Han pasado 49 meses

Hoy jueves 29 de enero del 2015 - Me despierta la llamada de mi amiga de toda la vida, es muy extrovertida, siempre tiene muchos temas, hoy hablamos de Geraldine Chaplin que estuvo de paso por Miami y de su genial padre. En un rato voy a leer su vida. Hablamos por veinte minutos, la pongo en el parlante mientras me preparo mi primera taza de cafe... Hablamos de que vamos a ir al cine a ver varias de las peliculas que han sido nominadas para la estatuilla del Oscar. De repente me dice "quien como tu que ya no trabajas" y yo le contesto que yo no veo las horas de volver a trabajar, como antes.
Una voz interna me dice que cumpli con mis horas de vuelo, que fueron 43 inviernos, veranos, primaveras y otonos, miles de amaneceres llegando a la oficina,lidiando con la rutina diaria de una mujer pulpo, miles de anocheceres llegando a casa rendida a seguir trabajando, siempre activa, siempre optimista, viviendo en carne propia los sacrificios de sobevivir con un sueldo, y a veces, alguna vez, recompensas, reconocimientos. Me gustaba trabajar, resolver problemas inflaba mi ego, siempre he sido luchadora, lo que no me gustaba eran las miradas de envidia, la competencia, siempre tienes rivales, los chismes, las calumnias, las mentiras. Los trabajos son como los matrimonios, la convivencia puede ser muy compleja, los seres humanos solemos serlo.
Dicen que nunca es tarde, me hubiera gustado descubirir mis talentos en la primavera de mi vida y no en su invierno. Uno de estos meses me las ingenio y pongo mi negocio de flores, de organizadora-decoradora... y escribo y publico un libro que sea digno de ser leido y que deje huellas, que dibuje sonrisas.
Ahora que vivo del sueldo de mi retiro tengo que aprender a medir mis impulsos, mejor dicho he aprenido a vivir con poco, con lo necesario, ya tuve "cosas" que no son mas que eso, "cosas" que nunca podran sustituir lo esencial de mi existencia. Mis travesuras de gastadora compulsiva son comprarme plantas y flores y alguna pintura en una venta de segunda. Me encanta cambiar los adornos de lugar y disfruto haciendo arreglos florales y comprando pan recien salido del horno.
Vivo el hoy. Vivo y disfruto cada instante. No tengo horarios. No permito a mi cuerpo quejarse, y le ordeno a mi mente que cubra de luz toda mi materia, agradezco a cada rato todas mis bendiciones y que sigo con vida.
Agradezco por todos los momentos y las personas maravillosas de mi vida. Mis amistades que me aprecian y valoran por mí misma, sin medir distancias y desinteresadamente, por que me aceptan como soy con todas mis imperfecciones y que entienden mi servicio a los necesitados, a los pobres, a los ancianos, les doy las gracias una y mil veces por todo el apoyo que me han dado desde el primer dia de Centro Luz de Almas, servir nunca ha sido un trabajo, es una necesidad, es un llamado, es parte de que siga viva.
Me preguntan que quiero a estas alturas de mi vida... que Dios me siga bendiciendo con salud, amor y abundancia para poder compartir con los que tanto necesitan, que bendiga a todos en mi familia, que a todos nos alcance, que siempre tengamos lo suficiente, que podamos lograr la paz en el planeta. Quiero un mundo mejor para mis nietos y todos los que ahora son los jovenes del siglo XXI, que conozcan a Dios, a Jesucristo, a personas increibles como Charles Chaplin, Cantinflas, Einstein, Madre Teresa de Calculta, Facundo Cabral, Cervantes, Neruda, Ruben Dario y tantos otros...
Puedo extenderme pero no quiero llorar. El sol acaricia mi rostro, la temperatura pide que me abrigue con uno de mis ponchos de alpaca, hace tiempo que no preparamos un arroz tapado, ya tengo ocho meses sin viajar a Lima.
Se cumple otro mes de la partida de mi madre, son 49 meses sin ella y todavia me duele. Tantas personas importantes que partieron a ese lugar que llaman la otra vida, el mas alla. Presencias fisicas que anoro, que me hacen tanta falta. Personas inolvidables. Cierro los ojos, la veo llegar con sus manos llenas de bolsas, la veo preparando panqueques para el desayuno, la veo sentada en mi patio disfrutando de un cigarillo. Tengo su voz grabada. Cuando veo mis ojos me encuentro con su mirada.
Mary Fernandez

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