Sol y la experiencia del primer vuelo



Sol no se sentía bien, las angustias la atormentaban, estaba esperando impaciente mientras le preparaban una tostada con mucha mantequilla y de repente un fuerte mareo, debilidad, todo se le hace borroso, siente punzadas en el pecho. No dice nada y sigue caminando blanca como un papel, rumbo a su oficina, apurando el paso para que no reparen en ella, le falta el aire. Anoche estuvo hablando largo rato por teléfono con quien lucha por sacar de su mente, Amado el chileno, un mulato joven que conoció en uno de sus viajes de negocios y de quien se enamoraría como una adolescente inexperta. No le gusta sentirse así porque sabe que ese hombre no fue más que una botella de agua en el desierto de su vida, eso mismo, cuando uno tiene sed desesperada la primera gota es un diamante y fue así como se enredó en ese rompecabezas de pecados y mentiras. Como una cándida inexperta, crédula y romántica le entregó lo que había guardado con recelo y cuidado, el tesoro de sus sentimientos, y se volvió a equivocar, pobre ilusa Sol, pobre tonta que se dejó llevar por una voz varonil que le endulzaba el oído, por las caricias calculadas de un hombre sin sentimientos. Toda su vida había amado a los hombres equivocados, no aprendía la lección.

Sol se había pasado la vida viajando, era su destino. Hizo muchos viajes más para encontrarse con su amante, puso todo de su parte y de su bolsillo para ver como podría acomodar dos realidades imposibles, lo amaba y el sabiéndolo nunca le dio importancia al amor de esa mujer que había reparado en un hombre que no era merecedor de su entrega de amor y de toda su generosidad y sacrificios. En uno de sus viajes después de unos días de pasión en un hotel de lujo, Amado le cuenta a Sol haciéndose el dramático y la victima de sus circunstancias, que ha decidido casarse con una mujer mayor que ha conocido por Internet para poder dejar su país después del terremoto y buscarse un futuro ya que se siente que no soporta seguir viviendo en la pobreza y sin esperanzas de mejorar. Sol se siente morir mientras lo escucha, entiende que ella nunca podrá casarse con este hombre por muchas razones, no puede dejar de sentirse como una mujer madura que está “pagando” para que le den caricias, compañía, sabe que este tipo es un gigoló, todo lo indica, el amante le exige dinero, ropa, regalos caros, es un prostituto y cuando se da cuenta en lo que ha caído, siente asco, siente rabia, dolor, remordimientos, pero no puede callar su alma enamorada, ni apagar el fuego de su carne, ella que siempre fue una dama, una buena mujer, que desde que había enviudado no había tenido ni siquiera el pensamiento de volver a sentirse hembra, hasta que llegó este mulato, alto, seductor, varonil, y ella que toda la vida fue tan racista terminó involucrada, enlazada y enamorada de este individuo que era la antitesis de lo soñado, no se lo podía sacar de su cabeza, de su piel, y de pensar que se había casado con otra que ni siquiera le gustaba, hacia que lo viera y lo empezara a odiar, a rechazar, sentía rabia, celos, dolor, una mezcla de emociones pero sobre todo estaba molesta consigo misma porque se había enredado con una porquería de hombre, había caído bajo, muy bajo, con un tipo que la había usado y abusado y que todavía quería seguir haciéndolo a su antojo y sin remordimientos. ¡Tremendo vividor, mujeriego, sinvergüenza, cara dura y mentiroso! El tal Amado rindiéndole homenaje a su nombre de pila, Amado de varias mujeres.

A las pocas semanas de la boda en secreto, empezó a dejarle mensajes llenos de promesas y mentiras, todos los días a buscarla en el Chat, después las llamadas a cada rato. "Solita de mi vida" le decía cariñosamente, “mi Sol no sabes como me puse de nervioso en el vuelo”, y empezó a contarle con detalles todo el viaje desde Chile hasta Australia. Siempre tuvo sus reparos a la hora de subirse a un avión, y entendía muy bien como tiene que haberse sentido, de todos modos, las ganas de irse de su terrible realidad, su ambición por salir adelante, casarse sin amor y con la intención de dejarla apenas tuviera los papeles, y conocer otros países pudo más. Una de las azafatas del vuelo se dio cuenta de la conducta del pasajero principiante del asiento F17, sobre todo al verle la cara de susto y de no se de que me hablan cuando le daba instrucciones a todos los pasajeros, al finalizar el despegue, que abrochasen sus cinturones y regresaran los respaldos a su posición inicial, la vertical, cerrar la pequeña bandeja de los asientos delanteros y observar el aviso de no fumar. Amado estaba desesperado por un cigarro. Se avecinaban turbulencias sobre el Atlántico, lo que el pobre sinvergüenza del vividor que le había roto el alma a Sol no sabia era que iba a tener la peor experiencia de vuelo de su vida, porque el vuelo de esa tarde fue prohibitivo para cardiacos, cobardes y sobre todo para los principiantes. La pasajera que tenia de vecina, una chinita diminuta que temblaba como una hoja movida por el viento, le incrustaba los dedos cada vez que la aeronave daba brincos por la turbulencia. La comida y el café se rebalsaron en su camisa blanca y al poco rato las nauseas lo hicieron vomitar. Cuando llego a su destino final, estaba verde, labios blancos, ojos rojos, mareado y agotado y se demoraría tres días en recuperarse de todos los sustos y que le regresaran los colores al cuerpo.

