Hay que vivir siempre agradecidos, alimentar la esperanza, mirar al cielo siempre con ojos de fe, aprender a pensar positivamente y hacer todo con amor, entusiasmo y alegria. Poner siempre primero a Dios, pensar antes de hablar, practicar la paciencia y la tolerancia en vez de quejarse tanto y ser tan conflictivos y exigentes. Controla tu boca, controla el chisme, la mentira, la rabia de no tener lo que quieres en la vida. Deja de pensar que si tu vecino tiene mejores autos o casas o cosas es que es uno que sabe robar, un tirano, un traficante o un inmoral que vende drogas, deja de envidiar y criticar que es tan feo. Deja de juzgar y justificar. Hay tantas personas infelices, creen que la felicidad es tener belleza, poder y dinero, muchos lujos, viven en las cosas del mundo. Apegados al materialismo, posiblemente olvidando que cuando se mueran no se llevan nada con ellos al otro mundo. Otros creen que no existe nada en el otro lado, que el cielo y el infierno son la vida terrenal. Yo estoy convencida de que si existe porque creo. Todo el bien que tenemos y hacemos viene de Dios. Hacer todo con El y por El y darle el merito y la Gloria. No soy nada sin Dios.
Hay que caminar de la mano de la fe, de la caridad, vestirnos con el manto del amor, calzarnos con las zandalias de la humildad, escudarnos con la Palabra de Dios, y no culpar a nadie de nuestros problemas o infelicidad. Somos arquitectos de nuestras vidas.
Para Dios no hay imposibles, que de tus labios broten palabras que brinden apoyo, que levanten, que alegren la vida de los que te rodean. Que tu vida sea un ejemplo con tus acciones diarias, con tus labores, tu arte, tu rutina, tus disciplinas, tus oraciones y buenos deseos para todos en el mundo.
Aprende a ponerte en los zapatos de los enfermos, de los pobres, de los desempleados, de las personas que sufren de duelo, de los desamparados, de los drogadictos, de las madres solteras, de los que matan, roban, destruyen sin sentir piedad o remordimientos porque perdieron la conciencia al ser esclavos de la carne, de los pecados de la envidia, la codicia, la vanidad, lujuria, gula, egoismo, de los que alimentan su lado malo y abandonan el bueno. Hay tantos infelices. Tantos. Y es que no conocen a Dios ni quieren conocerlo.
Hoy le agradezco a Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espiritu Santo, por mi vida, por todas mis experiencias, enfermedades, errores, porque los golpes son lecciones y existe el perdon de Dios que todo lo olvida, vive el presente, entierra el pasado y perdona, elimina esa rabia, ira, todas esas frustraciones que te mantienen deprimido, enfermo, de mal humor. La vida es y puede ser maravillosa. No embotelles tus emociones, si tienes ganas de llorar, llora. SI tienes ganas de bailar, baila, si tienes necesidad de Dios, buscalo, que no te averguence necesitar al Creador, que de tus labios salgan palabras amorosas, no improperios, ni quejas. Nos quejamos demasiado, queremos demasiado, damos poco pero esperamos que otros nos den mucho. La ley del embudo. Queremos controlar la vida de los otros. Somos dominantes, intolerantes, impacientes, nada nos llena, cuando lo tenemos todo nos falta algo... insaciables, ingratos, indiferentes, soberbios, amargados, incredulos.
Aprende a vivir sin esperar nada. Aprender a dar sin apegos, sin miedo a quedarte sin nada, Dios nunca abandona a sus hijos. Analiza si hasta hoy no haz tenido siempre techo, pan, abrigo, trabajo, etc. Aprende a amar incondicionalmente. Aprende a perdonar. Aprende a ser una persona inolvidable.
Dios no nos debe nada, nosotros le debemos todo. Recuerda que no le hacemos ningun favor si rezamos dos horas diarias y te molestas porque no se manifiesta como quisieras ni te da lo que le pides, o te molestas cuando bendice a otros y tu sigues enfermo, deprimido, pobre. Recuerda como llegaste hasta tu presente. Redime tu vida, cambia, arregla, crece, estudia, investiga, mejora, poco a poco. Todo pasa por algo. Oramos si tenemos cerebro, es un privilegio orar, es de inteligentes leer la Biblia, estudiarla, comprenderla, contiene el poder de salvar tu alma.
