No soy monedita de oro para caerle bien a todos

Muchas veces no recibo comentarios.  Otras un par de personas (generalmente muy amigas y que me aprecian, me levantan el dedito de "me gusta" o como comentario me ponen un corazoncito, una foto con flores o un gracioso dibujo que pueden pegar, cuando las hago reír me escriben ja, ja, ja y eso me agrada porque se siente uno bien cuando dibuja sonrisas u origina una larga carcajada, es tan bueno y saludable reír. Muchas veces ignoran mis notas religiosas y ni hablar de cuando pido ayuda para los pobres, entonces el silencio es total, piensan, ya empieza de nuevo a pedir ayuda o comida para los "pobres" porque piensan que eso no es obligación de ellos, que para eso tenemos el gobierno, las Iglesias y la Cruz Roja.   Cuando dejo de escribir algunos días entonces es cuando algunas de mis amistades me escriben por el privado y me preguntan si me pasa algo, y es que saben qué hace tiempo estoy batallando con mis problemas de salud, que ya no trabajo, que ya estoy retirada por no decir deshabilitada.  Y que pensaba que un día de estos me iba a levantar completamente curada, sintiéndome regia, llena de vitalidad y fuerzas, con ese entusiasmo que era parte de mi personalidad de mujer orquesta, la que le sacaba el  jugo a las horas del día.  Como hicimos antes de que existieran los celulares, las tabletas, el Internet, Facebook, Instagram y cuanta modernidad de estos últimos tiempos.... Ahora resulta que el Facebook y la computadora son una parte de mi vida, de mi rutina, de mi afición y necesidad de escribir y de compartir videos interesantes, fotos de lugares maravillosos, algunas veces de mis familiares y amigos, de momentos que han quedado grabados y de pensamientos profundos que siento que son importantes para reflexionar, para sobrevivir.
 
De vez en cuando me dicen que he causado decepción o se han escandalizado por mi atrevimiento de dar mi sincera o cruda opinión sobre muchos temas, como la mala educación que dan los padres a sus hijos o porque hice algún comentario duro y metí el dedo en la llaga, dije algo que a muchos no les gusta oír, entonces me han puesto en su lista negra... si, hay personas que me han eliminado porque les molesta mis publicaciones o no soy de su agrado, y bueno como dicen los cubanos "no soy monedita de oro para caerle bien a todos".  Por mucho tiempo tuve ese gran problema, dije tuve, ya me cure de espantos, quería la aceptación de todos, que todo el planeta me quisiera, caerle bien a los ricos y a los pobres, caerle bien a los compañeros de trabajo y las compañeras del colegio, pero así es la vida, muchas veces, convivir es muy complicado, muchas veces, casi siempre, no le caemos bien ni siquiera a nuestros propios padres o abuelos, hermanos, hijos, primos, cuando eres jefe no sabes si te aprecian  o si te pasan la mano, yo detestaba ser jefa de nadie, tuve un trabajo una vez en la que me tocaba contratar y despedir empleados y acabo con mi sistema nervioso, por mí que todos los seres humanos sean triunfadores, que todos tengan salud, larga vida, amor, familia, comida, ropa, que todos puedan disfrutar de una fiesta, de una boda, de un matrimonio feliz, de poder ver crecer a sus hijos sin pasar necesidades y sin que la vida nos de tantos golpes.   Cuando alguna vez tuve un poco de dinero y me di cuenta que tener "cosas materiales" te vuelve como la miel y se te pegan las abejas me empezó a incomodar pensar que esas personas no me querían a mí por mi esencia, que les gustaba esa parte de mi mundo "material", quizá el título, el puesto en el trabajo, las personas influyentes, pertenecer a un grupo elite, que es cuando tienes "muchos amigos" que en realidad son personas que están buscando como los vampiros chuparte la sangre.   Yo tuve muchos vampiros en mi juventud.
 
La vida desde siempre me ha parecido muy fuerte, difícil, impredecible.  Si alguien me hubiera dicho hace seis años que mi vida iba a dar un giro de 360 grados y que me iba a suceder todo lo que he tenido que afrontar desde el 2009 hasta la fecha, no lo hubiera creído, le hubiera contestado con la  confianza y arrogancia que me caracterizaba antes, "ni hablar, a la reina del mambo, nadie le viene con guarachas" pero así es la vida, hoy estas arriba, y mañana en cinco minutos puedes estar abajo, tirada en el piso, sintiendo que no puedes respirar y que las piernas no te responden, estirando los brazos y gritando "auxilio" y que el mundo se haga silencioso, mudo, indiferente, que tu realidad se convierta en la peor pesadilla.  El dinero se puede acabar, la salud se puede marchar y la sombra de la muerte convertirse en una fiel pero temerosa compañera. De repente te das cuenta que tus padres están muertos, que no todos los abuelos llegan a viejos, que tus mejores amigas no llegaron a cumplir algunas los 50 y otras los 60, que las que todavía están presentes, casi todas son viudas y sin esperanza de volverse a casar porque cada día hay menos hombres que valgan la pena de ser reincidentes y te contestan que preferible es estar sola que mal acompañada.   
 
