Los hipócritas


Antonio te voy a complacer porque no quiero defraudarte, me pides que escriba sobre los hipócritas, y al empezar esta nota mientras mis dedos se deslizan rápidos por el teclado, recuerdo el rostro de una vecina que era la chismosa del barrio y la mujer más hipócrita que conocí en mi infancia. Después en mi vida laboral he conocido a muchos “personajes” que podrían pertenecer a este grupo de personas de “doble cara” esos que por delante te sonríen y se hacen tus amigos y que al dar tú la media vuelta te clavan el puñal, y se hacen los desentendidos, los Judas, los saca vueltas, los infieles, los Poncio Pilatos que se lavan las manos, porque todos los hipócritas son traicioneros, mentirosos, falsos, acomedidos, interesados y calculadores. Tengo un intimo amigo que vive en Alemania, el hombre más franco y directo que he conocido en mi vida, no tiene pelos en la lengua y tenemos algo que nos une mucho desde el primer día en que nuestras vocaciones de escritores se tropezaron para unirnos a través de nuestras historias, cuando lees su perfil lo primero que dice es que lo que más odia en este mundo es a los hipócritas, y tanto el como yo y como muchas personas que llamamos pan al pan y vino al vino, tuvimos que crecer en una ciudad que está invadida de personas “tripolares”, de camaleones, de seres que no tienen no tienen rostro, apenas la sonrisa maquillada, ese simulacro falso, esa mueca, la pose y la fachada para poder sumarse al carnaval y simular una apariencia humana.


Los hipócritas trabajan solos, no tienen amigos, y cuando fingen ser tus amigos lo hacen por un corto tiempo para utilizarte, siempre tienen un fin, una meta, el fin justifica los medios y ellos venden hasta a su madre. No creen en nadie. Para mi los hipócritas son todos cortados con la misma tijera, mentirosos, falsos, envidiosos, se gastan el dinero que no tienen para impresionar a gente que no conocen, viven del cuento, y tienen otros socios de embozos y emboscadas con quienes tramar complicidades y multiplicar los beneficios, dentro del grupo de los hipócritas están los políticos (muchos de ellos) muchos hombres de empresas, ladrones sinvergüenzas que se han hecho millonarios con el dinero de la droga, de la explotación, con el trafico de esclavas, con la comercialización de la religión, porque en todos los grupos siempre hay más sapos que luciérnagas.

Los hipócritas no tienen sueños, generalmente son gente sin conciencia y sin moral, y sufren de miedos e inseguridades terribles. Hay pueblos en donde la envidia es el peor pecado capital, otros lo es la codicia y la avaricia, y no quiero decirlo pero mucho me temo que existen otros en donde habitan los primos hermanos de la envidia y la codicia, si, los hipócritas, que en nuestros países van todos los domingos a Misa o a su iglesia de cualquier otra denominación, y se golpean el pecho; los he visto comulgar el domingo y al día siguiente serles infiel a su pareja, si, los he visto hablar de Cristo y poner carita de corderito y ojitos de conmigo no es la cosa, para después maltratar a sus empleados y explotarlos pagándoles unos sueldos miserables, mientras ellos se burlaban de la ignorancia y se reían de sus costumbres. Los hipócritas nacen y viven con las alas rotas de tanto otear el suelo, si acaso la utopía a plazo fijo, o la pesadilla del espejo cuando el tiempo se cobre los olvidos.
Los hipócritas son falsos, prometen y no cumplen, son personas artificiales que no aceptan su realidad. Con el tiempo pierden la vergüenza, y sufren de amnesia porque no tienen memoria para acordarse de su conducta infame, que no hay verdad que no deba mentirse ni mentira que no pueda afirmarse.

Dicen que los hipócritas no tienen amor, sólo mucho miedo a conocerse y a que los descubran, dicen que conocen a Dios pero se contradicen porque el que lo conoce no sufre de la esta terrible dolencia, ya que los hipócritas son aun peores que los cascarrabias,

Los hipócritas no tienen pasado pero hoy en día se juran que tienen un gran futuro. Estoy pensando y tratando de recordar si algún escritor clásico escribió algún libro en donde alguno de sus protagonistas era el hipócrita, me viene a la cabeza el retrato de Dorian Grey. En mi libro luz de almas viejas tengo un capitulo en donde hablo sobre envejecer y las cirugías plásticas y me refiero de cierto modo a las personas que quieren ser o aparentar lo que no son.

Tengo una “conocida” que de pequeña era fea y narigona, no tenia nada por delante ni nada por detrás, hoy es artista, cuando la volví a ver no la pude reconocer, tenia la nariz respingada, labios de tentación, cintura de avispa, por pechos dos globos tan elevados que le llegan casi al cuello, por atrás un trasero tan pronunciado que te das cuenta que es mandado hacer a la medida del que puso de moda la Jennifer López, las uñas son acrílicas, el pelo planchado, las pestañas postizas, los ojos verdes de contacto, vive de lechuga, tomates y ocho botellas de agua con cuatro onzas de pechuga o corvina a plancha, cuando habla su voz es fingida, sus dientes están blanquitos como la nieve (a pesar de que fuma a escondidas) chupa mentas para el mal aliento, es esposa de un alto ejecutivo y amante de un jovencito que puede ser su hijo menor, se viste como adolescente, tacones de ocho pisos y mas huachafa que un payaso de circo de barriada. Me la encontré nada menos que en la Iglesia, ese día llevaba unos anteojos oscuros porque quería esconder las ojeras y posiblemente su mirada, apresurando el paso me alcanzo a la salida de la Iglesia porque ahora que sabe que escribí un libro se piensa que juntarse conmigo le puede servir de algo… cuando logro alcanzarme me dio un beso en el aire y me dijo: “Que lindo verte, estas igualita” y yo no pude contenerme y le conteste con mi cara que lo dice todo, porque yo hablo como una cotorra, soy extrovertida, sincera y sobre todo cruda y directa… igualita a quien a la mujer ballena??? Que dices mi gordita, no digas esas cosas, si eres una gordita bella… y ese día no me pude callar y le cante sus verdades… miró por los cuatro costados para cerciorarse de si habían “moros en la costa” me dijo cuatro cosas que no vale la pena repetir, y sentí un gran alivio cuando decidí que a las personas como la huachafita de la casa de la esquina hay que ignorarlas, usar la tecla “delete” y seguir descartando a las personas que pertenecen al grupo de los hipócritas, seres acomplejados que no aceptan que hay belleza en todo. Hay que jalar la cadena.

Comments

  1. Lo peor de la hipocresía es que el primer engañado es uno mismo!

    Un Besito Marino

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  2. Los hipócritas no nacen, se hacen.... es verdad que viven vidas ajenas, fantasías, un presente inventado que basan en tal vez un pasado mejor, sus hipocresías alcanzan tal magnitud que no recuerdan y borran quienes eran por prejuicios y complejos, pero no hay mayor hipócrita que el que critíca o habla de otro hipócrita, que cuajo! ese si es hipócrita hasta el tuétano... segurísimo todos conocen alguien así !

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