No esperes tanto, no pierdas la fe ni la paciencia, Dios tiene su tiempo, Dios sabe tus necesidades, recuerda que te conoce desde antes de crearte. Orar no es obligatorio, ni un deber, orar es un privilegio porque orar es hablar con Dios.
No seas esclavo de tu cuerpo, de la carne, no te frustres porque no puedes hacer solo lo que Dios puede hacer. Agradece, pide con fe y humildad, pide fortaleza, tolerancia, paciencia. Alimenta tu alma y tu mente con los frutos del espiritu.
Hay que caminar de la mano de la fe, de la caridad, vestirnos con el manto del amor, calzarnos con las zandalias de la humildad, escudarnos con la Palabra de Dios, y no culpar a nadie de nuestros problemas o infelicidad. Somos arquitectos de nuestras vidas.
Para Dios no hay imposibles, que de tus labios broten palabras que brinden apoyo, que levanten, que alegren la vida de los que te rodean. Que tu vida sea un ejemplo con tus acciones diarias, con tus labores, tu arte, tu rutina, tus disciplinas, tus oraciones y buenos deseos para todos en el mundo.
Aprende a ponerte en los zapatos de los enfermos, de los pobres, de los desempleados, de las personas que sufren de duelo, de los desamparados, de los drogadictos, de las madres solteras, de los que matan, roban, destruyen sin sentir piedad o remordimientos porque perdieron la conciencia al ser esclavos de la carne, de los pecados de la envidia, la codicia, la vanidad, lujuria, gula, egoismo, de los que alimentan su lado malo y abandonan el bueno. Hay tantos infelices. Tantos. Y es que no conocen a Dios ni quieren conocerlo.
Hoy le agradezco a Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espiritu Santo, por mi vida, por todas mis experiencias, enfermedades, errores, porque los golpes son lecciones y existe el perdon de Dios que todo lo olvida, vive el presente, entierra el pasado y perdona, elimina esa rabia, ira, todas esas frustraciones que te mantienen deprimido, enfermo, de mal humor. La vida es y puede ser maravillosa. No embotelles tus emociones, si tienes ganas de llorar, llora. SI tienes ganas de bailar, baila, si tienes necesidad de Dios, buscalo, que no te averguence necesitar al Creador, que de tus labios salgan palabras amorosas, no improperios, ni quejas. Nos quejamos demasiado, queremos demasiado, damos poco pero esperamos que otros nos den mucho. La ley del embudo. Queremos controlar la vida de los otros. Somos dominantes, intolerantes, impacientes, nada nos llena, cuando lo tenemos todo nos falta algo... insaciables, ingratos, indiferentes, soberbios, amargados, incredulos.
Aprende a vivir sin esperar nada. Aprender a dar sin apegos, sin miedo a quedarte sin nada, Dios nunca abandona a sus hijos. Analiza si hasta hoy no haz tenido siempre techo, pan, abrigo, trabajo, etc. Aprende a amar incondicionalmente. Aprende a perdonar. Aprende a ser una persona inolvidable.
Dios no nos debe nada, nosotros le debemos todo. Recuerda que no le hacemos ningun favor si rezamos dos horas diarias y te molestas porque no se manifiesta como quisieras ni te da lo que le pides, o te molestas cuando bendice a otros y tu sigues enfermo, deprimido, pobre. Recuerda como llegaste hasta tu presente. Redime tu vida, cambia, arregla, crece, estudia, investiga, mejora, poco a poco. Todo pasa por algo. Oramos si tenemos cerebro, es un privilegio orar, es de inteligentes leer la Biblia, estudiarla, comprenderla, contiene el poder de salvar tu alma.
No esperes tanto, no pierdas la fe ni la paciencia, Dios tiene su tiempo, Dios sabe tus necesidades, recuerda que te conoce desde antes de crearte. Orar no es obligatorio, ni un deber, orar es un privilegio porque orar es hablar con Dios.
No seas esclavo de tu cuerpo, de la carne, no te frustres porque no puedes hacer solo lo que Dios puede hacer. Agradece, pide con fe y humildad, pide fortaleza, tolerancia, paciencia. Alimenta tu alma y tu mente con los frutos del espiritu.
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