Ser libre

Filosofando ando. Orando. Pensando. Sintiendo. Suspirando. Respirando profundamente. Amando. Tengo semanas luchando contra varias condiciones, enfermedades que no me quieren dejar tranquila. Escribir siempre es un alivio, un escape. Escribir me hace libre. Amo sentirme libre.
Luchar contra la dependencia, contra cualquier tipo de dependencia, ya sea física o emocional, es algo verdaderamente difícil, pero no imposible. He podido conquistar varias dependencias, me faltan otras. Quiero sentirme libre de todas las ataduras y las torturas de mi mente. El cuerpo es muy traicionero.
La libertad real está formada por muchas pequeñas libertades que hay que ir conquistando a través de un esfuerzo continuado, autoafirmación, constancia, perseverancia y superación de una serie de circunstancias que a veces no son más que
trampas que encontramos por el camino, con el propósito de hacernos crecer.
Ya lo he comentado otras veces -y no me gusta ser repetitiva, pero viene al caso- que la libertad es interior, que no es algo físico que se pueda uno poner al salir de casa como un sombrero, un collar o una bufanda. Y para sentirse plenamente libre es necesario ir cortando todos esos hilos que nos unen a algo o a alguien de tal manera que no podamos prescindir de ello. No sirve esconder el hilo, autoengañándose, hay que cortarlo de raíz, con
decisión, sin que nos tiemble la mano, sin ampararnos en excusas ni sentimentalismos. Basta de excusas. Hay que conseguir el control de la situación y sobretodo, el de nosotros mismos. Hay que ser valientes. Hay que aprender a decir "no" a lo malo, a lo que no sirve, a lo que nos enferma el cuerpo y el alma.
Esto suele pasar con el tabaco, para muchas personas, en mi caso es la comida chatarra, la falta de ejercicio. Observa cuántas razones te das tu mismo para seguir fumando cuando llevas dos o tres días sin fumar. Debería ser al contrario, deberías buscar razones para no volver a caer en el vicio y no excusas para volver y encima, sin sentirte culpable.
Otra cosa que suele pasar es confundir las ganas con la dependencia. ¿Hasta donde somos conscientes de que lo que tenemos es ganas de algo y no dependencia?
Tal vez tenga ganas de una gaseosa, pero no me lanzo a la calle a las diez de la noche, a comprar unas latas de Coca Cola por si se me antoja a las doce beberme una. No tengo necesidad de tener la refrigeradora llena de refrescos, a no ser que sea adicto a esta bebida. Tengo 24 meses sin tomar gaseosas... no me hacen falta.
La dependencia emocional también es muy negativa para la persona pudiendo incluso perder su integridad, su dignidad y su autenticidad .
La persona dependiente carece de firmeza suficiente y lo que hace es desequilibrar la balanza, no a su favor, sino en su contra. Es decir, se infravalora a sí misma porque sobrevalora a los demás, o en este caso, a la persona de la que es dependiente emocional. Este tipo de conducta se puede dar en cualquier tipo de relación , no solo en las de pareja, pero en este caso, muchos afirman que lo hacen por amor. Necesitan a la otra persona por amor; no se pueden separar de ella, por amor; toleran el sufrimiento y la humillación también por amor. Muchos confunden este
sentimiento con el de la admiración suprema o la idealización del ser amado. Pero eso no es amor, el amor debe ser tan libre que podamos sentirlo sin la necesidad de estar cerca de alguien. Hay una leve diferencia entre "te amo" y "te necesito".
El amor es un sentimiento tan bello que no puede usarse para doblegar, ni para victimizarse. El amor solo debe servir para amar, no para poseer; para iluminar, no para oscurecer; para enaltecer, no para abatir.
No hace falta tampoco tener un corazón de hierro, ser antisocial, volverse ermitaño y alejarse del mundo; es una forma de vida que refuerza la integridad y la plenitud de una persona.
Cuando nada posea tu mente, entonces podrás decir tranquilamente: "soy libre"

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