La verdadera riqueza

Como cada mañana me he despertado y he repetido mi rutina diaria, abrir mi computadora, entrar al Facebook para ver que encuentro que me alimente el alma, si me siento inspirada empiezo a escribir en mi Blog, reviso mis mensajes, muchos son de desconocidos tratando de venderme algo, algunos contienen chistes, otros son cadenas religiosas, de vez en cuando alguna linda carta de mis amigos del extranjero, me pongo a leer las noticias locales así como las internacionales, de repente me encuentro con un articulo que habla de un presidente en un país del tercer mundo, prefiero no mencionar el nombre, no se porque le tengo tanto enfado a la política, en esta foto el personaje es un hombre lavando platos en una cocina modesta por no decir pobre, no porque no pueda tener una cocina de lujo en una casa elegante, pero es que esta es la vida que ha escogido llevar, una vida totalmente distinta a la de todos los otros políticos que viven rodeados de cuanto lujo existe en el planeta, este hombre es sencillo, no necesita impresionar a nadie, no quiere hacerlo. Esta foto me conmueve porque rompe con los paradigmas tradicionales de bienestar. Me gusta, todos deberían de seguir su ejemplo. Vive en abundancia simple. Es un hombre verdaderamente rico.


Crecemos aspirando tener una vida en donde podamos lograr comodidad económica, recibiendo educación escolar, terminando una carrera universitaria en donde al convertirnos en “profesionales” con títulos podamos llegar a ganar un sueldo que nos permitan vivir en una buena casa, comiendo tres veces al día, vistiendo a la moda, asistiendo a fiestas, bodas, bautismos, clubes de veraneo, fines de semana en el campo, viajes al extranjero, vacaciones en crucero, en fin todo eso que hacen las personas que viven una economía holgada, claro, se han quemado las pestañas, han trabajado muy duro, casi todos, y con el tiempo logran tener una casa llena de lindos y cómodos muebles, un jardín florido, televisores plasma en cada habitación, y todos los aparatos esos nuevos de alta tecnología. Pero que pasa cuando fuiste a un buen colegio, y después a la universidad o al instituto y empezaste a trabajar por muchas décadas y lograste sacar adelante a tus hijos y de repente un día te enfermas o tienes un accidente y de la noche a la mañana tu vida cambia… y te vuelves pobre, y el dinero del retiro no te ajusta, o la crisis del mundo te tiene desempleado y descartado porque eres una persona de la tercera edad.

Durante toda una vida, fui de las afortunadas, crecí en una casa de clase media alta, teníamos dos empleadas de servicio, una que limpiaba la casa, la otra cocinaba, éramos seis hijos, mis padres, dos empleadas con cama adentro, mis padres daban de comer a diez personas, además teníamos una lavandera que venia una vez por semana y un jardinero dos veces al mes, hasta los 18 años tuve una vida material con comodidad, sin conocer lo que era pasar hambre o necesidad, pero éramos seis hermanos con un padre ausente casi todo el tiempo debido a su profesión de piloto comercial, y mi madre una extranjera que nunca se llegaría a adaptar a la vida en un país tercer mundista en donde la miraban como bicho raro. Siendo una niña de abuelos pudientes me enviaron a un colegio privado en donde siempre fui considerada la hija de la extranjera, mi madre nos llevada en motoneta al colegio en la década de los sesenta y cuando llegábamos las compañeritas se nos quedaban mirando y la monja movía la cabeza y ponía esa mirada desaprobando la irresponsabilidad e inmadurez de mis padres. Yo nunca me sentí parte de ningún grupo, supe sobrevivir todos los temporales de mi niñez gracias a mi falta de timidez y a una personalidad muy definida desde siempre, a los 12 años en primero de secundaria era una adolescente muy madura para mi corta edad, con alma de misionera, me afectaba ver lo afortunada que era ante tanta pobreza que me rodeaba. Vivía en un barrio en donde habían casas muy bonitas pero a pocas cuadras también habían callejones y casitas muy pobres, con niños sucios que iban a escuelas fiscales con pupitres viejos y mal olientes.

¿ Que significa ser pobre? es acaso pobre el que no tiene todas esas “cosas”, objetos de valor monetario, joyas, lujos, casas, comodidad, ropa, viajes, vida social, carros, tantas otras “cosas” que separan a los que tienen mas de los que tienen menos, o de los que no tienen nada. La ley de la oferta y la demanda, los negocios, todos quieren hacer dinero, todos quieren ser ricos, tener muchas cosas. ¿ Y es que acaso cuando llegas a tener todas esas cosas encuentras la felicidad? ¿Que pasa entonces con esas personas que llegan a tener fama y fortuna y terminan muriéndose por una sobredosis de droga, o asesinados por algún loco o envidioso porque no soportaban su suerte? Quien me convence que los que tienen riquezas materiales son mas felices que aquellos que tienen lo esencial, lo necesario acompañado del amor de una buena familia (por no decir una familia disfuncional). Cuando era jovencita y hablaba así me tildaron de comunista, de socialista, idealista, loca, exhibicionista, llamativa, opinionada, de muchas cosas.

