Las cosas simples
Tengo muy clara, casi sensorial, mi encuentro con una amiga muy querida en su departamento de Miraflores. Recuerdo con mucha claridad esa frase suya: en mi vida no sucede casi nada, por eso pinto. También pienso en mi vida desde que por motivos de salud deje de trabajar perdiendo la nocion del tiempo sintiendo que todos mis días son domingos. Es que acaso en la vida las cosas suceden a pequeña escala, es decir, suceden por dentro, no tanto por fuera???. Me hace falta el bullicio de mis hijos cuando eran adolescentes, si los problemas de aquellos tiempos en que el tiempo no me alcanzaba para nada, ni el dinero, y la cantidad de veces que tuvimos que acudir al chanchito para robarle todos los reales y centavos que habiamos ahorrado para una noche de emergencia en que ordenar pizza para mirar una buena pelicula en la tele nos arreglaria la vida. Y la vida fue pasando, ahora tengo nietos que crecen con la rapidez de un gacela, y vivo extranando las preguntas, las querellas, los permisos, las celebraciones, las noches en que se robaban mi auto creyendo que estaba dormida. Si me he dado cuenta en estos meses de dolores corporales, de incapacidad de que la esencia de la vida, del sentir, de la felicidad esta en las cosas simples, sencillas. Lo que daria por ver a mi madre aparecerse un domingo muy temprano con todos los ingredientes para prepararnos el mejor desayuno del mundo, sus delicioso panqueques, lo que daria por una tarde de tertulia literaria con un poeta indigente que me entere que se murio hace unos dias, lo que daria por un abrazo de mis nietos y un beso lleno de ternura como aquellos que me daba mi abuelita en la frente, lo que daria por escuchar los sabios consejos de mis tias Gatas, por sentir la presencia de esas personas que se fueron de esta vida dejando huellas imborrables en el baul de los recuerdos. Si, he aprendido mucho en este tiempo de pelear contra la muerte, si, indudablemente con el tiempo creo que cada vez hago más mía la idea de que las cosas más sencillas, más banales, son la esencia de la vida. Es acaso nuestra mirada la que las transforma. Creo que podemos sorprendernos con cualquier cosa, una tarjeta, un dibujo, una foto, un gesto, una mirada, una flor, un cielo azul, una noche llena de estrellas, la orilla del mar, un amanecer. No he de permitir que nadie ni nada me vuelva incapacitada para ver que para ser feliz debemos valorar y apreciar las cosas simples de la vida. No dejemos que los problemas del mundo atrofien nuestras mentes, no perdamos nunca lo que es verdaderamente importante, la sensibilidad.
Hay una palabra que aquí resuena: Amor, hay otra siempre en el fondo de mi alma, gracias Padre Celestial por otro dia de vida, por todas las cosas simples pero maravillosas de esta vida.
Tengo muy clara, casi sensorial, mi encuentro con una amiga muy querida en su departamento de Miraflores. Recuerdo con mucha claridad esa frase suya: en mi vida no sucede casi nada, por eso pinto. También pienso en mi vida desde que por motivos de salud deje de trabajar perdiendo la nocion del tiempo sintiendo que todos mis días son domingos. Es que acaso en la vida las cosas suceden a pequeña escala, es decir, suceden por dentro, no tanto por fuera???. Me hace falta el bullicio de mis hijos cuando eran adolescentes, si los problemas de aquellos tiempos en que el tiempo no me alcanzaba para nada, ni el dinero, y la cantidad de veces que tuvimos que acudir al chanchito para robarle todos los reales y centavos que habiamos ahorrado para una noche de emergencia en que ordenar pizza para mirar una buena pelicula en la tele nos arreglaria la vida. Y la vida fue pasando, ahora tengo nietos que crecen con la rapidez de un gacela, y vivo extranando las preguntas, las querellas, los permisos, las celebraciones, las noches en que se robaban mi auto creyendo que estaba dormida. Si me he dado cuenta en estos meses de dolores corporales, de incapacidad de que la esencia de la vida, del sentir, de la felicidad esta en las cosas simples, sencillas. Lo que daria por ver a mi madre aparecerse un domingo muy temprano con todos los ingredientes para prepararnos el mejor desayuno del mundo, sus delicioso panqueques, lo que daria por una tarde de tertulia literaria con un poeta indigente que me entere que se murio hace unos dias, lo que daria por un abrazo de mis nietos y un beso lleno de ternura como aquellos que me daba mi abuelita en la frente, lo que daria por escuchar los sabios consejos de mis tias Gatas, por sentir la presencia de esas personas que se fueron de esta vida dejando huellas imborrables en el baul de los recuerdos. Si, he aprendido mucho en este tiempo de pelear contra la muerte, si, indudablemente con el tiempo creo que cada vez hago más mía la idea de que las cosas más sencillas, más banales, son la esencia de la vida. Es acaso nuestra mirada la que las transforma. Creo que podemos sorprendernos con cualquier cosa, una tarjeta, un dibujo, una foto, un gesto, una mirada, una flor, un cielo azul, una noche llena de estrellas, la orilla del mar, un amanecer. No he de permitir que nadie ni nada me vuelva incapacitada para ver que para ser feliz debemos valorar y apreciar las cosas simples de la vida. No dejemos que los problemas del mundo atrofien nuestras mentes, no perdamos nunca lo que es verdaderamente importante, la sensibilidad.
Hay una palabra que aquí resuena: Amor, hay otra siempre en el fondo de mi alma, gracias Padre Celestial por otro dia de vida, por todas las cosas simples pero maravillosas de esta vida.
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