Hasta hace poco eras valiente, te tirabas en paracaídas, volabas en parapente, trepabas cerros, montabas bicicleta y no le tenías miedo a las alturas, ni a los aviones, ni al fondo del mar, podías bailar toda la noche, comerte una hamburguesa con papas fritas y una coca cola, un pedazo enorme de pastel de chocolate y media botella de vino finalizando con un fuerte café expreso con edulcorante para ahorrarte doce calorías, no sentir remordimientos ni caer en una coma diabética y casi perder la visión, no conocías lo que era el miedo, los achaques de la vejez, las facturas que te pasa la vida por no haber ahorrado, por no haberte preparado para los tiempos de las vacas flacas, los duelos, los entierros, las distancias, las partidas sin retorno, y de repente un día sentiste que te ibas a morir y cuando te llevaron a la emergencia te dijeron "usted lo que tiene es un ataque de pánico" pero días después cuando te hacen miles de pruebas que cuestan un huevo de oro y tu anillo de brillantes, la casa que pagaste por tres décadas y que te tienes que volver a hipotecar si es que no te toca vender porque las deudas medicas llegaron a los cientos de miles y un día te dice el cardiólogo con una cara muy seria que habías tenido un ataque al corazón, o que tienes un tumor en la cabeza, cuatro bultitos en la vejiga pero que es mejor no tocarlos,  te das cuenta que creías que eras muy fuerte, una guerrera, que jurabas que sabias cuidarte, que ahora tienes que bajar de peso y que no rebajas porque tu metabolismo esta tan confundido y malogrado que aunque te mates de hambre a tu cerebro no le da la gana porque piensa que te está protegiendo.  Entonces el doctor que no sabía cómo utilizar la maquinita para medirme el azúcar (a pesar de tanto título en la pared) me dice que debo eliminar el azúcar de mi vida para siempre, cero azúcar, que tengo que leer todas las etiquetas, comer verduras verdes, alguna que otra fruta permitida, mucha agua, café descafeinado,  nada de postres, que el arroz es prohibidísimo, y empiezas a comer todas esas duras que te llenan de gases incontrolables y que son tan vergonzosos. 
 
Tienes que medirte el azúcar tres veces al día, vivir con la insulina en la cartera, o cerca tuyo, medirte la presión arterial, dormir ocho horas, caminar treinta minutos diarios, nadar, hacer ejercicio, todo está en saber comer y tener una vida "saludable" felizmente que no fumo y que no tomo, pero las pastillas me caen como bombas atómicas, algunas tienen unos efectos colaterales tan desagradables como cuando recibes quimioterapia o radiación, y si encima tienes depresión severa, tristeza porque tienes el alma rota tienes que aceptar que todos los demás te digan, reza mucho, pide Fortaleza, pon de tu parte, cuidaste mucho, la vida sigue, la vida es linda, hay que luchar, hay que seguir adelante y nunca perder la fe en Dios. Después te dicen que eres diabética, que tienes fibromialgia, neuropatía, los pies hinchados como dos Pelotas, y que tienes que aprender a convivir con las migrañas, los mareos, los estados de estreñimiento, las infecciones en los riñones, que hay que tener cuidado para no terminar con necesidad de recibir tratamiento de diálisis inter-diario.    Que la diabetes es peligrosa porque si te descuidas te quedas ciega, te cortan los pies o las piernas.   ¡Me parece muy fuerte! Aclaremos cosas. Yo estoy aquí gratuitamente, primero para reflejar las preocupaciones que me causa el medio ambiente, los niños pobres, las madres abandonadas, los ancianos, los enfermos, los deprimidos, los animales y las personas que no han tenido mucha suerte en la vida, ya sea por vivir una guerra, por ser desahuciado, por tener que lidiar con una vida difícil día tras día y fracasar, porque amo a la gente, amo a los niños, mujeres y hombres.  Estoy cansada de gobiernos corruptos, de las injusticias, de cómo los "Fuertes" se aprovechan de los débiles, de cómo te roban la vida, de trabajar y trabajar toda una vida para llegar a Viejo con un sueldo de retiro que no te alcanza ni para el papel higiénico.  Sea como fuere nadie está obligado a leer lo que escribo, pueden ignorarlo, como hago yo con muchas personas que no me interesa lo que escriben o comentan porque no están en mi misma frecuencia.   Comparto mis enojos, mis penas, mis experiencias y mis alegrías con respecto al mundo y las pequeñas cosas que voy logrando junto a otras personas o individualmente como cuando busco canastas de alimentos para llevarlas a las madres pobres por el Día de las Madres o las fechas de la Navidad, trato de no molestar, de vez en cuando les recuerdo que es bueno y necesario compartir con los más necesitados, que es importante dar, ayudar, amarnos.  

