Ahora soy creyente

1978-2004 Haber escrito sobre la existencia y la inexistencia de Dios me costó casi una vida de sequía literaria y tremendos problemas en mi vida. En el 2009 escribiendo sobre mis experiencias espirituales, extrasensoriales, sobre mi Padre Celestial, como por arte de magia el programa Word pasó a estar inactivo, perdido en mi computadora como un ícono sin ningún significado especial, desde ese entonces escribo sin tildes, usando a mis amigos para que me hagan correcciones en mis textos de aprendiz de escritora.

Haber puesto en duda la existencia del Dios de Abraham me catapultó al valle de la falta de ideas, me hizo caer en terribles depresiones, a vivir una eternidad en ese temido paisaje oscuro, muerto, en donde se inhabilitan las palabras, en el terreno desértico, reino del sol, las arenas y las calaveras. Ese inaudito lugar en donde no se sabe qué escribir, para quien, ni porqué, ni para qué, seguir escribiendo, seguir acaso sobreviviendo. Dudas, siempre dudas, miedos, siempre miedos, preguntas muchas preguntas sin respuestas. Tentaciones por doquier. Un mundo injusto, lleno de pecado y maldad. Personas indiferentes, que nada les importa, nada, solo ellos, egos, muchos egos regados. Mentiras, drogas, enfermedad, divorcios, lujuria, pobreza, envidia, calumnias, gobiernos corruptos, guerras.

En aquellos tiempos de juventud, incertidumbre, golpes, fracacos y decepciones, quería decirle a Dios que yo no estaba segura ni convencida de nada, que muchas veces senti que era cierto que si exista, que tenga barba blanca y que esté sentado con su Mirada amplia y Misericordiosa esperando en el Cielo a los buenos, viendo con tristeza como desfilan los malos hacia el candente y despiadado infierno. Me gustaría decirle que no se enoje conmigo, que me comprenda, que tan mala persona no he sido, que me he pasado la vida luchando, buscando y que me deje seguir escribiendo, aunque sea un poquito, aunque sea de vez en cuando. Pero sobre todo que me cure de todas estas enfermedades que tienen enclaustrada, estancada, adolorida, cansada.

Sé muy bien no fui monedita de oro, que me hice la ciega, la zorda, la olvidadiza ante las tentaciones del mundo, fui acaso cínica y muchas veces sado-masoquista con mi alma desvelada, con los caminos tristes llenos de drama y decepciones de mi vida, siempre en invierno, siempre como los circos con muchas carpas, como en el teatro viviendo cada protagonista, confieso que también sé que no estuve bien muchas veces, pero cuando llegas a vieja te das cuenta de tus errores y del enorme precio que pagas por ellos.

Son palabras un poco fuertes como para dirigirlas a una autoridad tan encumbrada como es Él, no soy digna de entrar a tu morada. Pero quiero que entiendan todos los que acaso me leen, que fueron palabras, notas, temas, ensayos, utilizados más como recursos literarios que como insultos a su magnífica omnipresencia. Digamos que fue una cuestión más estética que conceptual. Dios mejor que nadie nos entiende a los que pasamos de no creer a ser creyentes. Se puede creer en Dios sin necesidad de creer en los curas.

Sé también que alguna vez puse en duda la honorabilidad del Papa y de los que lo acompañan. De los pecadores que se disfrazan de sacerdotes. De los que tienen sus mentes y sus cuerpos poco preparados para una vida de humildad, castidad y pobreza. Si Dios lo tomó a mal, éste puede ser un buen momento como para limar esas asperezas. Pensándolo bien, el Papa no me parece tan malo y la historia del Vaticano no tan sangrienta. No todos los Papas fueron malos. Creo que haberlos tratado como a una banda, como a una asociación ilícita, como otra mafia, otro gobierno, como a un cártel que promueve como única finalidad amasar el poder, ahora, en retrospectiva, me parecen expresiones un tanto exageradas.

