Un pasado lujurioso

Un pasado lujurioso





Cuando se termine la noche

y con ella sus agonías cambien de vestuario;

se apagará el fuego que arde en sus venas,

desnudara su cuerpo

y tapara su vida con la frazada de sus palabras;

se meterá dentro de la cobija arrugada,

cerrando los ojos y tratara de dormir,

ironía para quien sufre de insomnio.





Verá su juventud en cámara lenta

y será la protagonista de un largometraje europeo

del tiempo existencialista;

será parte de una audiencia eufórica

en una sala de cine erótico,

como el último tango en París.



Regresará a su alcoba el amante de turno

para volver a tener sexo

y le mentirá una vez más;

justificando su pecado,

la debilidad de la carne;

sus ganas y apetitos,

sus deseos de amar y ser amada.


Nunca aceptará

que se hizo vieja buscando el amor;

que se regalaba por tener sexo,

que era una mujer desesperada, sola.

Moderna,

liberada,

abandonada,

siempre sola,

incomprendida, criticada.



Apretará sus brazos,

acariciara lentamente su espalda,

recorriendo con sus dedos su piel sudada.

Experta amante,

de miles de noches de pasión desenfrenada.

Ella mentirá diciendo:

Eres el mejor amante,

tus besos me transportan,
me hacen volar,

me llevan de viaje

a orgasmos desconocidos

¡Eres el amor de mi vida!


Mentirá diciendo que el cuerpo es bello:

Arte y él su mejor artista,

Literatura y él su mejor escritor,

Pintura y él pinta como Picasso,

Baile y él sabe moverse como el mejor.

Todo es ritmo y seguirá gimiendo,

pero cuando se vaya

llorará muchas horas,

muchas horas llorara.

y así seguirá actuando,

engañándose,

buscando y pretendiendo que engaña.




Despertará agotada y ojerosa;

se levantará despacio

para darse cuenta que se le fue la vida,

que se le fue

mientras mentía gimiendo,

ansiando, probando,

buscando, jugando,

arriesgando, follando…











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