No estoy aquí para hablar de presidentes ni de políticos corruptos, trato de no tocar el tema, para mi es importante tener a Dios todos los días de mi vida y creo en el gran poder de la oración, creo en los milagros, creo en los pensamientos positivos, creo en perdonar, en no dejarse llevar por los apegos, por las cosas materiales del mundo que solo nos complican la vida, y es que es tan poco, si, tan poco lo que es verdaderamente importante para ser felices.  Yo me he equivocado muchas veces, me he arrepentido de haber sido una compradora compulsiva, de haber derrochado el dinero en tonterías, de haberle dado alguna importancia a la ropa de marca, a los lujos innecesarios, a querer comer caviar (que detestaba) pero que era un símbolo de estatus, cuando me acuerdo de todo el dinero que gaste en mi juventud en ropa de marca siento vergüenza y comprendo la cara de mi madre que me decía "con tres carteras que tengas es suficiente"  y cuando se me dio por coleccionar objetos de arte que ahora quiero vender y no me dan nada por ellos, Dios mío perdóname por no haber sabido oír los consejos de mi madre, de mi nana, de mi abuela que teniendo mucho dinero siempre tuvo lo necesario, y que supo vivir bien pero cuidando cada centavo, como debe de ser,  una cosa es gastar y otra es malgastar, botar el dinero, gastarlo en tonterías, en frivolidades, en símbolos de estatus, cuando es tan difícil ganarlo con honestidad y sudando la gota gorda. No supe ahorrar.  Hay que saber ahorrar, hay que ensenarle a nuestros hijos a cuidar el dinero, y lo importante que es guardar pan para Mayo, que uno tiene que ahorrar desde el primer cheque el diez por ciento para la vejez y donar el diez por ciento de tu sueldo a los pobres, cumplir con el diezmo, que uno debe de gastar el setenta por ciento de lo que ganas con tanto sacrificio, con esas levantadas en las madrugadas por tantos años.    He sido y sigo siendo doña imperfecta. Tampoco me voy a dar tanto palo, lo que hago y digo lo hago con todo mi corazón, sentido común y amor. ¿Que no le caigo bien a todo el mundo? Ya no me importa.   No podemos caernos bien todos, hay de todo en este mundo, y yo le caigo "gorda" a mucha gente.  Para remate tengo una voz chillona de cantante de ópera frustrada y cuando me emociono grito, lloro y hablo demasiado, no faltan los que piensan que me faltan varios tornillos.  Solo Dios me puede juzgar, Él sabe por todo lo que he pasado, los demás que traten de ponerse mis zapatos a ver si aguantan cinco minutos.  Lo vuelvo a decir, no tienen que leer mis escritos, (como muchos que no lo hacen porque se asustan de verlos tan largos y repetitivos).  Y al que no le guste que se chante el guante.  El que quiera eliminarme, por favor que lo haga, no quiero molestar a nadie, desde el momento que escribes algo en el Internet pierdes para siempre tu "privacidad"  pero por favor dejen de justificar vuestras desilusiones para conmigo con dolorosas indirectas o adjetivos. Yo no entro en páginas taurinas, ni en muros sexuales, no estoy buscando hombres, ni opino sobre personas que considero malas y toxicas, se mucho de historia pero no me gusta hablar de guerras, ni de comunismo, prefiero el mundo de las flores, de los niños, de las familias que conocen a Dios.  (A mí me gusta el baile, la música clásica, caminar por la orilla del mar, recibir amaneceres en mi patio, encontrarme plumitas, los gatos, los ángeles,  las luciérnagas, ver películas de Chaplin y Cantinflas, leer a los clásicos y escuchar los sermones del Obispo Fulton J. Sheen en el canal Catolico, un sacerdote revolucionario que fue el primer catolico tele-evangelista que escribió muchos libros y daba los mejores sermones del mundo, que falta hacen sacerdotes como el hoy en día, era un gran orador y tan gracioso, humano, inteligente. 
 
Acepto que cada uno tenga puntos de vista distintos, he ahí la motivación, pero hay que mantener  el pilar el respeto.  Por eso hace mucho tiempo que borre a mis 5000 amigos, y 4,000 seguidores, me conformo con 20 o menos pero que sean verdaderos, amigos, reales, a los que pueda acudir y ellos puedan venir a pesar de compartir debates dispares.  

Si me quieres eliminar solo tienes que seleccionar un botón y se acabó.  Y los que decidan quedarse, gracias por ser parte de los pedacitos de mi vida, y aguantar mis arranques de aprendiz de escritora, mi curso favorito en el colegio fue filosofía y hoy me doy cuenta que me encanta la decoración de interior y hacer arreglos florales, que nada me hace más feliz que mis nietos y que extraño mucho no tener cerca a mis hermanos, a mi padre, a mi gente amada de Lima, a mis mejores amigas para compartir mi mesa, mis cafecitos, mis tardes de tertulia. 
 
 
 

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