No me hables si no sabes

Que no me prediquen
que no me pidan el diezmo
que no me juzguen ni critiquen
que no me hablen de Dios
cuando usan la Palabra para hacerse ricos
cuando citan los textos sagrados
y hablan de bendiciones materiales
cuando no saben orar
ni conversar con Dios. 
 
Que no me hablen del versiculo ni de
la parabola del hijo prodigo
o la de los talentos
o la del buen zamaritano
si cuando te detienes en la luz roja
y lo vez triste, sucio y taciturno
no te paras un minuto siquiera y
hablas con el mendigo, con el pordiosero y le
dices que Dios no se ha olvidado de
ellos y le das con generosidad
un par de billetas
no dos poquitas monedas.

Por favor no me prediquen sin ejemplo
no me hables de caridad
si en tu ropero hay mucha
ropa que no usas, que tienes que sacudir,
que puede y debes regalar
personalmente a indigentes y no
lo haces porque no tienes tiempo
o porque no te nace ser generoso,
por tus apegos a las cosas.

Por favor no me vengas con cuentos
No me digas que tu cansancio no te deja ser
buena persona y que te cuesta creer en la gente
No me digas que hay mas malos que buenos
No me digas que la calle te da miedo
No me hables con tu voz aburrida
si en la mañana no sabes dar unos
buenos dias de corazon y regalar
una linda sonrisa a individuos
que tanto la nesecitan.

Por favor, te lo pido, te lo suplico,
No me hables si
cuando sales de tu iglesia
de tu templo, de la misa,  del entierro,
de la procesion,
tu devocion individual no llega al
estacionamiento y empiezas a pelear
por que no te dejan avanzar
y comienzan las malas caras, las
malas palabras, los insultos, las
críticas y quejas.


Ay amigo!!! No me hables ni me digas
que si cuando entras en algun lugar no
sabes mantener la puerta abierta un momentito,
para que otros entren y te agradezcan la amabilidad.

Y no me trates de convencer que Dios no existe,
que no lo ves, que no lo sientes,
que tu vida es una desgracia y segues culpando
a tus padres y a todos los que tan mal te han tratado,
No me hables, no me diga nada,
si todavia no ves a Dios en cada amanecer,
en cada atardecer, en las lluvias, en los mares,
en la orilla del mar, en la cordillera, en la nieve,
en la sonrisa de un recien nacido,
en la dulzura de una mujer embarazada.
en el bello canto de un pajarito, en
la vida de una planta, en las flores,
en la ropita con olor a limpio de tus nietos, en la
hermosura de una noche de luna llena,
en la grandeza y la majestuosidad del universo, y
mucho menos si no ves a Dios
siendo expresado en cada buen acto de tu persona.
 

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