Crecí, a los 18 años me casaría para huir de los pleitos de mi casa, mi matrimonio fracasaría en el cuarto aniversario, me quede con dos hijos y destruida emocionalmente, con la auto-estima por el piso, fue cuando haber sido hija de una extranjera se convirtió en una de mis tantas bendiciones de abundancia, porque con el tiempo comprendí que siempre había sido muy bendecida, que nunca me había faltado nada, ni el pan de cada día, ni el trabajo, ni las energías para trabajar día a día. Dejaría el país que me vio crecer llegando a los Estados Unidos a conseguir trabajo en menos de una semana, al país en donde todos los seres humanos tenían la oportunidad de progresar, en donde todo el resto del mundo siempre ha creído que no existen los pobres. Para darme cuenta con el correr del tiempo que el verdadero lujo, la verdadera riqueza es sin duda “interior”, es el "cómo" vivimos cada instante de nuestras vidas, qué valor le damos a las cosas "no materiales", durables, y cuánto y cómo compartimos lo que poseemos. Hay tantas cosas que no tienen precio, y todas son invisibles, no se tocan, se sienten.



Recordando una frase que pertenece a D.H Lawrence que dice que una mujer rica interiormente puede dormir en el piso. Y yo dormí mucho tiempo en el suelo, encima de dos grandes almohadas y fue fácil acostumbrarme. Si desarrollo significa el individualismo que nos encierra en la soledad, si el desarrollo es seguir pensando que vamos progresando como una economía humana sin rostro, sin derecho a hablar y soñar, tal vez este término sea otro engaño más en este mundo de desigualdades e injusticias. Me parece que nadie está entendiendo lo que sucede en una parte de América Latina, el cambio no solo es de valores y paradigmas, es también de lenguaje y de actitud. No puedo entender la necesidad de algunas personas de tener y poseer tanto y de no tener remordimientos de que a pocos kilómetros vivan personas que no tienen que comer, que viven en una pobreza tan extrema en un mundo lleno de riqueza, y me refiero a muchos países del mundo.



Personas de carne y hueso y no fantasmas. He conocido gatos y perros que viven mejor que cientos y miles de infantes que no llegan a crecer porque se mueren desnutridos. ¿Que pasa con el mundo? con esas personas que no pueden comprender que para ser feliz no hay necesidad de estar cubiertos de “cosas”, es un pecado capital pagar miles de dólares por carteras, relojes y autos, una cachetada a la pobreza, que necesidad de tener trecientos pares de zapatos o de gastar los miles en arreglarse los pechos y jalarse las arrugas, ustedes me perdonan pero no creo que esas personas sean “felices” y tengan paz y tranquilidad en sus vidas, posiblemente duermen por las noches porque se meten varias copas de vino o pastillas para dormir y entonces calman sus conciencias dando una propina o una miserable limosna cuando van a la Iglesia, justificando, siempre justificando sus acciones. El mundo necesita más seres humanos que sigan las enseñanzas de Jesús, que le tengan amor y temor a Dios, que le tengan respeto al Creador, agradecimiento a la vida, amor al prójimo, personas como Gandhi, la madre Teresa de Calcuta, Facundo Cabral, Cantinflas, Charlie Chaplin, Audrey Hepburn, Cervantes, y tantos otros.

El mundo vive en una profunda crisis de sentido y de valores, por un aislamiento involuntario vamos en una dirección que hemos trazado con nuestras propias manos, sin cinismo, algunos con música y poesía. Que nos equivoquemos, aunque ninguna equivocación es posible si estamos en contacto con lo que es verdaderamente importante, nuestra sensibilidad, y nuestra capacidad de soñar, de amar, de ser seres trascendentales, capaces de fraternizar, de servir, de ayudar, de compartir, de combatir la pobreza del mundo. Tenemos que buscar y encontrar de nuevo la capacidad de soñar e imaginar que sigue estando intacta, los valores más nobles, siguen latiendo. El corazón brinca de alegría porque el lujo está en el interior.



No hay nada como ser rico de espíritu, el lujo interior es lo que nos hace ricos ante los ojos de Dios, y termino repitiendo que aquel que sigue a Jesús le llega todo, absolutamente todo por añadidura.















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