Un domingo de 1964

Cierro los ojos y tengo 10 años, estoy llegando con mis hermanitos a Chama a la casa de mi abuelita. Mi mama Julia nos cuida, sus ojos son puro amor.. Atravieso el garage, siempre entramos por la cocina primero, todo luce limpio y el orden es de revista, el aroma de las flores del jardín que es de concurso, entro a la sala, me conozco los cuadros de memoria, los adornos chinos todos blancos y regalos de la embajadora china que es gran amiga de mi generosa abuela, el piso es de madera y siempre brilla. Huele a cera. Flores frescas en los floreros, Es domingo, como hoy, mi abuela toma desayuno en la cama, escribe unas notas en su diario, su ropa de cama es blanca, me meto dentro de la frazada con ella y la veo tomar su cafecito con leche y sacarina, una manzana perfectamente cortada, unas granadillas. En el segundo cajon de su comoda guarda nuestras mantillas blancas y las carteritas que siempre vienen con nosotras a la Iglesia del Parque de Miraflores a la misa de 12, Siempre llegamos temprano y nos espera el mismo asiento en primera fila, Huele a incienso y a mi lado una beata anciana vestida toda de negro que casi no me mira y a la que parece molestarle mi presencia infantil. Huele a naftalina. Esa misa siempre se llena. Mi abuela escucha atentamente al sacerdote que habla de los que prefieren estar en la playa y no cumplir una vez a la semana con visitar la casa de Dios. Mis padres nunca van a misa, ellos llegan a la hora del almuerzo que empieza tarde. Los nietos (los otros nietos) llegan con sus padres, nos espera el almuerzo dominical en la cocina y yo no veo las horas de ser grande para almozar junto a mis abuelos. Llega una amiga de la familia a la que llamamos la gringa Camila, tiene el cabello blanco, acento americano, siempre trae con ella una lata que contiene una torta de mantequilla que es una delicia que es para que disfrute mi abuelito Fernando el resto de la semana. De pronto escucho esas letras que no conozco todavía, que no descifro: Et si tu n'existais pas, dis moi pourquoi j'existerais/ pour trainer dans un monde sans toi, sans espoir et sans regret/ et si tu n'existais/ des passantes ont dormie dans mes bras que je n'aimerais jamais/ et si tu n'existais pas , je ne serais qu'un point de plus...
A mi abuela le gustaba tener una nieta inteligente, en aquellos tiempos yo era la nieta favorita, es que le cantaba, le recitaba, la llenaba de besos, y le hablaba en varios idiomas. Me daba 10 Soles por cada 20 que me sacaba en la libreta, y yo me sacaba buenas notas para que se sintiera feliz y orgullosa de su nieta extranjera, el dinero no me importaba y posiblemente por eso es que nunca me faltaba. Fue mi primera canción en francés, mi primera intuición que hablaría y sentiría también en francés, siempre quise vivir en Paris, al menos tuve el mejor regalo que me hizo mi padre a los 16, un viaje a Europa con mi hermana de 15 que al recordar nos hace sentirnos tan unidas como en aquellos tiempos. .Pero esa es otra historia.
Cuando regreso a Lima voy a la Iglesia del Parque en Miraflores, El tiempo
se detiene, vuelvo a tener 10 eneros y pensar que ha pasado medio siglo y los angeles que ayer me miraban rezar al lado de mi abuela siguen en el mismo lugar.


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