Lukitas el perro de Edith

Mi amado Lukitas,

"Esta fue la primera noche en más de 12 años que he pasado sola, sin tu amorosa compañía. Tu cama todavía está en el suelo, junto a la mía. No... estoy preparada para hacer frente a la fría lozeta que hay debajo. En mi camino a la cama tengo que tomar un momento para estar al lado de tu espíritu, para decirte que te amo más que a nada en el mundo, lo he hecho cada noche, en estos úitimos días viéndote sufrir, por eso y te pido perdón por la decisión que tuve que tomar.
Echo de menos el calor de tu cuerpo y los golpes en mi mano que me dabas mientras masajeaba la parte lateral de tu hociquito. Entonces, como he hecho muchas noches antes, me acuesto en mi cama. Recordando todas esas noches que te levantabas para traer tu pelotita, luego volvías y te acercabas a mi cama para asegurarte de que todavía estaba allí antes de regresar a tu propia cama, te susurraré "te amo" al menos dos veces más para que sepas que estoy cerca a ti. mi amado bebito, mi Lukitas
Mi cerebro me juega malas pasadas en los últimos días. Si veo por el rabillo del ojo algo tirado en el suelo, la aspiradora o un tus juguetes, instintivamente me pongo en modo cautelosa, para tener cuidado y no pisar tu colita.
Cada vez que abro la puerta, mi mente automáticamente busca tu cabeza levantada mirando hacia mí y tus orejitas en alerta para ver qué voy a hacer. Mis propios oídos buscan excitados el lloriqueo emocionado acompañado de un movimiento de cola.
A las 9.30 de la mañana me imaginé verte esperando ansiosamente en la puerta trasera del jardín. ‘Es hora para las aventuras de Lukitas, Udark, Markito’, diría yo, mientras tú corres hacia mí y esperas pacientemente al lado de la camioneta hasta que abra la puerta. Como pensaba estos últimos días podía oír el eco de la voz de los que habían estado y se habían ido. mi también tan amado Markito.

Una a una perdiste tus habilidades para comunicar alegría. Hace 2 días alejaste la cabeza lejos de la comida y tu voz se redujo a un débil gemido. Pero cuando puse mis dedos en tu hociquito, aceptaste comer de mi mano, igualmente beber agua, mientras yo recorría cada dedo de arriba a abajo entre tus ojitos, eras capaz de empujar tu cabeza contra ellos y decir te amo mamá Gringa.

Ayer, te tenía sostenido entre mis brazos, abrazándote fuertemente, me miraste con tanta dulzura que nunca podré olvidar esos ojitos tan tiernos, como cuando te adopté a los 7 meses, eras un torbellino de alegría y energía, correteando por todas partes, así como amabas los paseos en la camioneta a Lima con tu papá Ricardo que se fue a vivir al cielo ya casi 7 años en enero del 2018. 

Después de la primera inyección pudiste encontrar rápidamente la paz. Puse mi mano sobre tu torso, ya que se elevó arriba y abajo con cada respiración tuya, mientras yo estaba rota de saber que ya no vería esos ojitos tan tiernos, esperando mi mano sobre tu cabecita para tirarte tu pelotita.. Apenas unos segundos después de la inyección sentí que tu espíritu pasaba a través de mi cuerpo. Incapaz de contener las lágrimas, lloré lágrimas de alegría por liberarte del sufrimiento. Lloré lágrimas de tristeza por la pérdida de tu amorosa compañía hijito mío.
Lloré y lloro lágrimas de dolor por la inmensa pena que tenía delante de mí. Me consuela el hecho de que tú estás aquí conmigo, pegadito a mi ventana, justo al otro lado donde solías dormir, por eso, anoche te dejé encendido el farol de la jardinera para que no te asustes y no te sientas sólo, pero siempre estarás ahí muy cerquita a mí, mi pedacito de cielo, no puedo alejarme de la ventana para ver que tú estás ahí acompañándome.

Voy a tratar de aceptar lo que viene después. Te llevaré en mi corazón hasta el final de los tiempos. Cada vez que me enfrento a un nuevo reto o camino nuevo, voy a recordar el amor incondicional que me llevó a cuidar de ti, para que lo tengas tú también. Me lo voy a aplicar a mí misma, usando lo que me has enseñado sobre lo que significa ver la vida desde la perspectiva de un perro, pero tú eras más que eso, eras mi amado hijito, Lukitas".

Escrito por mi gran amiga Edith Ebell hace unas horas, antes de despedir el 2017, tiempos muy duros en nuestras vidas, empiezo el 2018 compartiendo su hermoso texto, tan lleno de amor y ternura, porque ella es de mis amigas una de mis bellas y amadas luciernagas.    Lukitas ahora juega en el Cielo de los Perritos, yo lo conoci y era UN angelito de cuatro patitas, enorme y hermoso, amoroso como su madre humana. 

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