Amor de almas


(Poema del libro "Los sapos no saben leer")



Amor de Almas

Recuerdo agosto en el verano de mi juventud
Soy una mujer de mirada triste
sin brillo, no siento nada,
mis ojos secos se olvidaron
de llorar y de mirar.
Se fue el amor de mi vida,
para nunca volver.
Es dura la muerte,
y es larga y dolorosa la vida
cuando los golpes te dejan heridas
que sangran para siempre.


Octubre en el invierno de mi vejez
Soy una mujer de mirada lejana
desde que te fuiste,
amado amante, amado amor,
nunca quise otros besos
ni recibir otras caricias,
mis dedos no recorrieron otra espalda
mi mirada gime al recordarte,
mis gritos silenciosos te reclaman,
mis piernas estacionadas ya no bailan,
morando mi mente en aquella esquina
en donde nos juramos amor eterno.
Sigo fiel a tu memoria,
sigo siendo tuya para siempre.

¿Para qué quiero seguir despierta
si dormida he de soñarte cada noche?
si dormida he de tenerte,
si cuando cierro los ojos,
tus ojos, te encuentro siempre,
vives en el huerto de mi alma,
me crecen alas y vuelo a nuestra morada.
Me recibes con los brazos abiertos
y con la hoguera encendida,
afuera está oscura la tarde
y se escucha el canto de las aves
el murmullo sediento de las hojas
el aroma dulce de las rosas
el susurro suave de los vientos.
Y me invitas a bailar,
bebemos juntos, conversamos,
reimos, nuestras penas compartimos,
te cuento tantas cosas...

Y prefiero vivir durmiendo,
y encontrarte cada noche,
subirme en tus alas,
acurrucarme en tu pecho amoroso,
decirte con besos y caricias
como de ti vivo siempre enamorada.
Como se fueron muchos Agostos,
muchos Octubres y muchos Eneros
y como y cuanto te sigo amando,
desde siempre, para siempre,
amor de almas.

Cierro apurada mi ventana,
veo llegar una luz brillante desde lejos,
es tu estrella que me llama,
estoy feliz, mis ojos vuelven a llorar,
te veo llegar, pinto mis labios de rojo,
me pongo bonita para recibirte,
es una luz que ilumina todo el camino
me extiendes tus brazos,
es Enero y es invierno,
la nieve cubre el techo,
y al llegar me besas en la frente
y yo te digo amado amante, amado amor,
que solo quiero tus besos,
que quiero tu calor,
que nunca hubo otro en mi lecho,
que nuestro amor fue el amor de almas.


Soñaré dormida y despierta
recordando nuestra infancia y juventud
tuvimos dos niños que ahora acaricio
mientras duermen como angelitos,
me hiciste madre, mujer, abuela,
recuerdo como los mecías en tu regazo,
cuanto amor quisiste entregarles;
y una noche inesperada
te vimos partir para siempre
y mis ojos rendidos de dolor
dejaron su luz en el campo santo.
Fue duro decirles: tu padre se ha marchado.
Papito se fue al cielo.


Y ellos, tus hijos, crecieron callados,
y yo me hice la fuerte,
no me vieron llorarte,
no oyeron mis sollozos,
pero si supieron que su madre
nunca quiso los besos de nadie.

Hoy dejo que mis lágrimas mojen mi almohada
confidente y amiga fiel
Hoy pongo flores en la mesa,
calas blancas en tu memoria,
recito un poema que me escribiste,
he soñado con tu voz, y tu calor,
tantas veces,
tantas noches,
he sentido tus besos tiernos,
Y dejo correr mis lágrimas...
que dormida tu secas con tus besos.


Lloro por todos esos Octubres que no pude llorar
Lloro por todas esas aventuras frustradas
los viajes que nunca hicimos
¿Quién puede olvidar un amor como el nuestro?
Sólo se ama una vez con el amor de almas
y nuestro amor sublime y celestial
es una fiesta de rayos y truenos
de estrellas brillantes y violines en las nubes
la luna esta noche de Agosto se acerca
a mi ventana y me regala
una hamaca para mecer nuestro amor
y a nuestro lado siento la presencia
de nuestros ángeles guardianes,
que protegen nuestro amor de almas.


Mary Elizabeth Fernandez-Vasquez
Miami, 17 de Agosto del 2010

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