Difamar, murmurar, calumniar...


Uno de mis lectores, Antonio, me pide que escriba sobre el acto de difamar, murmurar, sobre las calumnias y desarrollar el tema. Si las personas "chismosas" se controlaran un poco, si las vecinas de al frente aprendieran que hay que llenar esas horas que "desperdician" en la chismografia para leer, escribir, hacer obras de caridad, hacer ejercicios, caminar, bailar, aprender a cocinar, visitar a los enfermos, preocuparse de los ancianos, limpiar sus casas, buscarse un trabajo, que se yo hacer "cosas constructivas" en vez de "murmurar" y vivir inventando chismes... se pusieran a rezar...

Conmigo hicieron un trabajo muy bueno mis padres, mi abuela, mis maestras, las monjitas de mi colegio en Lima y muchas otras personas que dejaron huellas en el huerto de mi alma, todas me ensenaron con el ejemplo la importancia de ver, oir y CALLAR, hacer el bien al prójimo, de mejorar la sociedad y convivir en forma pacífica y solidaria con los demás, recordando que somos hermanos, hijos de un mismo Padre Celestial, nuestro Creador, y que existen "límites", leyes, reglas de conducta y moral, y que la "lengua" es de todas las armas del ser humano la que puede ser la peor, tan filuda como un cuchillo y hace desangrar el alma, si las personas pensaran antes de difamar e involucrarse en la calumnia se callarian, he visto vidas que han quedado destruidas por culpa de la vil calumnia, de esa mentira que empieza como una bolita y que conforme va dando vueltas va creciendo hasta convertirse en una bola gigantesca, incontenible.

No hay nada que me ofenda o mortifique mas que una persona que se la quiere dar de "decente y cristiana" y se me acerca con chismes hablandome mal de tal o cual persona, en vez de callarse, controlarse, pensando que se trata de ser cada vez mas humano y de no contribuir al conflicto y no se quiere faltar a los principios y valores, para asi evitar caer en las faltas a la ética y a la caridad.

En mi libro "Los sapos no saben leer" Sol la protagonista y la que cuenta la historia es una mujer que desde temprana edad tiene que afrontar una vida muy dura y llena de conflictos y problemas. Uno de sus dramas a temprana edad es que es violada por un familiar, un tio que la deja embarazada a muy temprana edad. Sol trata de esconder su embarazo pero como es catolica decide tener ese hijo sin decirle a sus padres quien es el progenitor. En Lima a los finales de los 1960 esto es motivo de una cadena de "chismes" muy grande y Sol queda marcada como una mujer sin moral, una desvergonzada que por fornicar a la libre ha quedado encinta, cuando la realidad es que Sol es una victima inocente.


El rumor va de boca en boca sin que nadie pueda dar razón de ello: se dice que dijo, se rumora, son rumores... y los rumores se convierten en mitos, leyendas urbanas. Se dice de alguien para que se crea como verdad pero sin verificarse si es verídico. El rumor es una información no verificada y está basada en que "me lo dijo fulanito que es un amigo de mucho tiempo y alguien de mi absoluta confianza": estos dicen "cuando el río suena es porque piedras trae" o "si lo han dicho por algo será". O este otro: "miente que algo queda". Pero ojo, cuidado, mucho cuidado, quien escucha un rumor no tiene garantías de que sea cierto. La intencionalidad de los rumores es siempre perversa o tendenciosa. Por otro lado, el chisme se refiere a historias "bajas" sucias, inmorales, sobre personas concretas que rondan en la calumnia. Es un juicio subjetivo y está en la línea de la frase que dice: calumnia que algo queda.

Cuando alguien te venga con un chisme, CAMBIA EL TEMA, interrumpe a la persona y dile "te fijaste que lindo dia hace hoy" o dile que el color rosado le queda precioso, o que el color negro es muy elegante, o que el amarillo es muy divertido, que se yo, cambia el tema, empieza a contarle un chiste, hablale de lo feliz que te sientes porque vas a irte para tu casita a cocinarle a tu familia un lomito saltado o el mejor ceviche de corvina, que se yo, pero CAMBIA EL TEMA.

El rumor es la piedra angular de la desinformación. La desinformación es una técnica que podríamos llamar información cancerosa. El chisme es peor que un cancer de lengua, el veneno del alma. Porque no se trata de no informar, sino de mal informar mintiendo o falseando la verdad. Es una técnica que consiste en proporcionar informaciones erróneas, llevándoles a difundir opiniones que correspondan a las intenciones del desinformador. La desinformación tiene como base una información falsa, ofrecida en clave de mentira, y puede darse el caso de que algunas de las informaciones sean verdaderas, pero ocurre que en el contexto de la desinformación incluso las verdades se dicen con fines desorientadores o engañosos.

Sol tiene tres hijos, una hija mujer que se llama Luna y que desde chica era muy deportista y jugaba con los muchachitos del barrio, es fuerte, de figura musculosa y como nunca se le conoce novios las personas empiezan a asumir y a "murmurar" que Luna es machona, ahombrada, poco femenina y por consiguiente debe de ser lesbiana. El problema es que Luna es de personalidad con tendencia masculina para poder sobrellevar una serie de conflictos emocionales, y es inconcientemente una lesbiana de ropero que nunca sale del closet y que vive muy confundida. Luna llega a la madurez siendo virgen, nunca ha tenido relaciones sexuales, sin embargo porque hay gente chismosa y mal intencionada Luna es rechazada y maltratada emocionalmente en su barrio por personas que se burlan de ella, a tal punto que llega a deprimirse e intenta quitarse la vida.

