El hijo ateo


Otro pedacito de "Los sapos no saben leer"


Hijo mio, soñé que soñabas conmigo, que habías llegado al aeropuerto por la Terminal J y que habias preguntado por mi, venias vestido con saco y corbata, con una bufanda que te habia tejido tu madre (yo) y un sombrero que habias heredado de tu abuelo, en el hombro cargabas tu guitarra que estaba forrada por un telar peruano muy antiguo y llevaba las iniciales de tu nombre, es más, tu pasaporte era rojo vino y tus maletas eran de cuero color café y negro, llegabas con una sonrisa amplia que iluminaba los pasillos oscuros dejando una estela de mariposas conforme ibas caminando. Me necesitabas y me llamaste para decirme que habias venido por mi, mientras me ibas hablando se oia música de fondo, madre, me dijiste, estoy aqui, dime como llegar hasta tu casa, y yo no podia creer que te encontrabas en la misma ciudad, que habias llegado desde tan lejos a visitarme. Mientras el taxi te acercaba hasta mi casa en las afueras, asomabas tu cabeza por la ventana respirando hondo el aire contaminado del smog de la ciudad y mirabas con ironia la vida saludable de los que aún trataban de sobrevivir a cierta edad, haciendo ejercicio, corriendo por las calles, y así mirabas también tu vida que desfilaba en tus pensamientos, toda una vida separados, toda una vida esperando este momento. Era una noche de sábado y en los bares de South Beach bebian, bailaban y hablaban de política, drogas, mujeres malas y millones, detestabas el olor a tabaco y las mujeres que llevan excesivo maquillaje, y mientras pensabas, había algo sublime en tu mirada, en esos ojos mojados que no podian creer que estabas llegando a encontrarte con tu madre. Por momentos te rascabas la cabeza y aún eras capaz de sacar un sueño de esos donde pudiste ser un veterinario, un marino, un artista, o un sacerdote que regala miradas tiernas a la vida, donde por creer en Èl ya no tiene que hacer apuestas con la soledad, pero no, te volviste ateo desde que hiciste la primera comunión, cuando te volviste vegetariano para llevarle la contraria a tu madre, empezaste a pelearte con ella porque no aceptabas su religión que para ti era la mayor hipocrecia del mundo, personas que cumplen con las apariencias y la sociedad, asì que un dia cuando llegaste a la mayoria de edad te empezaste a olvidar de tus padres, de tu familia y sobre todo de ese Dios del que solo habla el que lo necesita y cuando lo necesita, y ahora que llegaste a cierta edad, te has dado cuenta que el glamoroso perfume de tu juventud se ha acabado…


Despierto de mi sueño, la almohada mojada, hijo te sueño, me haces falta, le pido a Dios todos los dias que te cargue, que te bendiga, que abra tus ojos y que pronto, muy pronto mis pesadillas dejen de serlo. Le pido un regalo divino, que te devuelva mi credo, que te des cuenta de que si existe un Ser Supremo, y que EL es quien define en segundos nuestro destino, nuestra vida, y nuestra eternidad.

Comments

  1. Cierto, es que todas las madres quieren unirse en el credo del amor, con sus hijos, digo yo que faltaría cuestionar al mejor maestro; y el mejor maestro es el ejemplo!
    Un Besito Marino

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