Cuando era pequeña tuve un perrito que quise con toda el alma, se llamaba Toffee y se murió el mismo mes en que mi adorada abuelita se mudo al cielo. Desde entonces nunca pude tener otra mascota porque el dolor de su perdida me dejo marcada para siempre, por mucho tiempo lo llore en silencio; Toffee se marchó cuando tenia 9 años (63 años caninos) dejando un enorme vacío y un dolor que solo el tiempo mitiga y aprendemos a vivir con el. Vivimos con su recuerdo, miramos las fotos y aún es imposible pensar que nunca volverá a estar con nosotros.
Toffee fuiste el consentido de todos, nos cautivaste con esa mirada dulce, comprensiva y tierna de unos ojitos amarillos y enormes, tus orejitas largas, y cuando te llevaron al veterinario para dormirte (sin decirnos nada) te despediste de mi sin yo entenderlo. No recuerdo haber llorado tanto hasta el día de hoy en que al despertar y antes del amanecer que recibía día a día por muchos años, encontré dormida para siempre a mi segunda mascota, al otro gran amor de mi vida, mi única y maravillosa gata Britta.
Mi amiga Adela, amante de los animales me decía por mucho tiempo que tener una mascota ya sea un perrito o un gatito iba a cambiarme la vida. Yo me había pasado muchos años sin tener en casa una mascota, desde 1966 hasta el 2000. Un día le hice caso, cuando por esas cosas de la vida, Brilla, una gatita de cinco años, me cambio la vida. Fue amor a primera vista. Llegue a casa de esta inglesa que tenía muchos gatitos en adopción, y mientras ella me enseñaba a los gatitos más pequeños, vi a esta enorme gata encima de la mesa del comedor, cuando me vio escuche claramente: “mama” si, Britta hablaba, era casi humana, conquistaba a grandes y chicos porque era mansa, noble y sociable. Esta es la gata que quiero… esta segura? Si, fue mi respuesta. Al día siguiente me la llevaron a casa con todos sus papeles de adopción y su historia. Britta había vivido en casa de un catedrático de la Universidad de Miami en Coral Gables y como los dos anteriores dueños se estaban divorciando y ambos querían quedarse con la gata, parece que el juez determino que ninguno de los dos se podría quedar con ella. Era su destino. Así fue como un domingo, Britta y yo hicimos la conexión. Siempre hubo magia en nuestra frecuencia emocional. A mi esposo jamás le habían gustado los gatos, los detestaba, pero Britta le cambio la vida y también lo conquisto. Todos los niños del barrio la venían a buscar y todos se impresionaban por lo grande y gordita que era. Britta nos cambio la vida a ambos, fue una maestra ejemplar, nos dio muchos años de su amor y compañía. Cuando reía, siempre reía conmigo, cuando cantaba, ella también cantaba y ahora ultimo fue mi mejor consuelo, cada vez que me veía llorar, allí la tenia, pegada a mi, consolándome con su patita, mirándome con esos ojos verdosos y sabios, porque ella se daba cuenta de todo lo que pasaba en nuestras vidas.
Hoy la encontré dormida para siempre. No hemos dejado de llorar, no se ni como estoy en la oficina trabajando, ya no tengo ojos de tan hinchados y rojos que están. Mi esposo la cubrió con una toalla con flores bordadas, mi mejor toalla, y la dejamos tapadita a las 6 AM porque teníamos que venir a nuestros trabajos, esta noche tenemos que enterrarla. Que duro fue verla por última vez…
Britta querida, fuiste como la hija que nunca tuve, fuiste uno de mis más grandes amores, iluminaste mis días y me diste calor cientos de noches. Te regalo esta pequeña dedicatoria con todo mi amor:
Para ti mi princesa linda:
” Te pienso y te he pensar cada amanecer, te extraño y te querré siempre; te dedico el brillo y el calor de cada mañana al despertar, me vas hacer falta en cada paso y movimiento de mi vida, fuiste companera leal y noble, nunca te quejaste y me ensenaste a ser valiente, me vas hacer falta el resto de mi vida, como reemplazar tu carino y tu cuerpito calientito y lo consentida que te teniamos, cada noche antes de irnos a dormir. Mi Britta, sigues viva en nuestro corazón, sigues viva en nuestro día a dia, sigues viva en nuestro pensamiento y aunque te fuiste para siempre en este triste amanecer calladita, sin decir nada, sin quejarte, te quedaste dormidita para siempre, en nuestra alcoba, aun sigues viva en cada rincón y en cada mueble de tu casa. Te amaremos por siempre; BRITTA (Barbarita, Rosita, Isabelita, Teresita, Tomasita, Anita), nuestra consentida, nuestra adorable gatita. Dicen que los gatos no tienen alma, dicen que las mascotas no se van al cielo, pero yo creo todo lo contrario.
Gracias Britta por toda la felicidad que nos diste, ahora vives en el huerto de mi alma con todos mis otros seres queridos. Descansa en paz mi princesa linda.
(Mi amiga Adelita tomo dos fotos a Britta el sabado 13 de Marzo, apenas las cuelgue o me las mande voy a publicarlas).
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