Recordando el invierno de 1978
Es invierno en Miami, y no tengo carro, mis hijos y yo nos despertamos cada mañana cuando es aún de noche, y falta mucho para que salga el sol. Nos cuesta a todos levantarnos, pero no nos queda más remedio que hacerlo, tenemos que tomar cuatro carros para llegar a nuestros lugares, desayunamos en el trayecto y muchas veces los peques se quedan dormidos.
Tengo el recuerdo de esos viajes grabados, fueron muchos hasta que pude reunir el dinero para comprarnos nuestro primer carrito marca Ford. Mi hijo pequeño siempre tuvo muy buena actitud ante todo, en cambio el mayor era quisquilloso y el rey de las rabietas. En aquellos momentos era tanto lo que cargaba en mi mente que no tuve tiempo ni modo de expresar o exteriorizar lo que llevaba por dentro, que era mucho para una mujer de tan corta edad. Un dia dibuja el cielo y lo hace tan bien que parece una foto y yo me siento orgullosa de las manos de artista de pincel de mi angelical querubin. Conoce los siete colores del arco iris. Por la tarde, nuestro regreso a casa es siempre igual, los mismos comentarios. Cambian los dibujos pero no cambia nuestra realidad. No tenemos suficiente dinero para comprar comida, tenemos que comer todos los dias lo mismo, mucho pan, arroz y leche.
Vemos un poco de tele, charlamos unos minutos cada noche, trato de hacerles reir, les cuento historias que los hagan felices, los dejo brincar en la cama que todos compartimos, tenemos solo una cama grande, y yo duermo en el suelo encima de unos almohadones. Mis hijos y hermanos me miran con sus ojos grandes y expresivos, sonríen y me abrazan muy fuerte, es una rutina que tenemos desde siempre, la energia de los abrazos, y decirnos "te quiero mucho".
Y hoy recuerdo aquellas noches en donde eramos felices con tan poco, comiendo macarroni and cheese casi todos los dias, y leche caliente con tostadas y mantequilla de mani y mermelada de fresas.
—¿Sabes, mamá? Hoy, al volver del colegio, te he dibujado este cuadro para que lo pongas en un marco, y cuando lo miro es mi cara, y una mujer que tiene algo de parecido conmigo, y me dice "Mamita tu carita es dulce como la miel", y el pelo hoy te brillaba, y tus ojos parecían más pardos verdosos que nunca, mami hoy luces linda, eres la más guapa del mundo entero, y se me prende al cuerpo como una goma y me llena de besos, y yo toco con los dedos el cielo, y me siento feliz.
Y hoy mucho tiempo ha pasado... ahora soy abuela chocha que necesita babero, y tras el abrazo, el beso y el abrigo, vuelvo a mi cuarto sonriente y emocionada, pensando en mis canas, mis arrugas, mi cansancio, mis ojeras, sientiendo que no hay amor más puro, dulce, tierno y maravilloso que el amor de madre que se hace sublime cuando eres madre y abuela.
Las abuelitas son muñecas de porcelana! Reliquias el amor, la complicidad y la ternura!
ReplyDeleteUn Besito Marino
http://misilagata.blogspot.com/2010/07/un-cachito-de-ternura.html
ReplyDeleteTe mando eso, querida abuela, espero que toque tu fibra sensible, como tu relato acaba de tocar la mia.
Tu anciana colega