Lo que sí mi Padre Celestial, sabe es que nunca hable mal, ni tuve dudas de su hijo querido, mi amado baby Jesus, el camino, el Verbo, el Cordero del mundo, el Redentor, el Dios nacido pobre en un pesebre. De Jesús nunca dije nada malo, que me parecía acaso desaliñado con sus cabellos largos, que daba sus sermones en el monte y todos eran gratis, y encima les daba de comer multiplicando panes y peces. Jesús siempre me cayó bien. Pero confieso que nunca he rezado a sus apóstoles y a todos los santos que vinieron después, nunca. Hace mucho tiempo que voy directo al Padre.

Yo no creo que la falta de inspiración se deba a mi simpatía o no, por algunas creencias de la India, por personas espirituales que son anti-curas, anti-religiones, por haber sido gastadora y golosa toda una vida . Por mis mentiras y exageraciones, por mi personalidad fuerte, intensa, mi voz elevada, por ser como soy, tan directa. No creo que sea un tema de exclusividades, no creo que el amor al Dios Cristiano -único Dios- te inhiba de tener otras simpatías, todos somos libres de escoger nuestros caminos, hay que respetarnos, y si no concordamos, entonces busca a las personas que sientan, que tengan similaritud, que acepten tu modo de vida, claro, siempre que no uses a las personas, que no las abuses, que no termines pensando que acaso eres otro Dios. Y hay tanto abuso en el mundo de hoy. Tanta falta de amor. Tanta inmoralidad. Me duele la indiferencia de los que se llaman o se cree buenas personas y no hacen nada por nada, nada por nadie.

Como punto a mi favor (tengo que defenderme) habría que tener en cuenta que siempre detesté, la maldad, la soberbia, la inclemencia, de Hitler, Mussolini, Stalin, Castro, varios Chinos y Africanos asesinos y que siempre estuve de acuerdo con la Iglesia en la idea de que a Poncio Pilatos le faltó un poco de agallas al momento de salvar a Jesús. Lavarse las manos para sentirse libre de remordimientos, limpio por fuera. Como tantos en el mundo, sin importar los tiempos... El ser humano es siempre igual, puede cambiar su presencia, pero su esencia es la misma, para bien o para mal.

Es cierto que estuve mucho tiempo sin ir a misa, sin orar, sin conversar con Dios, sin recibir los Sacramentos, sin confesarme, aunque, en contrapartida, también habría que tener en cuenta que tuve un hermano que a los ocho años fue monaguillo y otros tantos familiares que lo fueron y que nunca han regresado a la Iglesia, a no ser que sea para bodas o funerales. y el bautizo de los nietos, o la Primera Comunion.


Creo que ese detalle -no menor- debería ser tenido en cuenta a la hora del análisis de la situación.
Bueno amigos poco creyentes, no creyentes, y creyentes, los que van a misa, los que van a templos cristianos, los que profesan otras religiones o sectas. Dios es UNO. Espero haber hecho la descarga del caso. Por mi parte, nunca más pondré en tela de juicio su existencia, ni la de la Virgen Madre, ni la del Santo Sepulcro ni de todo lo que se dice al rezar el Credo. Ahora leo la Biblia, conozco la Palabra y entiendo muchas cosas.

Ahora a cada rato se me viene a la memoria y repito el Padre Nuestro, me alivia mucho rezar el Rosario con una amiga cuando vamos manejando, analizamos los Salmos, y hasta asisto con mucho gusto a la Iglesia, buscando un rinconcito donde nadie me vea, donde me dejen conversar con mi Padre de los Cielos y hasta discuto con los sacerdotes. Muchas veces no puedo ir, por problemas de enfermedad, pero tengo mi Iglesia, la llevo por dentro. Dios es omnipotente, es infinito, lo encontramos en todas partes, en todos los lugares.

Le pido con humildad y arrepentimiento por todos mis errores, pecados, faltas y por haber desperdiciado tantos momentos irrecuperables del regalo de la vida, tómame como a la oveja descarriada que vuelve a su redil y deja que, de vez en cuando pueda escribir algo en mi blog, en los pedacitos de mi vida, bendice a las personas que leen mis palabras y hazlos generosos para que se acuerden de los pobres, de los ancianos, de los enfermos, de las ovejas descarriadas. Amén.                  



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