Hace muchos días que no escribo, tengo los pensamientos dándome vueltas confundidos, escondidos, entre mis mareos y los efectos secundarios de todos los medicamentos que tengo que tomar y a los cuales no me termino de acostumbrar. Estamos en el mes de Junio y los días pasan a veces muy rápido, otras, la mayoría del tiempo, demasiado despacio, sobre todo cuando me siento enferma entonces las horas se me hacen infinitas. Ayer fue un día muy largo, uno de esos días en donde esperé y esperé que se hiciera otro milagro en mi vida, y al final del día, sin perder la fe ni la esperanza volví a mojar mi almohada y a resignarme al entender que todo pasa por algo. Espero con paciencia y no dejo de orar, sonrío al sentir que un Padre bueno nunca abandona a sus hijos.
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