Quiero dormir y no puedo. Hoy he vuelto a escribir por horas... no he estado quieta ni un momento, he limpiado, he cocinado, he ordenado, he movido cuadros y muebles, he aspirado todos los rincones,cada vez que me agotaba regresaba al teclado a descansar mi cuerpo y poner mis dedos a trabajar, mis dedos que conocen a ciegas el teclado, que corren para plasmar todas mis palabras, mi sentir, mis emociones. Hoy no he llorado. Hoy me he sentido productiva. Hoy he tocado el cielo. estirando mis brazos. Hoy he agradecido a Dios por tantas cosas buenas de mi vida. Hoy he sentido ganas de pintar flores, de llenar mis floreros, de prender velas, de cantar boleros.
Igual que se abre un libro… lo mismo que se cierra una historia. Todo con sus puntos y su línea de destino. O puede que sin guión ni trama… tan sólo unos pensamientos que necesito compartir, algunos consejos para sobrellevar la vida y sus tropiezos, alguna noticia, una o muchas fotos bonitas, un poema, remedios para el alma, instrucciones para sobrellevar las cargas. Son pocas o muchas palabras latiendo en silencio esperando a que algunos de tus sentidos se decidan a observarlas, a asimilarlas, a ponerlas a trabajar en tu vida. Que importante es poder expresar, comunicar, amar, dar, crear.
O al contrario de lo normal de las cosas, sea yo quien de alguna manera nunca he sabido vaciar mis pensamientos y emociones de otra manera. Siempre he hablado mucho. Soy comunicadora desde mi nacimiento. Hay una posibilidad de que la frase más repetida hacia mi persona ha sido: un collate, hablas demasiado, o un silencio imperativo. Cabe no haya duda de la opción de que sea muy inquieta, demasiado activa, intranquila, apasionada, perseverante, llenando cada momento de mi vida, sintiendo que puedo ayudar a otros de alguna manera con mis palabras de aprendiz de escritora.
Pero a veces es cierto y tienes que oírlo para aceptarlo. O aceptar y cerrar los ojos y darte la vuelta como un bistec en la plancha para seguir durmiendo mientras sigue tu mente despierta. Estas no son horas de seguir despierta me dice mi paciente esposo. Ven a descansar, ya deja de trabajar. No entiende que no sienta cansancio mental. Le tiene celos a mi computadora.
O al contrario de lo normal de las cosas, sea yo quien de alguna manera nunca he sabido vaciar mis pensamientos y emociones de otra manera. Siempre he hablado mucho. Soy comunicadora desde mi nacimiento. Hay una posibilidad de que la frase más repetida hacia mi persona ha sido: un collate, hablas demasiado, o un silencio imperativo. Cabe no haya duda de la opción de que sea muy inquieta, demasiado activa, intranquila, apasionada, perseverante, llenando cada momento de mi vida, sintiendo que puedo ayudar a otros de alguna manera con mis palabras de aprendiz de escritora.
Pero a veces es cierto y tienes que oírlo para aceptarlo. O aceptar y cerrar los ojos y darte la vuelta como un bistec en la plancha para seguir durmiendo mientras sigue tu mente despierta. Estas no son horas de seguir despierta me dice mi paciente esposo. Ven a descansar, ya deja de trabajar. No entiende que no sienta cansancio mental. Le tiene celos a mi computadora.
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