A veces la mentira puede ser fácilmente descubierta. Pero lo más frecuente es que se vista hábilmente de verdad, con lo cual consigue penetrar mejor en el receptor y modificar sus opiniones y puntos de vista en función de los intereses del emisor.

Una de las técnicas para vencer al enemigo ha sido el rumor, porque en los rumores se reflejan opiniones, dándoles libre curso a los rumores se induce a sus destinatarios a la creencia de cosas que para verficarlas y conocer si es verdad no habrá acceso. El rumor es un medio muy apropiado para desmoralizar audiencias y poblaciones enteras. Mediante el rumor se puede perder la credibilidad en las instituciones, en las personas y se produce el efecto de “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Es la ocasión de oro para los oportunistas.

Al faltar una información objetiva y verídica sobre los hechos, terminan imponiéndose los rumores, creándose una situación de confusión y desconcierto social.
Hay un mito muy difundido, es el mito de los expertos. Si hablan los expertos, habrá que escucharles digan lo que digan. Los expertos dicen sus puntos de vista en los medios de comunicación y cualquiera cree que todos los demás piensan igual. No importa si es cierto o no, importa la autoridad del que habla. En ocasiones sucede que el rumor descansa en el hecho de que hay una persona que su testimonio es incuestionable.

Otras veces nuestra imaginación perturbada contribuye poderosamente a la deformación de nuestras percepciones de la realidad y supone como real lo que solamente existe en la imaginación. Existe en nosotros una fuerte tendencia a objetivar aquello que vehementemente deseamos. A convertir nuestros deseos más profundos e intensos en realidades. El rumor siempre es una técnica de manipulación. Psicológicamente hablando se dice que la persistencia en repetir una historia fantástica es un factor decisivo para su aceptación.

En este momento la pregunta obligada es la siguiente: Los periodistas ¿cuentan las cosas como son o se las inventan? La experiencia demuestra que muchas veces sus presuntas informaciones son meros rumores y otras historias son puras invenciones, hasta que pronto o tarde se descubre el fraude informativo y el engaño.

Los rumores son montajes prefabricados para desacreditar a personas e instituciones, como los rumores en base a documentos falsos redactados en las oficinas de la desinformación. La historia del periodismo está plagada de historias de este tipo de rumores.

Todo parece indicar que la semilla de cultivo de los rumores son los sentimientos racionalmente descontrolados y la imaginación de emisores irresponsables, y receptores mal preparados para descifrar los mensajes informativos en clave de rumor. El rumor presupone la aplicación de una idea nefasta para el quehacer informativo inspirada en el dicho maquiavélico: Calumnia y miente, que algo queda.


No difamar ni calumniar:
La auténtica información es incompatible con el decir la verdad difamando, calumniando, robando a los demás su fama y honor. El fin de informar no justifica el atropello de la dignidad de la persona, aunque sea para decir la verdad. Es inmoral, inhumano, perverso, es injusto hacer uso de la calumnia y de las sospechas maliciosas para minar la moral de las personas.

Los códigos éticos en otros países señalan sobre esto lo siguiente:

Es contrario al decoro periodístico publicar acusaciones infundadas, sobre todo cuando éstas son de carácter difamante.

No deben hacerse acusaciones contra individuos o grupos si no pueden ser aducidas pruebas convincentes en apoyo de tales acusaciones.

La difamación y la calumnia es un delito no sólo cuando se refiere a los individuos, sino también a las personas morales.

Se prohibe la difamación, el chantaje, las acusaciones sin pruebas, y no se difunden las informaciones infundadas o las informaciones desfavorables relativas a unas personas, un grupo o el interés general.

Comments

  1. Bueno este escrito, nos recuerda que personas que critiquen siempre existirán; y aquí un de tradición oral “Las tres Bardas”, que ilustra perfectamente, la situación:

    “Un día Sócrates estaba y un joven se acerca y con voz aturdida le dice:
    Joven: Maestro, te cuento como un amigo tuyo estuvo hablando mal a tus espaldas. Y Sócrates lo interrumpe diciendo: Sócrates: Espera. Antes que me cuentes ¿ya lo pasaste por las tres bardas?
    Joven: ¿Las tres bardas? Cuales son Maestro Sócrates: La primera barda es ¿Te consta a ti de lo que me contaras es verdadero? Joven: No Maestro, eso lo dijo Fulano
    Sócrates: Ahh, no a pasado la primera, mejor miramos la segunda barda ¿Eso que me contaras es algo bueno para mi? Joven: Al contrario Maestro Sócrates: Ahh, no ha pasado la primera ni la segunda, a ver si pasamos a la tercera y última barda, ¿Eso que me contaras es necesario que me lo digas? Joven: Sinceramente no es necesario maestro Sócrates: Ahh, Entonces si no es Verdadero, ni Bueno ni Necesario dejémoslo ahí en el olvido.”




    Un Besito Marino

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