Sol, escuchaba a su infiel y traicionero amante relatarle el viaje y sentía ganas de reírse porque se merecía eso y mucho más. Tuvo que taparse la boca para que no se diera cuenta, porque Amado para colmo de colmos era muy sensible y se podía molestar.

Otro pasajero luego le contaría que las turbulencias ese día fueron fuertes, más que lo acostumbrado en un vuelo normal. El avión subía y bajaba bruscamente por la fuerza de las turbulencias. A veces se zarandeaba hacia uno y otro lado para caer de nuevo como si perdiera toda la fuerza de sus motores: bullas, gritos, la angustia colectiva que es tan contagiosa, esos golpes que suben y bajan en las barrigas, golpes secos en las tripas que hacen sonidos indiscretos. Miedo, era la primera vez que pensaba en su posible muerte, miedo de que se si caía el avión se iba derechito al mismísimo infierno, metido en un avión a miles de pies de altura y lejos de su tierra natal, tuvo ganas de llorar, se frotaba los ojos para que no se dieran cuenta de que efectivamente estaba llorando sin poder controlar el llanto, se dio cuenta que era un cobarde, el que era tan "hombrecito" a el que le habían martillado en la cabeza que los hombres no lloran, estaba cagado de miedo, de la impotencia y el miedo al estar a merced de lo que depare la naturaleza o los motores de un avión, sabia que en la mayoría de los casos los aviones se caían por error humano. Absorto y quieto, pegado con goma de mascar en el asiento solo pensaba una y otra vez en lo que estaba dejando atrás, en las sorpresas que le esperaban en su nueva vida, en como tendría que adaptarse a tantas cosas diferentes a lo que había sido su realidad.

Amado del Valle y Ruiz, entrando a las cuatro décadas de vida tenia que apurarse en forjarse un futuro, no quería seguir siendo un hombre pobre, y por vivir en un buen lugar, manejar un carro, habitar una casa con comodidades y aire acondicionado, no le había importado venderle su alma al diablo, sabia que había jugado con el corazón de tres mujeres, que con las tres se acostaba y al hacerles el amor les juraba amor eterno, a las tres las disfrutaba porque no tenia estomago, sabia que era un mujeriego manipulador que sólo buscaba su comodidad, era el típico caso del “fin justifica los medios” si hubiera nacido mujer hubiera sido una mujerzuela, ahora que Sol lo conocía tan bien estaba segura que era capaz de vender hasta a su madre, sin importarle las lágrimas de las que había traicionado tantas veces, a su pareja de tanto tiempo, por otra parte la tenia a ella, a Sol, la mujer de clase, la que nunca se imagino que podría hacerle caso, la que le había enseñado a vivir en otro mundo, otra realidad, una mujer por la que se sentía atraído de mil maneras pero que intelectualmente y socialmente le era inalcanzable porque no tenían nada en común, solo la atracción carnal y la química sexual, porque de todas las mujeres en la cama era la que mas había disfrutado, y ahora la turista entrada en canas que le presento su amigo el que vivía en el extranjero para que hiciera una boda de papeles con esta mujer de otra nacionalidad, que estaba loquita por casarse porque no quería vivir sola y el sin reparo ni vergüenza le había seguido el romance y la había convencido de que llegarían a amarse. En pocos meses, y sin decirle nada a nadie se casa en secreto.

Sol recibe canciones que le manda en vez de cartas porque Amado no sabe escribir y cuando lo hace son cartas llenas de errores ortográficos. Tiene que ir enfriando lo que siente, cerrando las puertas de quien la quiere tener de reserva para cuando le tiren una patada, porque la convivencia sin amor es igual que una celda caliente sin aire y sin agua, y Amado se siente solo, en un país en donde la gente es racista, en donde es un mantenido, un vividor y ya en los pocos meses de vida matrimonial tiene muchos problemas porque uno no puede tapar el sol con un dedo. Ahora que esta lejos empieza a sentir nostalgia y se siente aburrido, se vuelve adicto a la computadora, no duerme, y come a cada rato, en pocos meses se ha puesto gordo, si no empieza a caminar, los amigos no lo van a reconocer.

Pobres los sapos traicioneros que terminan victimas de sus propias trampas. Sol se siente dolida al comprender que ha cometido un error al enamorarse de un hombre que no valía la pena, y hoy se da cuenta de que lo mejor que le puede haber pasado es que Amado la haya traicionado y se haya ido lejos. Tiene que romper el lazo que los une. Se acuesta y se empieza a reír al imaginarse la cara de susto del hombre que dejo su tierra, su familia, sus hijos, sus amigos buscando una vida mejor, lo que el pobre no sabe es que es el principio de una vida solitaria y que los remordimientos no lo dejarán nunca ser feliz.

Comments

  1. Bonita historia, mas rela de lo que quisieramos, y como terminas ójala tenga su merecido

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  2. Dice el viejo y sabio refrán: “Alábate pollo, que mañana te cocinamos”, eso le pasa por calabaza!

    Besito Marino

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