Comparto esta maravillosa carta que me escribe Miguel, uno de mis mas leales y nobles voluntarios del Centro Luz de Almas y que no puedo dejar de compartir con todos ustedes.
Estimada Mariangeles, lamento mucho la partida de tu gatita Britta, sé lo que se siente el perder a un ser que nos ha acompañado por una etapa de nuestras vidas, es duro, pero, es que nuestras denominadas "mascotas", cumplen una misión y tienen que partir pronto, porque necesitan cambiar de indumentaria para seguirnos acompañando, de alguna otra forma. Ellos tienen alma, que duda cabe, pero a diferencia de nosotros los humanos, tienen un alma más sensible y pura, nos acompañan aún en la fría ciudad, lealmente, en el auge y en la pobreza, es el espiritu de nuestra Madre Naturaleza, de la cual nosotros nos hemos alejado; en la Naturaleza todo es cíclico y la muerte es parte de ella; desde la más minúscula ameba hasta el más grande de los depredadores. Extraemos del mundo natural uno de sus hijos, para que nos acompañe, como cuando vas a un lugar desconocido y buscas a algún familiar, amigo o compatriota, para que te recuerde de donde viniste y sentir con su presencia que sigues perteneciendo a allí. Ellos no se comuncan como nosotros, pero lo hacen a su modo, como en su hábitat, con ladridos, silbidos o maullidos, modulados en diferentes frecuencias; con sus miradas, variando la intensidad o simplemente con un cariñoso contacto de piel; lo que nos reconforta y nos da balance y equilibrio, luego de un día ajetreado en la dura y fría calle; entonces, aprendemos que el amor, alimento y cuidado que les dimos en esta vida, no es más que la recompensa al amor natural recibido de parte de ellos; pues con nosotros no pueden obtenerlo como sí lo hacían sus ancestros. Si fue así, significa entonces, que aprendimos de estos pequeños sabios maestros, si obtuvimos Paz y brindamos Amor, es que su visita no fue en vano, vinieron a enseñarnos y lo aprovechamos, porque otra de las reglas naturales, aparte de los ciclos, es que El Creador, nos hizo a todos sus hijos, para que todo sea recíproco.
Cuanta tranquilidad me causa, saber que no nos hemos perdido del todo, que aún existen seres humanos bondadosos, amorosos, almas grandes; como tú y tu bella familia, que son capaces de sentir tanto amor por estos hermanitos y llorarlos como lo que son, nuestros hermanitos.
Dios los bendiga y tenga ya consigo el almita de Britta.
Miguel Miranda
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