrina cristiana, los valores humanos y ataco inflexible la mentira, la injusticia, la ignorancia, la inmoralidad, el desenfreno. Reitero, no me interesa la defensa ante la calumnia, porque la integridad de una vida no se defiende con palabras, la integridad no se concede, la integridad no se otorga, la integridad se gana, se gana con acciones, en el ejercicio de la responsabilidad, y en la conducta diaria del cumplimiento del deber.
Lo paradójico y ridículo es que, los impugnadores en su afán de exhibirme ante el tribunal público, también denigran a las autoridades judiciales y administrativas afirmando que hay contubernio porque no “actúan”. Si las calumnias que me atribuyen tuvieran fundamento, dejarían de ser calumnias, para convertirse en verdades en las cuales la ley hubiera sido aplicada según el derecho, desde hace tiempo.
Todas mis acciones están a la luz pública, sigo difundiendo el evangelio, sigo divulgando el derecho a la libertad y el respeto a la vida, sigo en mis viajes misioneros en el extranjero, y sigo manifestando convencida que, mejores cristianos son mejores ciudadanos.
En mi ánimo personal no hay venganza, ni amenaza a mis detractores, no hay intimidación ni persecución, porque mis actos justifican la honorabilidad de mi vida. Me debo a la responsabilidad de la predicación del evangelio y a la comunidad que sigue firme en la doctrina de Cristo.
A mi familia, a mis colaboradores, a los cientos de miles de fieles, y a los que me dispensan su simpatía, gracias por apoyarme en la entrega sin reservas por un los ideales de amor, esperanza, caridad y la fe Cristiana.
En tiempos de incertidumbre e inseguridad, cuando parece que la justicia humana huye y se esconde cobardemente detrás de la calumnia, aun queda una aliada principal, la justicia divina, creo que a Estrella le caería bien leerse el cuento perdonado, publicado hoy en Cuentos Empitucados!
ReplyDeleteUn Besito Marino!
Le voy a decir a Estrella que lo lea ahora mismo. Gracias Tita la mas bonita por visitarme todos los dias, te has convertido en mi gran amiga, consejera y quiero que sepas que disfruto mucho todo lo que publicas y que siempre te visito. Voy a tratar de ponerte mis comentarios asi como tu haces conmigo. Besitos de luz
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