Orando por mi regreso a Lima


Trato de imaginarme mi llegada a Lima, el viaje de madrugada, mis maletas llenas de regalos para mis pobres, el tumulto en el aeropuerto Jorge Chávez, la niebla gris, la gente esperando con sus carteles y sus caritas contentas. Imagino la casa de mi tia Aurelia, la voz suave y llena de ternura de Mozzy mi mejor amiga, el aroma delicioso del recibimiento de mis seres queridos, olor a clavo y canela del arroz con leche que siempre me preparan, olor a armonía, agradecimiento, los abrazos afirmativos, que me dan seguridad... serenidad... amor...las casas de techos bajos de Lima, la humedad que la caracteriza, mi tierra, mi mar, mis orillas que conocen mis pasos desde siempre, el artesanal en donde me reciben con alboroto y me llenan de besos. Mis domingos caminando por las calles de Miraflores, mis ojos emocionados frente al mar, la presencia querida de mis amigas de toda una vida, los códigos reconocibles en el lenguaje, las inflexiones de voz, los tonos, los acentos, los sonidos llenos de magia, el lenguaje de mi gente querida... mis viajes en taxi... que falta me hacen, que falta me han hecho todo este 2011, este que ha sido el tiempo mas duro, las horas mas dificiles de toda mi vida... y le pido a mi Padre Celestial que me permita, que me conceda el deseo que regresar a mi Lima...

Me hacen mucha falta las miradas de tanta gente, sus palabras que acarician mi alma que necesita a gritos de sus afectos. No puedo creer que estamos a finales de diciembre y me siento rota porque no estoy donde hubiera querido estar por estas fechas, pero entiendo que todo lo que pasa es por la voluntad de mi Padre Celestial y estoy en sus Manos, en su tiempo. Mi sensibilidad está en mi Lima, todo mi cuerpo, todo mi ser, tiembla, se estremece, escucha, aunque también sienta la presencia de un cuerpo, su sangre, sus latidos, la espera.

Pronto, se que pronto de nuevo mis ojos, mis manos, mis piernas, mi persona tod, volveran a sentirse de nuevo en casa... Vivo fuera de Lima hace tanto, pero tanto tiempo, y sin embargo es como si nunca hubiera partido. Pronto, uno de estos meses, Lima... y siento que ya estoy con un pie allá, hoy en medio del calor de Miami, de la multitud de miles de pasajeros en el aeopuerto de Miami, tengo la cajas de donaciones para mis ancianos y mis hermanitos pobres y no se cuando van a poder viajar, escucho suspirando el cantar de las aves, el sonido del viento, la noche inmensa, estrellada, infinita. Las casas iluminadas porque es Navidad. Pienso en mi Lima, en mi Miraflores. La evoco. La anhelo. Me hace falta, me hace tanta falta...

Y orando me despido, orando por volver a la tierra que me hizo como soy.

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