No subestimes a los tontos

Soy una esclava de las necesidades de mi cuerpo. No he comido nada y ahora me siento por el piso. Es que me pongo a escribir por horas, sin descanso, me olvido de todo. Debo de ingerir alimentos antes de entrar en crisis. Es que hoy, indudablemente he amanecido inspirada.
Me llaman a almorzar. Se hizo tarde. ¿Voy? Ya voy. Quieren que me sienta en la mesa. Sigo en piyama.

En mi mente, o donde se encuentren alojados los pensamientos que nunca se callan, una voz me dice: Y que vas hacer, que decisiones vas a tomar, hasta cuando... no quiero sentir otro ataque de ansiedad, ver mis manos y mis piernas paralizadas, sentir que mi cuerpo trepa paredes, que todo me da vueltas. ¿Miedo?¿Ignorancia? Son los protagonistas principales de mi historia. ¿Felicidad?¿Energía? acaso lo que adelgaza con mis dietas es la fe, la falta de esperanzas, el desgano, la soledad, el desapego, la constante fatiga, el dolor de cada parte de mi cuerpo enfermo, de mi alma rota.

Pues si hay que ir, voy, y si me caigo de nuevo, a levantarme como tantas veces me he levantado, no se diga más. No hay un "muy bien por levantarte", no, no recibo una palmadita en el hombro, ni aplausos, no tengo una audiencia, no tengo a mi madre, no tengo a mi abuela, no tengo a mis nietos cerca, me hacen falta tantas personas importantes. Si quieres reir o llorar, o sentirte identificada para eso existen las películas, las redes sociales, los libros, los musicales. Puede que sea una tontería hacer esto. Pero necesito hacerlo. Dudo que me contenga, pero también dudo que no me contenga. Todo igual pero al revés. Hoy estoy con ganas de hacer muchas cosas, con ganas de volver a verte. De tus bromas, de tus miradas largas, de tus verdades, de los besos de despedida, de tu aroma. Me dejaste atrapada en las paredes de nuestra eterna morada.

Estábamos hablando de caerse y levantarse, puede que lo haya dicho anteriormente, pero es lo más cierto que puedo decir, hay veces que las cosas se superan con ayuda, pero el 90% es una superación individual del problema. Es el decir Basta. Ya no. Hay que cambiar. Hay que volver a empezar.
Estamos todos de acuerdo en que la vida no es justa, ahí es donde nos equivocamos, la vida es muy justa, tan justa como que si haces algo bien al final la situación saldrá favorable, hay una frase que me llama la atención: "Todos los tontos tienen suerte" "La suerte de la fea, la bonita la desea" Vamos a analizar un poco...

En primer lugar la suerte no existe, es la excusa, el escudo que utilizamos cuando no hacemos las cosas bien. ¿Y qué es bien? Bien es el terminar de haber hecho algo y sentirte bien, sentirte satisfecho por lo conseguido. Se dice esa frase porque a los tontos se les atribuye el hacer siempre las cosas mal. No lo veo así, solemos decir que una cosa está mal cuando se hace de manera diferente a como la hemos hecho, a como nos gusta o a como nos gustaría que se hiciera.

Vamos a ver, no seamos ilusos, también se le atribuye a la persona que hace las cosas mal.
Pero hay veces en las que el tonto se ha esforzado más que tu para conseguir hacer algo, a lo mejor el tonto se lo merece más que tu. Simplemente eso. La vida sigue su curso, si no haces nada te quedas por el camino viendo el partido desde la grada, viendo como lo que querías para ti lo tiene otra persona, y claro está recurrirás a la escusa de que tiene suerte. Y es ahí cuando serás preso de la ignorancia. Podrás esperar, podrás recrearte en el fantasma del pasado, pero siempre sabrás que has perdido el tiempo haciendo cosas que no deberías haber hecho, mientras el llamado tonto se ha esforzado por conseguir eso, puede haberse esforzado más o menos, pero siempre lo habrá hecho más que tu.

Entonces vamos a dejar de subestimarlos, de llamarlos tontos suertudos... ¿quién tiene el derecho de señalar y etiquetar al alguien? ¿Dios? ¿Alguien que verdaderamente exista? Nadie tiene derecho a etiquetar a juzgar, a nadie, nada, a no ser que se lo pidas tu...

Pero hay una excepción. dicen que la excepción invalida la regla,el tiempo. Ese maravilloso amigo que te ve en los buenos y en los malos momentos, te ve nacer y te va a ver morir, él y sólo el tiene derecho de juzgarte, soberano de todo, y por eso al fin y al cabo, el tiempo pondrá a cada uno en su lugar.

Y ahora me tengo que despedir, me espera la comida servida en la mesa. Hoy no he cocinado. Sigo con el recuerdo de una ensalada sencilla con un pedazo de pechuga a la plancha que me supo a gloria. Tres cervezas. Dos cafecitos. Dos vasos de agua y mi ojos mirando dos ojos enormes que nunca pude olvidar. 

Me voy antes de que se molesten conmigo. No puedo enfadar al compañero vitalicio. La única solución es afrontar y solucionar el problema, nadie garantiza el éxito, pero te garantiza el no pasarte toda la vida pensando en qué hubiera pasado si lo hubieras hecho. No se garantiza el éxito, a no ser que el exito sea el bienestar propio.

Me repito que la vida es bonita, que merece la pena vivirla.

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